En la ciudad siberiana de Tomsk se vende un kit de supervivencia
que incluye cereales, una pastilla de jabón, una navaja, pastillas purificadoras
de agua, un botiquín, velas, cerillas y... una botella de vodka. Vale mil rublos
(unos 25 euros) y ya se han vendido miles.
Lo más divertido al respecto del apocalipsis ha ocurrido en China,
donde se han inventado la solución para sobrevivir al fin del mundo: un refugio
en forma de esfera de alta tecnología, capaz de soportar hasta el Armagedón. Un
antiguo agricultor convertido en fabricante de muebles ha sido el precursor de
esta curiosa iniciativa.
Prohibir los deberes. Esa es la propuesta estrella de la reforma
educativa que prepara el gobierno francés. El presidente François Hollande
argumenta que el trabajo debe hacerse en la escuela, no en casa.
Y que los papás no deben sacarles 'las castañas del fuego' (llámese 'la
castaña' a un análisis morfológico o una división de dos cifras) a sus retoños,
porque eso penaliza a las familias con menos educación y con menos recursos, ya
que los niños no pueden recibir la ayuda de sus padres, de un profesor
particular o de una academia. Hollande invoca el viejo lema republicano de la
égalité. La igualdad debería empezar en las aulas. También la sobrecarga de
trabajo de los pequeños, aunque en Francia solo van al cole cuatro días por
semana (el miércoles es día libre).
La medida es polémica y sigue la
estela de 'revolución de los deberes', con huelgas de 'lápices caídos' de los
padres en Francia y Bélgica el pasado curso. Además, los deberes en
Primaria ya estaban teóricamente prohibidos desde 1956, aunque cada maestro
tiene su librillo y para la mayoría el librillo incluye aún las tareas para
casa.
¿Deberes, sí; deberes, no? ¿Son una condena a trabajos forzosos o una manera
de inculcar el sentido de la responsabilidad?
La reforma francesa ha
reavivado un debate muy enconado en los países que heredaron un modelo de
enseñanza basado en la tradición enciclopédica, como España, Alemania o Rusia,
donde al exceso de lecciones discursivas y una gran carga de horas lectivas hay
que sumar las tareas de propina en el hogar. Total, para cosechar unos
resultados muy mediocres. En otros modelos, como el anglosajón, con clases mucho
más ligeras y mayor autonomía de los estudiantes a la hora de elegir su
itinerario académico, apenas ha calado la controversia. De hecho, los gobiernos
suelen recomendar que no falten los deberes. Aunque sus resultados tampoco son
para tirar cohetes. Ni Gran Bretaña ni Estados Unidos pueden presumir de las
calificaciones de sus adolescentes en PISA, aunque luego sus universidades
marcan la diferencia.
En cuanto a los dos modelos más exitosos, el escandinavo y el de los
países punteros del sudeste asiático son como el día y la noche, aunque
ambos funcionan de maravilla. El primero apenas le da importancia a los deberes
(aunque los hay), el segundo es tan competitivo que es necesario ir a academias
privadas, con lo que el trabajo extraescolar se convierte en realidad en una
doble jornada agotadora para los estudiantes.Aquí se mira con envidia a
Finlandia. Frustrados, muchos padres españoles se preguntan cómo puede ser que
nueve de cada diez niños finlandeses, que han entrado al colegio un año o dos
más tarde (a los siete) que sus hijos, que han dado 1500 clases menos (y,
además, más cortas) y que solo han hecho deberes durante un cuarto de hora (o
como mucho media) al día, se saquen el título de Secundaria, mientras aquí
estamos a la cabeza de la tasa de abandono escolar en Europa.
¿Pueden
ser los deberes por exceso o por defecto un factor determinante?
Lo primero que habría que saber es si estamos agotando y estresando a
los más pequeños. Para muchos niños de cinco a doce años, las 24 horas
del día parecen no ser suficientes. A esas edades, estiman los expertos, es
necesario dormir del orden de once horas diarias. Una media de difícil alcance
en un país donde los escolares salen del colegio entre las cuatro y las cinco de
la tarde y apenas les quedan unas tres horas y media para merendar, bañarse,
cenar, jugar y hacer deberes antes de acostarse. Esto es, para despertarse a las
7.30, deberían estar dormidos a las 20.30. Es una carrera contrarreloj capaz de
'fundir' a padres e hijos. Los niños, entienden los pedagogos, necesitan jugar,
correr, moverse, sorprenderse y descubrir que van superando sus propios límites
tanto o más que estudiar.
