domingo, 8 de septiembre de 2013

Una tonelada de hierro y chapa convertida en remolque agrícola,./ «Me encantaría que el guitarrista Steve Vai tuviera un pedal mío»


Una tonelada de hierro y chapa convertida en remolque agrícolaMuchos de los remolques agrícolas que nos cruzamos en las carreteras se hacen en Extremadura. Concretamente, en La Albuera. En esa ...
 

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Una tonelada de hierro y chapa convertida en remolque agrícola

Un medio de transporte de este tipo se construye en una semana y puede costar hasta 15.000 euros. En las instalaciones ubicadas en La Albuera fabrican unos 35 al año


Muchos de los remolques agrícolas que nos cruzamos en las carreteras se hacen en Extremadura. Concretamente, en La Albuera. En esa localidad situada a unos 25 kilómetros de Badajoz hay una empresa, José Luis Díaz Habela, que sabe cuáles son los pasos a seguir para convertir miles de kilos de hierro en un vehículo que incluso puede llegar a transportar animales.
En una fábrica en la que hoy apenas trabajan tres empleados construyen unos 35 remolques al año. «En 2004, llegábamos a elaborar 80 y hemos contado hasta con 18 trabajadores», confiesa José Luis Díaz, actual gerente de esta empresa familiar que conoce al detalle la evolución de un sector que también ha notado los efectos de la crisis económica.
Aunque la producción es menor, el proceso sigue siendo el mismo. Primero recepcionan la materia prima que llega desde Zaragoza y Santander. Para un remolque se necesitan cuatro ruedas, cuatro ballestas, un cilindro telescópico, dos ejes y un rodete.
Además de esos accesorios, son necesarios 1.000 kilos de hierro con los que se fabrica el chasis. Seguidamente, se cortan y punzan los componentes con una técnica que puede realizar 70 agujeros en una hora en las diferentes piezas que se utilizan para fabricar un remolque, que estará compuesto por 12 'cartolas', o lo que es lo mismo, chapa que cubre los laterales del vehículo. Para hacer una de ellas se corta la materia prima que compran en almacenes de Extremadura y le dan forma.
Luego llega el momento de soldar y ensamblar las diferentes partes, es decir, hay que montar el remolque. Primero el chasis y tras él las ballestas, los ejes, las ruedas, las puertas y el cilindro de elevación. Una vez que todo cuadra, se eleva con la grúa para que su color negro y gris pase a ser amarillo, verde, rojo. Es el momento de pintar un vehículo que puede llegar a pesar entre 4.000 y 15.000 kilos, e incluso puede soportar 20 toneladas de peso.
Con el nuevo color, el remolque está a punto de ser entregado a un cliente que puede llegar a pagar por él desde 3.000 hasta 15.000 euros. «Ahora suelen buscar bastantes de segunda mano y antes de comprar uno nuevo la gente prefiere reparar el suyo», afirma José Luis, quien reconoce que hay personajes conocidos que cuentan con remolques fabricados por él. Es el caso de toreros como Julián López 'El Juli' y Miguel Báez 'El Litri', y cantantes como Miguel Bosé.
Para realizar todo este proceso es necesario una semana. En ese tiempo compaginan la fabricación con reparaciones y la elaboración de otros productos. Entre ellos, remolques de velocidad y van de caballos. Estos últimos pueden llegar a construirlos en 24 horas y tres días, respectivamente.
El último paso para tener el remolque agrícola a punto consiste en darle un toque de luz. Con los faros instalados ya podrán verlo si se cruzan con él en alguna de las carreteras extremeñas y castellanos leonesas, las dos regiones españolas donde más se comercializa este tipo de producto.


Cuando Javier Rubio le contaba a sus conocidos que quería dedicarse a hacer pedales que distorsionan sonidos de guitarra, muchos no lo ...
 

