Más de 9.000 kilómetros separan la ciudad de Madrid de la de México. Dos países distintos ubicados en sendos continentes, dos culturas pero ...
Roberto Galán, oriundo de Montánchez, lleva casi una década en México, donde viajó en busca de oportunidades.
Más de 9.000 kilómetros separan la ciudad de Madrid de la
de México. Dos países distintos ubicados en sendos continentes, dos
culturas pero una misma pasión: la tauromaquia. Ahora, cuando la
temporada taurina española llega a su fin, muchos matadores de toros se
acercan hasta el aeropuerto de Barajas para viajar hasta América.
La mayoría lo hace a México, Venezuela, Colombia, Ecuador
o Perú durante los meses de noviembre, diciembre, enero o febrero, a
participar de sus ferias más importantes. Son esperados y aclamados en
plazas como La Monumental de México, ubicada en la capital del país,
donde los aficionados sentían auténtica devoción por Manuel Rodríguez
'Manolete' o, más recientemente, por diestros como José Tomás o 'El
Juli', que forjaron su carrera al otro lado del océano Atlántico.
Los toreros consagrados son habituales en los carteles de
las ferias. Viajan en invierno y vuelven a España en marzo para
comenzar la temporada en Olivenza, Valencia o Castellón.
Sin embargo, también existen novilleros y matadores de
toros que acuden a América buscando las oportunidades que no encuentran
en España. Cansados de no ver su nombre anunciado en los carteles ni
siquiera de la feria de su ciudad, hacen las maletas y ponen rumbo a sus
sueños como muchos jóvenes arquitectos, ingenieros, enfermeros o
periodistas se marchan del país buscando un trabajo a cualquier nación
de Europa.
Algunos tienen suerte y América, no sin la dureza propia
de la profesión, les brinda las oportunidades que no encuentran en
España. Se alojan con ganaderos que les ayudan o encuentran el apoyo en
otros compañeros que también se marcharon en busca de tardes de gloria.
Este es el caso de Roberto Galán (Madrid, 1981) un
matador de toros de origen extremeño -su familia procede de Montánchez-
que después de nueve años verá cumplido uno de sus sueños el próximo 6
de enero: confirmar la alternativa en la plaza más importante del
continente, la Monumental de México.
El diestro compartirá cartel con Israel Téllez y Lupita
López, ante toros de La Punta, en un cartel que será para él el mejor
regalo de Reyes desde que empezó su andadura al otro lado del Atlántico,
aunque sus inicios en el mundo del toro se gestaron en su infancia. Su
padre, Germán, un gran aficionado a la tauromaquia compraba cada semana
la revista 'Aplausos'.
El pequeño Roberto ojeaba las páginas de aquella
publicación albergando el sueño de emular a los diestros que en sus
páginas aparecían reflejados. Después, su padre le llevaba con él a Las
Ventas y poco a poco se fue enamorando de la profesión, viendo a los
toreros triunfar, disfrutando de la magia del coso madrileño hasta
decidir que él quería ser como ellos, que su vida estaba destinada al
mundo del toro.
Roberto Galán decidió inscribirse en la Escuela Taurina
de Madrid y para ello tuvo que comunicar a sus padres su decisión. En
casa la noticia sentó bien a Germán, pues él también hubiese querido
dedicarse a la tauromaquia en su juventud, aunque su madre, Toñi, pasó
un mal trago cuando tuvo que firmar ante notario que sería responsable
de cualquier percance que le sucediese a su hijo, algo que la impresionó
profundamente.
En la Escuela Taurina aprendió a coger una muleta o un
capote pero donde realmente se formó fue en el campo bravo extremeño.
Muy pronto comenzó a frecuentar ganaderías como la de Zalduendo
(propiedad de Fernando Domecq y ubicada en las inmediaciones de
Aliseda), Sánchez Ibargüen (cercana a Mérida) o la mítica vacada de
Victorino Martín, en Portezuelo. De hecho, incluso Victorino Martín hijo
echó una mano al joven en sus inicios.
Debutó con picadores en Cantalejo el 16 de agosto de
2002, hace ya una década. Le acompañaban en el cartel Matías Tejela y
Salvador Vega y fue ovacionado cortando una oreja al segundo de su lote,
de la ganadería de María Luisa Paniagua. «Mis inicios fueron muy
bonitos, viví lo que es el toreo en ganaderías, buscándote la vida y
conociendo muchos compañeros y figuras del toreo muchas vivencias»,
explica a HOY Roberto Galán. Esa campaña toreó un total de dieciocho
tardes, llegando incluso a estar anunciado en México DF.
El diestro también recuerda las siete tardes que toreó en
Madrid, una de ellas en la Feria de San Isidro, como los momentos más
importantes de su trayectoria. «Hubo triunfos que me hicieron torear
mucho de novillero», afirma Galán. La primera de sus tardes en Las
Ventas con los del castoreño fue en junio de 2003 ante astados de 'El
Serrano' a los que cortó un apéndice.