La lista de argumentos a favor de la reducción drástica de los deberes no ha
dejado de crecer en los últimos años. El ejemplo de países como Finlandia,
Japón, Dinamarca o la República Checa, donde los maestros suelen asignar pocos
deberes a sus alumnos, ha espoleado esta reclamación. No se trata se argumenta
de ver los deberes como los responsables de los males infantiles, sino su
exceso.
«No es malo que a partir de los siete años los niños dediquen
algún tiempo, no mucho, a ir creando en casa hábitos de trabajo, de lectura, de
creación artística... pero sin agobios, entiende Tomás Andrés Tripero,
profesor de Psicología del Desarrollo y de la Educación en la Universidad
Complutense. Esas actividades intelectuales serán buenas para practicar la
concentración, fundamental para el desarrollo neurológico y cerebral». Una carga
desmesurada, opina Tripero, es contraproducente ya que el niño puede verse
abrumado por una agenda ante la cual se siente desbordado. «De esa manera, el
estudio se convierte en algo terrible y desconcertante, en vez de en una
aventura de descubrimiento y placer».
Y no es solo la cantidad.
«Hay deberes inútiles y pesados que pueden
interpretarse casi como un castigo», subraya Enric Roca, catedrático de
Pedagogía de la Universidad Autónoma de Barcelona. «Deberían ser tareas
atractivas vinculadas a la realidad del mundo, que ayuden a los niños a
reafirmar el aprendizaje que no se haya consolidado en horario escolar o
profundizar y ampliar lo que se haya aprendido». Por ejemplo, algo tan simple
como acompañar a los padres al supermercado y fijarse en las etiquetas de los
alimentos. Qué mejor manera de aprender lo que son las proteínas o las grasas y
al mismo tiempo adquirir hábitos de consumidor responsable.
Pero no se trata de desterrar por completo esta práctica del sistema
educativo. Profesionales como Joan Miquel Sala, presidente de la Asociación
Castellano-Leonesa de Psicología y Pedagogía, creen que se deben hacer deberes
en Secundaria. «Entre una y dos horas no es un tiempo excesivo. Cuando hacen los
deberes fuera del aula, los niños se enfrentan a dificultades que tienen que
superar. Desarrollan el esfuerzo personal y la autonomía».
«Los deberes también sirven para que los padres se enteren de lo que
hacen sus hijos, estableciendo con ellos una relación de colaboración. Los
niños, a su vez, ven que a sus padres les preocupa lo que hacen en la escuela y
se implican», advierte el catedrático Enric Roca, subrayando la
importancia de la complicidad entre padres e hijos. «A padres implicados
corresponden, por regla general, alumnos eficientes», añade Sala, aunque matiza
que no se trata de sentarse y hacer con ellos la tarea, sino de ayudar en casa a
crear hábitos de disciplina y trabajo. «La familia debe tutelar la realización
de las tareas escolares», dice Sala.
Es lo que hace Pablo Gortázar, un padre de dos niñas, de 10 y 13 años, que se
indigna al ver que
«de la hora y media que la mayor, extremadamente
responsable, pasaba haciendo sus deberes, 20 minutos los dedicaba a copiar en
rojo los títulos de los ejercicios, por exigencia de su profesor».
Gortázar emprendió la búsqueda de un centro educativo donde su hija pequeña no
necesitara emplear más de media hora al día en hacer sus deberes. Los deberes,
al igual que no deben acaparar el tiempo libre, tampoco pueden privar a los
niños de clases extraescolares como deporte o música.
«Pero los deberes no son el único 'villano' que impide a los niños disfrutar
de entretenimiento de calidad», incide Tripero.
Pasar demasiado tiempo
ante la televisión, las videoconsolas, las tabletas o los smartphones es también
muy perjudicial. «Lo único que hacen es saturar los sistemas
perceptivos». Los padres deben poner los límites para que el tiempo del
niño tampoco se vaya por el desagüe con lo electrónico. Hay estudios que asocian
el aumento del sedentarismo y la obesidad a la excesiva carga de tareas.
Prenderá la llama revolucionaria francesa en España? Los padres están
muy divididos. «Provocan desigualdades sociales», comenta Jesús María
Sánchez, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y
Madres de Alumnos (Ceapa) que representa a más de tres millones de familias y el
cual aplaude las reivindicaciones y medidas que llegan desde el país
vecino.
«Y crean tensiones entre padres e hijos. Muchas veces, para
poder hacer los deberes, se quedan sin jugar, por lo que generan
rechazo». La otra gran confederación, Concapa, advierte, sin embargo,
que eliminar los deberes «acarreará más fracaso escolar». Esta asociación
católica defiende que los deberes «refuerzan la capacidad de razonamiento y
memoria en los niños; puede cuestionarse si la carga de trabajo que conllevan es
o no excesiva, pero la supresión sería una gran irresponsabilidad».
