Iglesias 'non stop'. Los fieles pueden acudir a orar a cualquier hora a la iglesia, foto de la Iglesia de Castuera,.
de San Martín, en Valencia. :: JAVIER PEIRÓ. 1; 2; 3. Valencia ...
de San Martín, en Valencia. :: JAVIER PEIRÓ. 1; 2; 3. Valencia ...
Son las cuatro de la mañana. La temperatura no es mala, pero tampoco invita a salir a la calle un martes de labor. Los pasos de un hombre joven se unen a los sonidos de la noche. El eco de un ladrido lejano, un portal que se cierra, el cepillo de un camión de la limpieza que barre la calle... El solitario caminante se detiene ante las puertas de una iglesia y aprieta un timbre. «Adelante, eres bienvenido a la Casa de Dios». El interior ténuemente iluminado acoge al feligrés en una atmósfera de paz, de recogimiento. Reina el silencio. Se respira sosiego. Tres personas más ocupan los bancos. Cada uno en un sitio diferente como peones en un tablero de ajedrez. «No importa la hora, aquí siempre hay gente rezando», cuenta Miguel Villalba, párroco de la iglesia de San Martín, en Valencia, la última que se ha sumado a la lista de templos abiertos 24 horas al día 365 días al año.
En España ya son 27 iglesias las que no cierran nunca, y como la oferta de esta especie de Opencor eclesiástico va ganando clientes, el número, sin duda, irá a más. ¿Cuál es su éxito? «Aquí ofrecemos un lugar para la oración a cualquier hora del día o de la noche. Está abierto para creyentes y los que no lo son. Solo se pide respeto y silencio». Lo explica Javier Taberner, un psicólogo de 33 años que dedica parte de su tiempo libre a coordinar a los llamados 'adoradores perpetuos', el grupo de voluntarios que se turnan para vigilar la capilla de sol a sol.
Cada uno de los adoradores se compromete a estar allí presente al menos una hora a la semana. Oran y permanecen al servicio de los feligreses, haciendo posible que quien lo desee pueda acercarse un sábado a las cuatro de la tarde... O a las cuatro de la mañana. De madrugada, eso sí, hay que tocar un timbre como en las farmacias de guardia. En esta iglesia valenciana se han apuntado casi 900. La idea es que los templos permanezcan abiertos hasta la noche de los tiempos.. O hasta que Dios quiera.
Obviamente en estas capillas no hay sacerdotes que celebren misas ininterrumpidamente, sino que solo hay una custodia donde se expone la hostia consagrada.
Como incansables centinelas, los cuatro guardianes que esta noche ocupan los bancos de San Martín fijan su mirada ante el Santísimo. En la penumbra, rezan intensamente sin mover los labios. Apenas seis horas antes, en esos mismos maderos se sentaba una docena de mujeres. La exitosa iniciativa pretende «no dejar nunca solo a Jesús» al tiempo que ofrece un remanso de paz lejos de la saturación callejera. También los jóvenes, esos que tanto preocupan al obispo Munilla «porque no creen en Dios», están respondiendo. «Una hora a la semana no es nada. Prefiero venir aquí que salir de fiesta», se sincera Carlos, de 22 años, uno de los voluntarios.
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