Ese mismo año también hizo el paseíllo en Moraleja y un
año después en la feria de Cáceres, en concreto el 22 de mayo y con
novillos de Rubio Martínez. Se llevó una oreja del segundo de su lote.
Sin embargo, a Roberto Galán nunca se le quitó de la
cabeza la tarde en la que toreó por primera vez en la Monumental de
México. Sufrió una cornada grave y decidió marchar a probar suerte en
América. «Mi familia y mis compañeros me apoyaron cuando decidí venir
porque saben que el toreo es mi vida. En principio mi idea era torear en
México la temporada chica de la plaza, y pensaba quedarme unos tres o
cuatro meses», añade.
Aterrizó en América en 2003 y volvió a España para
recuperarse de la grave cornada que sufrió. Sin embargo, pronto volvió a
México y esta vez para quedarse. «No fue fácil. Dejé a mi familia, a
mis amigos, toda mi vida... Todo cambió totalmente porque es otra
cultura y profesionalmente fue volver a empezar», destaca Roberto Galán.
La situación no fue fácil para el novillero. Con 22 años
cumplidos tuvo que empezar de cero, darse a conocer en un país en el que
tuvo que vivir lejos de los suyos. Sin embargo, se sobrepuso a las
dificultades y a base de mucho sacrificio empezó a torear en el
continente americano. «Algunos ganaderos me ofrecieron ir a tentar a sus
casas, y había toreros que me conocían de España, pero debo reconocer
que me tuve que buscar la vida», reconoce. De hecho, incluso le tocó
adaptarse al toro de América, con una embestida más pausada.
«La afición también es distinta. Viven con mucha
intensidad y pasión las faenas cuando uno se entrega en ellas»,
apostilla tras comentar que sienten mucho interés por los diestros
españoles porque su técnica es diferente.
Tras varias campañas toreando por el país azteca tomó la
alternativa en San Miguel el Alto el 29 de septiembre de 2009. Fernando
Ochoa fue el padrino y Arturo Macías el testigo. El astado del doctorado
llevaba por nombre 'Cielito Lindo', un ejemplar cárdeno oscuro de 462
kilos y herrado con el número 731, de la ganadería de Chinampas. Fue
ovacionado tras la lidia de ese ejemplar y recibió los aplausos del
respetable tras estoquear al segundo de su lote y al sobrero de regalo.
«Fue un día muy bonito, porque llevaba mucho tiempo
esperando este momento», relata Roberto Galán. «Consagrarte como matador
de toros -prosigue- fue un paso más en mi carrera y hay muchos que se
quedan en el camino y no llegan a conseguirlo».
Tras este paso de nuevo le tocó abrirse camino y volver a
empezar, en esta ocasión, como matador de toros. Según Galán, el toreo
es difícil desde que una persona decide iniciarse en la profesión y la
suerte influye mucho y tiene un papel determinante.
El diestro oriundo de Montánchez ha llegado a torear en
México, Perú y también en las corridas sin muerte que se han celebrado
en el sur de los Estados Unidos. En su opinión la plaza más importante
de América es la Monumental de México, la más grande del mundo y en la
que recibió su primera cornada.
«Te abre las puertas de este país. Hay otras plazas que
son también muy importantes como la de Aguascalientes o Guadalajara, en
las que también he toreado y he llegado a triunfar en ellas como
novillero», indica.
Sin embargo, su sueño es volver a España como matador de
toros y confirmar su alternativa en Las Ventas. Cree que su tarde en la
capital del país azteca puede ser determinante, pues un triunfo rotundo
en ella facilitaría las cosas también para ver su nombre anunciado en
Madrid. De hecho, ha hablado con el empresario Manuel Chopera y espera
tener su oportunidad.
Sus seres queridos es lo que más echa de menos en
América, y también a Extremadura. «La mayor parte de mi infancia la he
pasado en Montánchez y mi familia procede de ahí. Hay muchos aficionados
y amigos que me quieren y a los que quiero y que siempre confiaron en
mí. Le debo mucho a mi pueblo», señala el matador madrileño.
De hecho, aprovecha la entrevista con HOY para enviarles
un mensaje. «Me gustaría decirles que les extraño mucho, que les quiero y
que son los que me dan vida y fuerzas día a día porque a pesar de estar
tan lejos, siguen confiando en mí y me siguen dando ánimos sabiendo lo
difícil de esta profesión. Tan solo espero no decepcionarles».
Ya falta poco tiempo para esta cita tan importante en
México, un compromiso con el que seguro que ha soñado muchas noches y en
el que ha depositado sueños e ilusiones. Esa tarde, madrugada en
España, sus amigos y familiares trasnocharán para seguir por la radio o
por internet lo que acontece en el coso más importante de América.
Porque a veces para conseguir lo que uno sueña, haya que recorrer más de
9.000 kilómetros...
TÍTULO; OIGO UNA VOZ INTERIOR QUE ME DICE QUE TODAVÍA ME QUEDA BASTANTE POR HACER;
joaquín Achúcarro cumplirá los 80 años en casa
porque tres días después, el próximo domingo, tiene un recital (obras
de Schumann,
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