Sabes que la diferencia entre un principio de curso triste y otro deslumbrante la puede marcar el triptófano? Descubre cómo incorporar a tu ...
Septiembre suele llegar acompañado de sensaciones de ansiedad,
decaimiento, irritabilidad, cambios de humor... No, no es que se trate
de un mes maldito, pero todo lo que trae consigo –vuelta al cole, al
trabajo, a la rutina, al agobio, a los días más cortos, a los primeros
fríos– nos hace más vulnerables al abatimiento. Con esa manía
que tenemos de darle un nombre pomposo a cuanto nos sucede, en los
últimos años hemos empezado a hablar del síndrome o trastorno de estrés
postvacacional; posiblemente sea exagerado hablar en estos términos de
lo que supone el fin del verano, pero para muchos de nosotros se trata,
sin duda, de un momento de bajón. Y podemos resignarnos e ir
readaptándonos con mayor o menor entereza, o echarle un cable a nuestro
organismo a través de nuestra alimentación.
¿Cómo? Regulando nuestros niveles de triptófano. Pero seguramente tendremos que empezar por aclarar qué es esta sustancia. Tal
y como nos explican el dr. Baltasar Ruiz-Roso y la psicóloga Marisa
Bosqued, autores del libro “Triptófano, el secreto para volver a ser tú”
(Ed. Amat), Detrás este nombre se esconde “uno de los 20
aminoácidos necesarios para formar todas y cada una de las proteínas de
los seres vivos, y uno de los 10 llamados aminoácidos esenciales.
Ser “esencial” significa que no se puede fabricar en nuestro propio
cuerpo, sino que debe ser necesariamente incorporado a nuestro organismo
a través de la dieta. Por ello, su ingesta insuficiente o su acelerado
metabolismo producen una rápida reducción de sus niveles, con
consecuencias muy negativas para la salud”.
El gran potenciador
Así pues, el triptófano es un aminoácido esencial y debemos buscarlo en nuestra nevera. Ahora bien, ¿qué tiene esto que ver con el estado de ánimo? Pues lo interesante de este aminoácido, nos explica el dr. José Miguel Gaona, psiquiatra y autor de “Endorfinas, la hormona de la felicidad” (Ed. La Esfera de los Libros), es que, a partir de él, “nuestro organismo sintetiza la serotonina, y ya sabemos que esta hormona es uno de los principales neurotransmisores implicados en la regulación de nuestro estado de ánimo”. Con él coinciden Ruiz-Roso y Bosqued, que añaden que “no obtener niveles necesarios de triptófano conlleva una disminución de la serotonina. Y está comprobado que los pacientes con bajos niveles de esta hormona tienen recaídas en la depresión más frecuentes que los que tienen unos niveles adecuados. Además, un déficit de este aminoácido puede desembocar en un bajo estado de ánimo, falta de energía y, en general, lo que los expertos denominan síndrome de decaimiento”.
Recapitulemos: todos tenemos en nuestro cuerpo niveles mayores o menores de este aminoácido, pero si estos niveles se encuentran disminuidos –ya sea debido a una dieta baja en alimentos ricos en él o a un momento vital poco alentador–, no tendremos suficiente triptófano para poder sintetizar serotonina; esto, a su vez, se traducirá en que nos encontraremos tristes, proclives a la irritabilidad, insomnes... “Por el contrario –continúa el dr. Gaona–, si abunda en la sangre, tu cerebro podrá fabricar fácilmente serotonina y mejorará tu estado de ánimo”.
A por las proteínas
Volviendo al síndrome postvacacional, este experto corrobora que “durante el año, hay momentos en los que podemos necesitar un extra de triptófano. Uno de ellos es el regreso de las vacaciones, ya que en muchos casos genera síntomas como estrés, ansiedad y decaimiento. Además, si descansamos pocas horas, la situación se agrava y seguramente nuestros niveles disminuirán, por lo que es importante recuperarlos”. Recuperémoslos, pues. En principio, y dado que el triptófano forma parte de las proteínas, la idea es que una dieta con una adecuada cantidad de proteínas deberá bastarnos para lograr lo que necesitamos. Sabemos que este aminoácido es abundante en alimentos como la leche, el queso, los huevos, los cereales integrales, la soja y, en general, las carnes. “En un mundo ideal, en el que siguiéramos una dieta equilibrada, no deberíamos necesitar ningún suplemento, ya que nuestra alimentación debería bastar –señala el dr. Gaona–. Pero, tanto si no nos alimentamos correctamente como si nos encontramos en un estado de mayor demanda, podría ser interesante tomar un suplemento, que podemos encontrar en la farmacia”.