Los deberes en el mundo
España: ¿Hay que hacer deberes? Sí. De 1,5 a 3 horas diarias de
media. Horas pasadas en la escuela desde los 7 a los 14 años: 7300.
Fracaso escolar (no terminan la Secundaria): 26,5%. Ranking en PISA: 33.
Finlandia: ¿Hay que hacer deberes? Sí. Muy ligeros: de 15 a 30
minutos. Horas en la escuela desde los 7 a los 14 años: 5700. Fracaso
escolar (no terminan la Secundaria): 9,8%. Ranking en PISA: 3.
Corea del Sur: ¿Hay que hacer deberes? Sí. Mínimo 3 o 4 horas, pero
se hacen en academias, no en casa. Horas lectivas de los 7 a los 14
años: 5900. Fracaso escolar (no acaban Secundaria): 2%. Ranking en PISA: 2.
Francia: ¿Hay que hacer deberes? No, están prohibidos en Primaria,
pero muchos profesores se saltan esta norma. El Gobierno propone ahora
que por ley todas las tareas se realicen en la escuela. Horas lectivas de los 7
a los 14 años: 7400. Fracaso escolar: 12%. Ranking en PISA: 21.
Reino Unido: ¿Hay que hacer deberes? Sí. El Gobierno recomienda de
1,5 horas (en Primaria) a 2,5 (Secundaria). Horas lectivas de los 7 a
los 14 años: 7150 Fracaso escolar: 15%. Ranking en PISA: 26.
Alemania: ¿Hay que hacer deberes? Sí, y los padres se quejan de que
los niños pasan más horas en clase y haciendo deberes (38,5 semanales) que con
ellos (18). Horas lectivas de los 7 a los 14 años: 6300. Fracaso
escolar: 11,5%. Ranking en PISA: 19.
Dinamarca: ¿Hay que hacer deberes? No. Los colegios no pueden mandar
deberes para los fines de semana. Horas lectivas: 6500. Fracaso
escolar: 9,6%. Ranking en PISA: 2
Cuatro modelos de educación: Así funcionan
El modelo continental. El más seguido en España
La tradición enciclopédica y memorística francesa que importaron España,
Alemania...
Pocos descansos. Muchas materias. Abundancia de lecciones
discursivas del profesor, con toma de apuntes y exámenes en los que hay que
responder al pie de la letra. Currículos tan cargados que no hay manera
de completarlos sin refuerzo extraescolar. No es extraño que la 'revolución de
los deberes' haya surgido en Francia. Los padres creen que les restan demasiado
tiempo libre a sus hijos... y a ellos, porque tienen una mayor tendencia a
ayudarlos: la estructura familiar es más protector
El modelo anglosajón. Premio a la creatividad
Británicos y estadounidenses aconsejan que los niños trabajen una hora y
media en casa y dos horas y media si van al instituto. Así equilibran un sistema
en el que las clases son bastante ligeras frente al modelo continental.
Se intenta no 'quemar' a los alumnos con un exceso de carga académica,
aunque esto ha conllevado una caída en el nivel de las asignaturas
técnicas. Las tareas de casa tienen un gran valor en la nota y se
premia la creatividad; al contrario que en el modelo continental, donde se
consideran una obligación y su incidencia solo suele tener carácter penalizador
si no se hacen.
El modelo escandinavo. Menos horas lectivas
No hay sobrecarga de horas lectivas (un niño finlandés tendrá unas
1500 horas menos de clase que un español para sacarse la Secundaria). Las clases
son cortas. Muchos recreos y descansos. Relajadas y con prácticas
variadas. Se huye de la memorización. Y no hay obsesión por evaluar
continuamente. La única obsesión de este sistema es detectar cuanto antes a los
niños con dificultades de aprendizaje para garantizar la igualdad de
oportunidades. Pocos exámenes y con escasa trascendencia. Se mandan algunas
tareas para casa, pero muy ligeras. Eso sí, es impensable que no las lleven
hechas.
El modelo asiático. El poder de la exigencia
Los alumnos reciben clases privadas después del horario escolar: el
90 por ciento de los coreanos, el 85 en Hong Kong y el 97 en Singapur.
Así que los deberes no se suelen hacer en casa, sino en las academias. Y eso a
pesar de que en los colegios el horario suele ser de mañana y tarde. Los
estudiantes llegan a casa exhaustos, sobre las ocho de la noche. El sistema es
muy competitivo. Se sigue la tradición confuciana, que premia el mérito. Los
padres ni se plantean que no haya deberes. Las clases son tensas. Se pregunta la
lección. Se castiga. Los exámenes son a cara de perro. Generan un gran nivel de
angustia. Alto índice de suicidios.
