
REGIONAL
Una tonelada de hierro y chapa convertida en remolque agrícola
Un medio de transporte de este tipo
se construye en una semana y puede costar hasta 15.000 euros. En las
instalaciones ubicadas en La Albuera fabrican unos 35 al año
Muchos de los remolques agrícolas que nos cruzamos en las
carreteras se hacen en Extremadura. Concretamente, en La Albuera. En esa
localidad situada a unos 25 kilómetros de Badajoz hay una empresa, José
Luis Díaz Habela, que sabe cuáles son los pasos a seguir para convertir
miles de kilos de hierro en un vehículo que incluso puede llegar a
transportar animales.
En una fábrica en la que hoy apenas trabajan tres empleados
construyen unos 35 remolques al año. «En 2004, llegábamos a elaborar 80
y hemos contado hasta con 18 trabajadores», confiesa José Luis Díaz,
actual gerente de esta empresa familiar que conoce al detalle la
evolución de un sector que también ha notado los efectos de la crisis
económica.
Aunque la producción es menor, el proceso sigue siendo el
mismo. Primero recepcionan la materia prima que llega desde Zaragoza y
Santander. Para un remolque se necesitan cuatro ruedas, cuatro
ballestas, un cilindro telescópico, dos ejes y un rodete.
Además de esos accesorios, son necesarios 1.000 kilos de
hierro con los que se fabrica el chasis. Seguidamente, se cortan y
punzan los componentes con una técnica que puede realizar 70 agujeros en
una hora en las diferentes piezas que se utilizan para fabricar un
remolque, que estará compuesto por 12 'cartolas', o lo que es lo mismo,
chapa que cubre los laterales del vehículo. Para hacer una de ellas se
corta la materia prima que compran en almacenes de Extremadura y le dan
forma.
Luego llega el momento de soldar y ensamblar las diferentes
partes, es decir, hay que montar el remolque. Primero el chasis y tras
él las ballestas, los ejes, las ruedas, las puertas y el cilindro de
elevación. Una vez que todo cuadra, se eleva con la grúa para que su
color negro y gris pase a ser amarillo, verde, rojo. Es el momento de
pintar un vehículo que puede llegar a pesar entre 4.000 y 15.000 kilos, e
incluso puede soportar 20 toneladas de peso.
Con el nuevo color, el remolque está a punto de ser
entregado a un cliente que puede llegar a pagar por él desde 3.000 hasta
15.000 euros. «Ahora suelen buscar bastantes de segunda mano y antes de
comprar uno nuevo la gente prefiere reparar el suyo», afirma José Luis,
quien reconoce que hay personajes conocidos que cuentan con remolques
fabricados por él. Es el caso de toreros como Julián López 'El Juli' y
Miguel Báez 'El Litri', y cantantes como Miguel Bosé.
Para realizar todo este proceso es necesario una semana. En
ese tiempo compaginan la fabricación con reparaciones y la elaboración
de otros productos. Entre ellos, remolques de velocidad y van de
caballos. Estos últimos pueden llegar a construirlos en 24 horas y tres
días, respectivamente.
El último paso para tener el remolque agrícola a punto
consiste en darle un toque de luz. Con los faros instalados ya podrán
verlo si se cruzan con él en alguna de las carreteras extremeñas y
castellanos leonesas, las dos regiones españolas donde más se
comercializa este tipo de producto.
Cuando Javier Rubio le contaba a sus conocidos que quería dedicarse a hacer pedales que distorsionan sonidos de guitarra, muchos no lo ...
«Me encantaría que el guitarrista Steve Vai tuviera un pedal mío»
Javier Rubio fabrica un complemento para guitarra eléctrica que produce distintos efectos musicales
Cuando Javier Rubio le contaba a sus conocidos que quería
dedicarse a hacer pedales que distorsionan sonidos de guitarra, muchos
no lo entendían. Otros más incrédulos se pensaban que simplemente se
trataba de una afición que nunca se convertiría en trabajo. Nunca se
imaginaron que una persona, desde el municipio cacereño de Trujillo,
podía vivir de eso. Sin embargo, la realidad es otra. Ha demostrado que
eso es posible con su empresa 'Servus Pedale'.
Este amante de la música, teclista del grupo extremeño 'La
sexta ronda' y licenciado en Ingeniería de Telecomunicaciones por la
Universidad de Extremadura fabrica, de principio a fin, un complemento
para tocar la guitarra eléctrica que consiste en un circuito electrónico
que produce distintos efectos musicales. Se trata de una pequeña caja
metálica usada por músicos de instrumentos de cuerda que sirve para
alterar la calidad del sonido o timbre de la señal de entrada. Se llaman
pedales porque están situados en el suelo y tienen grandes botones en
la parte superior que son activados presionando con el pie, dejando
libres las manos para poder seguir tocando.
«Me empecé a interesar por la electrónica y el audio. Luego
montaba piezas que normalmente acababa estropeando. Aprendí por mi
cuenta, con libros y a través de manuales en Internet. Al principio, mis
pedales sonaban fatal y tarde mucho tiempo en que uno sonara bien»,
cuenta Javier Rubio.
Ahora ya conoce la técnica a la perfección y puede hacer
dos o tres al día. El producto lo elabora en su propia casa.
Concretamente en una sala que se convierte en su espacio creativo y su
taller. En ella diseña la parte externa e interna del pedal,
seguidamente monta la placa, suelda todos los componentes y los
introduce en la caja. Más tarde embala el producto y lo envía al
cliente.
Él vende por 150 euros un producto cuyo precio de coste ronda los 70. La mayoría de las piezas las pide a Alemania.
Los comienzos
Javier Rubio confiesa que los principios «fueron duros».
Empezó a vender hace dos años en foros de Internet y a través de
plataformas de compra en la Red . Al principio las ventas se hacían a
cuentagotas. Sin embargo, hoy ya ha conseguido más contactos y en su
agenda aparecen nombres como el del grupo Amaral y el guitarrista
extremeño Manu Herrera.
Gracias al conjunto aragonés, su producto se empezó a
conocer más. «Hay un grupo de Madrid que se llama The Bleach. Con ellos
tenía contactos a través de foros y, Samuel Olivares, guitarrista de la
banda me pidió que les hiciera un pedal. Por su parte, el guitarrista de
Amaral les había grabado el último disco y en el estudio le preguntó
por la pieza que yo había elaborado. A partir de ese momento, Amaral me
ha comprado ya seis pedales», explica Rubio, quien confiesa que al
principio sólo hacía copias de productos que ya existían.
Ahora puede presumir de tener uno ideado completamente por
él. Es sencillo en cuanto al diseño y tiene dos modos: uno más tranquilo
para hacer estilos musicales como el jazz, y blues, y otro con una
distorsión al estilo británico de los años 80. De este modelo que empezó
a comercializar en noviembre de 2012 ha vendido 80 unidades.
Algunas de ellas han cruzado las fronteras españolas y han
conocido países como Alemania e Inglaterra. Actualmente, Javier se está
centrando en firmar acuerdos con tiendas. Sin embargo, tiene aún muchos
sueños que cumplir. «Me encantaría que Steve Vai tuviera un pedal mío.
Lo tengo en Facebook», detalla Javier Rubio. Él espera que no sea muy
complicado contactar con el guitarrista de rock estadounidense.
Mientras tanto está ultimando un nuevo pedal que emula un
delay, un efecto de sonido que consiste en la multiplicación y retraso
modulado de una señal sonora. Para ponerlo a la venta, simplemente está
esperando las carcasas que pintan en una fábrica de Suiza con una
pintura especial.
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