En este sentido, hay que recordar que estos suplementos de triptófano no son fármacos, sino complementos alimenticios. Y esto nos lleva a señalar que cada día se está valorando más su papel a la hora de corregir, paliar o equilibrar distintos problemas emocionales sin necesidad de recurrir a antidepresivos. A este respecto, el dr. Gaona señala que “el triptófano y los ISRS –antidepresivos tipo Prozac– actúan de forma completamente distinta, tienen diferentes indicaciones y, de hecho, son sustancias que entre sí están contraindicadas: si se toma una, no se puede tomar la otra, hay que recalcarlo”. A partir de ahí, en su opinión, el triptófano no estaría indicado ni para depresiones diagnosticadas ni para “estados de ánimo bajo, alteraciones del sueño no excesivamente profundas, irritabilidad, estados de importante demanda intelectual, episodios emocionales que puedan desgastarnos... En general, hablamos de irregularidades emocionales no tan intensas como para ir corriendo al psiquiatra a que te mande un antidepresivo”.
Causas externas
Según explica el dr. Gaona, “algunos médicos estamos teniendo buenos resultados con pacientes que han tomado antidepresivos y muestran una tendencia a la depresión en ciertas épocas del año. Les recetamos triptófano entre unos ciclos y otros, y no suelen necesitar tomar nuevamente psicofármacos o, al menos, se alargan las temporadas en las que están sin ellos”. La explicación no puede ser más lógica: si conseguimos elevar nuestro estado de ánimo, también se reduce la dosis necesaria de antidepresivo.
Siempre con magnesio
No basta con tomar triptófano sin más para recuperar nuestro buen humor, ya que, como nos explican los doctores Ruiz-Roso y Bosqued, “sus efectos dependen en gran parte de otros nutrientes, imprescindibles para que nuestro estado de ánimo mejore gracias a este aminoácido. Uno de ellos es el magnesio”.
El magnesio interviene en la formación de neurotransmisores. Esto significa que ayuda a la creación de serotonina. Si el cansancio es una constante en nuestra vida diaria, y la sensación de fatiga no desaparece nunca, es posible que suframos un déficit de este mineral, ya que estamos privados de su efecto relajante en nuestros músculos y, por lo tanto, es como si nunca descansaran. Además, el magnesio también actúa sobre el sistema neurológico, favoreciendo la relajación y por consiguiente el sueño. Si en el trabajo notamos que no podemos concentrarnos en lo que estamos haciendo, revisar nuestra dieta para aumentar su ingesta puede ayudarnos a estar más centrados en nuestra actividad. Y si estamos en un periodo de exámenes, el magnesio nos ayudará tanto a reducir nuestro nivel de estrés como a memorizar lo que estamos estudiando.
¿Problemas con la báscula?
El gran potenciador
Así pues, el triptófano es un aminoácido esencial y debemos buscarlo en nuestra nevera. Ahora bien, ¿qué tiene esto que ver con el estado de ánimo? Pues lo interesante de este aminoácido, nos explica el dr. José Miguel Gaona, psiquiatra y autor de “Endorfinas, la hormona de la felicidad” (Ed. La Esfera de los Libros), es que, a partir de él, “nuestro organismo sintetiza la serotonina, y ya sabemos que esta hormona es uno de los principales neurotransmisores implicados en la regulación de nuestro estado de ánimo”. Con él coinciden Ruiz-Roso y Bosqued, que añaden que “no obtener niveles necesarios de triptófano conlleva una disminución de la serotonina. Y está comprobado que los pacientes con bajos niveles de esta hormona tienen recaídas en la depresión más frecuentes que los que tienen unos niveles adecuados. Además, un déficit de este aminoácido puede desembocar en un bajo estado de ánimo, falta de energía y, en general, lo que los expertos denominan síndrome de decaimiento”.