Dos expertos, dos posturas,
Pamela Sammons Lleva 30 años investigando diferentes métodos de
educación. Titular del Departamento de Educación de la Universidad de Oxford
desde 2009.
XL. ¿Los deberes pueden ser contraproducentes?
P.S. Hacer deberes promueve el progreso y el rendimiento de
los alumnos. Refuerzan los conocimientos adquiridos en clase y también fomentan
el aprendizaje independiente y la autorregulación.
XL. ¿A qué edad hay que empezar?
P.S. Nuestros resultados se aplican a estudiantes de
Secundaria, pero también hemos hallado efectos positivos en edades tempranas.
XL. ¿Quiénes se benefician más de los deberes: los alumnos brillantes
o los que tienen dificultades?
P.S. Todos, tanto los que sacan buenas notas como los que
no, se benefician.
XL. ¿Es excesiva la cantidad de deberes que se mandan?
P.S. El horario escolar es breve en muchos países. Y el
tiempo que, por ejemplo en Inglaterra, se invierte en trabajo académico a veces
no pasa de tres horas y media de las seis que están en el colegio. Por eso,
invertir una hora al día en hacer deberes es importante.
XL. ¿Deberes es igual a resultados académicos?
P.S. Una de las razones por las que los niños chinos e
indios tienen mejores resultados es que invierten más tiempo en hacer deberes.
Tiene que ver tanto con el esfuerzo como con la capacidad de los alumnos. ¡Los
colegios privados suelen tener mejores resultados porque ponen más énfasis en
los deberes!
XL. Algunos aseguran que los deberes discriminan a las clases más
humildes.
P.S. La investigación demuestra que los padres de clase
trabajadora pueden ayudar a sus hijos a tener éxito 'contra viento y marea' por
tener grandes aspiraciones para ellos. Los niños procedentes de medios
desfavorecidos que obtuvieron buenos resultados fueron respaldados por padres
que valoran el aprendizaje y alientan sus actividades extracurriculares.
Su estudio. El estudio, realizado por los académicos del
Instituto de Educación de Oxford y el Birkbeck College de la Universidad de
Londres, ha seguido la evolución durante los últimos 15 años de 3000 niños desde
Preescolar hasta los 14 años. Y concluye que dos horas diarias de deberes y
estudio mejoran las califica-ciones escolares.
Harris Cooper. Eminencia mundial en educación. Doctor en psicología
social y profesor de psicología en la Universidad de Duke (Estados
Unidos)
XL. ¿Los deberes pueden ser contraproducentes?
P.S. En su justa medida pueden ser beneficiosos, pero si son
demasiados generan estrés y tienen un efecto negativo en el rendimiento
académico y en la actitud hacia la asignatura.
XL. Pero fomentan valores como el esfuerzo, ¿no?
P.S. Desde luego. Pero si son excesivos generan fricción y
peleas con los padres. Tanto el tiempo como las tareas tienen que depender de la
edad del niño y de su nivel de desarrollo.
XL. ¿Y cuánto tiempo es recomendable?
P.S. ¡Apliquemos la regla de los diez minutos! Los niños de
seis años empiezan con diez minutos diarios y cada año se van sumando diez
minutos más.
XL. ¿En qué asignaturas se debe hacer más énfasis?
P.S. Los deberes tienen que ser variados. Son muy útiles
aquellos que ayudan a los niños a aprender a través de la práctica. ¡Apliquemos
las matemáticas a su deporte favorito!
XL. ¿Quiénes se benefician más de los deberes: los alumnos brillantes
o los que tienen dificultades?
P.S. Ambos, pero para ello los profesores tienen que valorar
la capacidad de cada estudiante cuando mandan trabajo para casa. La misma tarea
en la que el alumno notable brillará, puede llevar al mal estudiante a la
frustración.
XL. En Finlandia apenas mandan deberes, en China obligan a hacer
muchos; pero ambos tienen buenos resultados académicos.
P.S. Cuando se comparan los resultados académicos de dos
países, no se puede evaluar un único aspecto. No se trata solo del tiempo que
cada niño invierte en hacer deberes, sino del tiempo que están en el colegio, la
enseñanza fuera del aula que imponen los padres y, en general, el sistema de
valores culturales de cada país. ¡No se puede tomar un solo factor educacional y
atribuirle toda la responsabilidad!
Su estudio. Su investigación sobre las tareas escolares ha
arrojado una conclu-sión: la correlación entre la cantidad de deberes y el éxito
escolar es muy pequeña en la Enseñanza Primaria y solo moderada en la
Secundaria. Sus recomendaciones han tenido su traducción en políticas educativas
en todo Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario