Con campo de golf si era en el interior y con puerto deportivo si era
en la costa. Las urbanizaciones planeadas en el esplendor de la burbuja
inmobiliaria se vendían mucho mejor si el ladrillo iba acompañado de una
golosina con un vago regusto a deporte de alto 'standing'. Iñaki Urdangarin lo
sabía y por eso el proyecto de crear una macrourbanización en los parques
protegidos de El Saler y de La Albufera que planteó en 2005 a la Generalitat
valenciana incorporaba, entre otros muchos elementos, una dársena para
embarcaciones de recreo. El plan no difería mucho de los miles de proyectos que
circulaban aquellos años en el bucle envenenado que recorría los despachos de
contratistas, concejales, promotores y consejeros autonómicos. Lo que lo hacía
distinto era que tenía el aval de un integrante de la Familia Real, algo que sin
duda abre muchas puertas.
La declaración el pasado martes del dirigente del PP Esteban González
Pons ante el juez que instruye el caso Noós reveló que la fundación que
copresidía el duque de Palma también probó fortuna en el terreno de la promoción
inmobiliaria. Noós y la Fundación Metrópoli, reconoció Pons, mantuvieron varios
encuentros con la Generalitat para tratar de llevar adelante un proyecto
urbanístico en terrenos protegidos por su valor medioambiental. El plan
contemplaba una completa reordenación del litoral desde el parque de la Albufera
hasta Sagunto con el señuelo de hacer de Valencia una subsede olímpica para
competiciones marítimas. Además de muchas casas, canales artificiales para
regatas e incluso un trazado para un monorraíl, incorporaba un puerto deportivo
con vocación de albergar embarcaciones olímpicas.
«La fiebre de los puertos deportivos es inseparable de la burbuja
inmobiliaria y ya vemos a dónde nos ha conducido todo aquello», resume Pilar
Marcos, responsable de los informes sobre la situación del litoral español que,
bajo el título 'Destrucción a toda costa', Greenpeace elabora anualmente desde
2001. Los estudios, una radiografía lúcida y pormenorizada de los desastres
perpetrados en la época del ladrillo, se detienen también en el capítulo de las
dársenas para embarcaciones de recreo. «Hacia el año 2006 -recuerda la activista
de Greenpeace- contabilizamos un centenar de proyectos de puertos deportivos,
muchos de ellos asociados a urbanizaciones, que sumaban 40.000 nuevos amarres.
Era una cifra totalmente disparatada no solo por lo que suponía de agresión
ambiental, sino porque no respondía a una demanda real».
Orden judicial
Greenpeace no sabe a ciencia cierta cuántos de aquellos proyectos
salieron adelante. Algunos, muy pocos, fueron paralizados por orden judicial
debido a su impacto medioambiental -es el caso de la ampliación del puerto Luis
Campomanes, en Altea (Alicante)-, pero la mayoría se quedaron en el camino
debido a la crisis. El cruce de los datos de la organización ecologista y los de
la Federación Española de Asociaciones de Puertos Deportivos revela que más de
la mitad de las cien dársenas planeadas en 2006 están paralizadas.
En 2011 se contabilizaban un total de 361 puertos deportivos con
130.555 amarres (323 dársenas y 107.772 plazas en 2006). La crisis, como era
previsible, ha dejado el sector hecho unos zorros. En los puertos del litoral
andaluz, por ejemplo, la ocupación ha descendido hasta el 60% a pesar de que los
precios de los alquileres de los amarres han bajado hasta un 72,4% en provincias
como Cádiz. «Hay más oferta que demanda», admitía hace unas semanas José Carlos
Martín, presidente de la Asociación Marinas de Andalucía.
En materia de venta de embarcaciones las cosas no van mucho mejor. La
curva marca una línea claramente descendente desde 2008. El año pasado se
vendieron un 12% de barcos menos que en 2011. Quienes pronosticaban un
crecimiento imparable de la náutica deportiva en nuestro país se han dado de
bruces con la realidad. «Hay miles de amarres vacíos con el problema añadido de
que muchos propietarios dejan abandonadas sus embarcaciones en los muelles
porque no pueden hacer frente a los gastos», observa Pilar Marcos. «Esos barcos
abandonados son verdaderas bombas de relojería porque nadie los retira y se van
deteriorando hasta hundirse con multitud de fluidos contaminantes -aceite,
gasóleo, gasolina...- en su interior».
días al año suelen navegar los propietarios de embarcaciones de
recreo en España. «Somos marineros domingueros», dicen desde Greenpeace, que
creen que ese índice de uso no justifica la construcción de puertos
deportivos.
En el litoral andaluz la ocupación ha descendido un 60% y la oferta
de plazas supera con creces la demanda.
Entre 2008 y 2011 las tarifas de alquiler de amarres han bajado un
72,4% en Cádiz, un 60,3% en Almería y un 32,8% en Málaga.
TÍTULO: DE FICHA AMARILLA A CONEJITA PLAYBOY,.
DE FICHA AMARILLA A CONEJITA PLAYBOY,.
-
A esta fiesta no están invitados los niños. Más bien, los que una vez fueron niños, allá por los 80. Aquellos que hoy siguen poniendo lasA esta fiesta no están invitados los niños. Más bien, los que una vez fueron niños, allá por los 80. Aquellos que hoy siguen poniendo las canciones de Parchís en casa, ahora para sus hijos, mientras ellos intentan contener los ojos dentro de las órbitas repasando las curvas de Yolanda Ventura en el nuevo número de la edición mexicana de 'Playboy'. Aquellos que se repiten, una y otra vez, cómo es posible que aquella niña que cantaba y bailaba sobre un tablero, la ficha amarilla, de la que prácticamente no se había vuelto a saber nada -a este lado del charco-, se haya transformado en semejante bellezón. Y con tan poca ropa. Yolanda, hija del célebre trompetista catalán Rudy Ventura, se convirtió junto a Tino, Gemma, David y Óscar en un fenómeno de masas gracias al éxito mundial de canciones como 'Comando G' o 'Cumpleaños feliz'. Después se marchó a México, donde creció como actriz de telenovelas: 'Muchachitas', 'El abuelo y yo', 'Corazón salvaje' o, más recientemente, 'La que no podía amar' y 'Amor bravío'. Yolanda Ventura, que se casó, se divorció y hoy tiene un hijo de 15 años, ha dejado claro que esto lo ha hecho por dinero, «para pagar la hipoteca», y que lo que realmente quiere es «una carrera seria de actriz, romper esa imagen que tiene el público de mí, como si me hubiera dedicado toda la vida a los niños, cuando no es cierto». Por si acaso, avisa en su Twitter: «Si alguien de más de 35 años tiene un conflicto por verme en 'topless' no es que tenga un problema conmigo... ¡Es que tiene problemas!». Será alguien que nunca jugó al parchís.
No hay comentarios:
Publicar un comentario