Recapitulemos: todos tenemos en nuestro cuerpo niveles mayores o menores de este aminoácido, pero si estos niveles se encuentran disminuidos –ya sea debido a una dieta baja en alimentos ricos en él o a un momento vital poco alentador–, no tendremos suficiente triptófano para poder sintetizar serotonina; esto, a su vez, se traducirá en que nos encontraremos tristes, proclives a la irritabilidad, insomnes... “Por el contrario –continúa el dr. Gaona–, si abunda en la sangre, tu cerebro podrá fabricar fácilmente serotonina y mejorará tu estado de ánimo”.
A por las proteínas
Volviendo al síndrome postvacacional, este experto corrobora que “durante el año, hay momentos en los que podemos necesitar un extra de triptófano. Uno de ellos es el regreso de las vacaciones, ya que en muchos casos genera síntomas como estrés, ansiedad y decaimiento. Además, si descansamos pocas horas, la situación se agrava y seguramente nuestros niveles disminuirán, por lo que es importante recuperarlos”. Recuperémoslos, pues. En principio, y dado que el triptófano forma parte de las proteínas, la idea es que una dieta con una adecuada cantidad de proteínas deberá bastarnos para lograr lo que necesitamos. Sabemos que este aminoácido es abundante en alimentos como la leche, el queso, los huevos, los cereales integrales, la soja y, en general, las carnes. “En un mundo ideal, en el que siguiéramos una dieta equilibrada, no deberíamos necesitar ningún suplemento, ya que nuestra alimentación debería bastar –señala el dr. Gaona–. Pero, tanto si no nos alimentamos correctamente como si nos encontramos en un estado de mayor demanda, podría ser interesante tomar un suplemento, que podemos encontrar en la farmacia”.
En este sentido, hay que recordar que estos suplementos de triptófano no son fármacos, sino complementos alimenticios. Y esto nos lleva a señalar que cada día se está valorando más su papel a la hora de corregir, paliar o equilibrar distintos problemas emocionales sin necesidad de recurrir a antidepresivos. A este respecto, el dr. Gaona señala que “el triptófano y los ISRS –antidepresivos tipo Prozac– actúan de forma completamente distinta, tienen diferentes indicaciones y, de hecho, son sustancias que entre sí están contraindicadas: si se toma una, no se puede tomar la otra, hay que recalcarlo”. A partir de ahí, en su opinión, el triptófano no estaría indicado ni para depresiones diagnosticadas ni para “estados de ánimo bajo, alteraciones del sueño no excesivamente profundas, irritabilidad, estados de importante demanda intelectual, episodios emocionales que puedan desgastarnos... En general, hablamos de irregularidades emocionales no tan intensas como para ir corriendo al psiquiatra a que te mande un antidepresivo”.
Causas externas
El problema es que, en demasiadas ocasiones, se tiende a prescribir
un antidepresivo en lugar de un producto natural como este. La causa,
asegura el nutricionista Juan Carlos Ruíz Franco, autor de “Drogas
inteligentes” (Ed. Paidotribo), es que “el triptófano, al tratarse de un
aminoácido, no puede patentarse; por tanto, para las compañías
farmacéuticas no resulta interesante”. De ahí que haya muchos menos
estudios y ensayos clínicos con él que con psicofármacos. A su juicio, “si
la depresión es de carácter endógeno, está justificado recetar
antidepresivos; pero, si se padece un bajón producido por algún factor
externo, no resulta apropiado tratar químicamente algo que tiene una
causa personal. Si estamos convencidos de que debemos tomar
algo para mejorar nuestro tono vital, sería menos agresivo aumentar el
material con el que el organismo produce serotonina”. Y este material es
el triptófano.
Según explica el dr. Gaona, “algunos médicos estamos teniendo buenos resultados con pacientes que han tomado antidepresivos y muestran una tendencia a la depresión en ciertas épocas del año. Les recetamos triptófano entre unos ciclos y otros, y no suelen necesitar tomar nuevamente psicofármacos o, al menos, se alargan las temporadas en las que están sin ellos”. La explicación no puede ser más lógica: si conseguimos elevar nuestro estado de ánimo, también se reduce la dosis necesaria de antidepresivo.
Siempre con magnesio
No basta con tomar triptófano sin más para recuperar nuestro buen humor, ya que, como nos explican los doctores Ruiz-Roso y Bosqued, “sus efectos dependen en gran parte de otros nutrientes, imprescindibles para que nuestro estado de ánimo mejore gracias a este aminoácido. Uno de ellos es el magnesio”.
El magnesio interviene en la formación de neurotransmisores. Esto significa que ayuda a la creación de serotonina. Si el cansancio es una constante en nuestra vida diaria, y la sensación de fatiga no desaparece nunca, es posible que suframos un déficit de este mineral, ya que estamos privados de su efecto relajante en nuestros músculos y, por lo tanto, es como si nunca descansaran. Además, el magnesio también actúa sobre el sistema neurológico, favoreciendo la relajación y por consiguiente el sueño. Si en el trabajo notamos que no podemos concentrarnos en lo que estamos haciendo, revisar nuestra dieta para aumentar su ingesta puede ayudarnos a estar más centrados en nuestra actividad. Y si estamos en un periodo de exámenes, el magnesio nos ayudará tanto a reducir nuestro nivel de estrés como a memorizar lo que estamos estudiando.
¿Problemas con la báscula?
- Por sí mismo, el triptófano no adelgaza. Ahora bien, al ser un precursor de la serotonina, facilita el seguimiento de una dieta de adelgazamiento. Como explica la doctora y nutricionista Magda Carlas, “la serotonina proporciona más bienestar y disminuye la sensación de ansiedad, y esto nos ayudará a que la dieta sea más efectiva. No significa que la serotonina adelgace, pero sí que hace que nos sintamos mejor con los resultados obtenidos”.
- El triptófano no es solo precursor de la serotonina; también lo es de la melatonina, por lo que puede resultar de utilidad para regular el sueño e influir en la ordenación del ciclo diario entre sueño y vigilia. De acuerdo con el dr. José Enrique Campillo, catedrático de Fisiología en la Universidad de Extremadura, es importante incluir en la cena alimentos ricos en él. De ahí el efecto sedante y ligeramente adormecedor de un vaso de leche caliente antes de acostarnos.
TÍTULO; BUSCAMOS TU COCHE IDEAL, AUDI A 3,.
Derivado del A3 Sedan, llega este otoño en diésel (TDI de 150 CV) y gasolina (TFSI de 140 y 180 CV), a los que más adelante sumará un S3 Cabrio de 300 CV y versiones de tracción total. Su capota de lona se puede accionar en marcha, hasta 50 km/h.
El A3 Cabrio que Audi acaba de dar a conocer en el Salón de Frankfurt completa una ambiciosa gama en la que también militan los A3 hatchback, A3 Sportback (derivada de 5 puertas del anterior) y A3 Sedán, del que toma rasgos y en buena medida planta.
El nuevo modelo, a la venta en España el próximo otoño, cuenta como su antecesor con capota motorizada de lona (en tonos gris, negro o marrón), sólo que mejor aislada. Puede además accionarse en plena marcha, hasta un máximo de 50 km/h, buen auxilio cuando circulando en ciudad comienza a chispear, por ejemplo. En plegarse o desplegarse invierte menos de 20 segundos.
Para este A3 Cabrio Audi ha previsto un derivabrisas que neutraliza turbulencias y un sistema que dirige aire caliente hacia la cabeza de los pasajeros delanteros, lo que permitirá conducirlo con garantías y el cielo por techo en meses no veraniegos o primaverales.
Con 287 litros de maletero, las plazas traseras (el coche homologa 4 asientos) se advierten ligeramente más amplias que antes, si bien sus respaldos siguen yendo en una posición bastante vertical, poco cómoda. Entre maletero y habitáculo hay una trampilla para, sin ir más lejos, introducir tablas de esquí.
Diésel y gasolina, siempre turbo
En un principio, el último A3 Cabrio contará con propulsores de gasolina de 140 (tomado del Volkswagen Polo BlueGT) y 180 CV, ambos TFSI turbo y de inyección directa, a los que se agregará un turbodiésel TDI de 150 CV. Sin embargo, el fabricante también contempla un S3 Cabrio de 300 CV (5,4 segundos en el paso de 0 a 100 km/h y 7,1 l/100 km de promedio), amén de variates de tracción integral quattro (de serie es delantera).
Diferentes tipos de suspensión (incluso de dureza variable Audi Magnetic Ride), audio Bang & Olufsen o navegación MMI Plus con conexión a Internet (a partir de tecnología LTE/4G) estarán junto a otros al alcance del recién llegado.
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