«Me encantaría que el guitarrista Steve Vai tuviera un pedal mío»REGIONAL

«Me encantaría que el guitarrista Steve Vai tuviera un pedal mío»

Javier Rubio fabrica un complemento para guitarra eléctrica que produce distintos efectos musicales

Cuando Javier Rubio le contaba a sus conocidos que quería dedicarse a hacer pedales que distorsionan sonidos de guitarra, muchos no lo entendían. Otros más incrédulos se pensaban que simplemente se trataba de una afición que nunca se convertiría en trabajo. Nunca se imaginaron que una persona, desde el municipio cacereño de Trujillo, podía vivir de eso. Sin embargo, la realidad es otra. Ha demostrado que eso es posible con su empresa 'Servus Pedale'.
Este amante de la música, teclista del grupo extremeño 'La sexta ronda' y licenciado en Ingeniería de Telecomunicaciones por la Universidad de Extremadura fabrica, de principio a fin, un complemento para tocar la guitarra eléctrica que consiste en un circuito electrónico que produce distintos efectos musicales. Se trata de una pequeña caja metálica usada por músicos de instrumentos de cuerda que sirve para alterar la calidad del sonido o timbre de la señal de entrada. Se llaman pedales porque están situados en el suelo y tienen grandes botones en la parte superior que son activados presionando con el pie, dejando libres las manos para poder seguir tocando.
«Me empecé a interesar por la electrónica y el audio. Luego montaba piezas que normalmente acababa estropeando. Aprendí por mi cuenta, con libros y a través de manuales en Internet. Al principio, mis pedales sonaban fatal y tarde mucho tiempo en que uno sonara bien», cuenta Javier Rubio.
Ahora ya conoce la técnica a la perfección y puede hacer dos o tres al día. El producto lo elabora en su propia casa. Concretamente en una sala que se convierte en su espacio creativo y su taller. En ella diseña la parte externa e interna del pedal, seguidamente monta la placa, suelda todos los componentes y los introduce en la caja. Más tarde embala el producto y lo envía al cliente.
Él vende por 150 euros un producto cuyo precio de coste ronda los 70. La mayoría de las piezas las pide a Alemania.
Los comienzos
Javier Rubio confiesa que los principios «fueron duros». Empezó a vender hace dos años en foros de Internet y a través de plataformas de compra en la Red . Al principio las ventas se hacían a cuentagotas. Sin embargo, hoy ya ha conseguido más contactos y en su agenda aparecen nombres como el del grupo Amaral y el guitarrista extremeño Manu Herrera.
Gracias al conjunto aragonés, su producto se empezó a conocer más. «Hay un grupo de Madrid que se llama The Bleach. Con ellos tenía contactos a través de foros y, Samuel Olivares, guitarrista de la banda me pidió que les hiciera un pedal. Por su parte, el guitarrista de Amaral les había grabado el último disco y en el estudio le preguntó por la pieza que yo había elaborado. A partir de ese momento, Amaral me ha comprado ya seis pedales», explica Rubio, quien confiesa que al principio sólo hacía copias de productos que ya existían.
Ahora puede presumir de tener uno ideado completamente por él. Es sencillo en cuanto al diseño y tiene dos modos: uno más tranquilo para hacer estilos musicales como el jazz, y blues, y otro con una distorsión al estilo británico de los años 80. De este modelo que empezó a comercializar en noviembre de 2012 ha vendido 80 unidades.
Algunas de ellas han cruzado las fronteras españolas y han conocido países como Alemania e Inglaterra. Actualmente, Javier se está centrando en firmar acuerdos con tiendas. Sin embargo, tiene aún muchos sueños que cumplir. «Me encantaría que Steve Vai tuviera un pedal mío. Lo tengo en Facebook», detalla Javier Rubio. Él espera que no sea muy complicado contactar con el guitarrista de rock estadounidense.
Mientras tanto está ultimando un nuevo pedal que emula un delay, un efecto de sonido que consiste en la multiplicación y retraso modulado de una señal sonora. Para ponerlo a la venta, simplemente está esperando las carcasas que pintan en una fábrica de Suiza con una pintura especial.

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