TÍTULO; ¡Qué tiempo tan feliz! estrena una nueva sección: “Yo soy...Nino Bravo”,.
Este sábado, a partir de las 18.30h
¡Qué tiempo tan feliz! estrena una nueva sección: “Yo soy...Nino Bravo”
El sábado 21 de septiembre, ‘¡Qué tiempo tan feliz!’ estrena la sección ‘Yo soy…’, en la que tres voces anónimas imitarán, una vez al mes, a un conocido cantante y competirán por hacerlo lo mejor posible. En el debut de la sección, los participantes tendrán que emular a Nino Bravo.
En 'Yo soy Nino Bravo', tres aspirantes interpretarán
tres de las míticas canciones del artista valenciano: 'América', 'Libre'
y 'Te quiero'. Jose María Iñigo -experto musical que conocía muy bien a Nino Bravo-, el locutor radiofónico Fernandisco -en calidad de crítico musical y gran conocedor de la vida y la música de Nino Bravo-, Elena Bianco -quien fuera amiga íntimo del cantante-, y un familiar de Nino Bravo -que mantendremos en sorpresa hasta el sábado-, serán los encargados de juzgar a los tres concursantes.
El espectador será testigo de cómo se han preparado los aspirantes para
transformarse en Nino Bravo, cómo han preparado sus voces,
interpretación, caracterización… y, finalmente, del espectacular
resultado sobre el escenario. Además, una mujer muy conocida, gran cantante, vinculada a una familia de artistas muy importantes, y asidua de las revistas del corazón, también se convertirá en el famoso artista. TÍTULO; La ira de Iria
La mujer del portero del Madrid
Diego López, a la que muchos sacan parecido con Sara Carbonero, no se
corta defendiendo a su marido de las críticas: «Los catetos, a chuparla a
Parla»
Amo a los míos». Con esta sencilla pero profunda frase
finiquita Iria Otero (Pontesampaio, Pontevedra, 1985) su perfil de
Twitter, coronado por una foto de su marido, el portero del Real Madrid
Diego López. El nombre de Iria, que según la tradición nórdica era una
guerrera celta, le queda como un guante a este bellezón de 28 años,
orgullosa madre de Zoe -una preciosa niña de año y medio-, que no duda
en enseñar uñas y dientes cuando alguien osa disparar contra la portería
de su casa. La fiera cancerbera que salta al cuello mientras Diego
(Paradela, Lugo, 1981) se mantiene prudente, callado. Las redes
sociales, en las que Iria se mueve como pez en el agua, son testigos de
su visceralidad cuando su 'largo' -así llama ella al portero de 1,96 que
ha desbancado de la titularidad del Madrid a Iker Casillas- recibe
algún varapalo. Quizá saque esa garra porque al guardameta «le afectan
mucho» las críticas, admitió Iria en una entrevista. Y ella no soporta
ver mal a su amor.
Un aficionado del Sevilla, que se atrevió a tuitear después
de un partido -con expulsión de Diego incluida- que Palop le había dado
más seguridad que 'Superlópez', recibió como respuesta: «Me gustaría
saber quién eres para decirte dos cositas, por bocazas». Un tiempo
después tampoco se cortó un pelo a la hora de mandar a «los catetos a
chuparla a Parla» tras otro aluvión de reproches a su esposo, suplente
en el equipo de Nervión cuando recibió la llamada del Madrid y al que
Iria escuda bajo el 'hashtag' #DiegoLopecismo. Y aunque no se trate de
Diego. Si hay que liberar la ira, se libera. Con el parricida Bretón,
por ejemplo: «Tirarlo a la hoguera es poco», sentenció.
Mientras otros tuiteros famosos con miles de seguidores a
sus espaldas (ella se acerca a los 8.600) evitan a toda costa entrar al
trapo, Iria se molesta en contestar a todos los mensajes aunque eso le
haya granjeado algún que otro millar de enemigos que, según confiesa,
«ya están bloqueados». No le importa, y lo demostró al colgar un poema
de José Martí: «Triste cosa es no tener amigos, pero más triste es no
tener enemigos. Porque quien enemigos no tenga es señal de que no tiene;
ni talento que haga sombra, ni bienes que se le codicien, ni carácter
que impresione, ni valor temido, ni honra de la que se murmure ni
ninguna cosa buena que se le envidie».
Pero la frenética actividad que desplegaba Iria en Twitter
se ha esfumado curiosamente con el ascenso mediático del arquero del
Real Madrid quien, por cierto, no tiene ni quiere perfil en ninguna red
social.
Desde el 20 de agosto, Iria Otero no ha tuiteado ni una
sola palabra -cuando antes era raro el día que no saludaba por la mañana
y por la noche- y en su cuenta, de la que han desaparecido algunos de
los mensajes más polémicos, se ha quedado para uso y disfrute del gran
público un álbum de los mejores momentos de la feliz familia. Fotazas
del portero en pleno vuelo, de cena, con amigas, recuerdos de la boda
celebrada en el pueblo de ella en junio de 2011 y fiestas varias de
cumpleaños tanto de Diego como de Iria, que el pasado 2 de marzo sopló
las velas sobre una tarta que tenía la misma forma que el bolso '2.55'
de Chanel. A la chica, que se autodefine como «mandona», le vuelven loca
los complementos y se declara una apasionada de la moda. Su larga
cabellera oscura, su tez morena, sus labios carnosos y su esbelta figura
hacen el resto para que algunas crónicas rosas ya le hayan colocado el
cartel de 'it girl' y, de paso, el de la 'otra' Sara Carbonero. En
algunas fotos que Iria sigue colgando en Instagram -aquí no para-,
muchos dicen que incluso se parecen físicamente.
¿Una 'WAG'?
Sin embargo, y a pesar de su verborrea tuitera, Iria Otero
vive en un plano mucho más discreto que Sara Carbonero o Pilar Rubio
(pareja de Sergio Ramos), las 'WAG's' más famosas del equipo blanco.
'WAG' (Wives And Girlfriends, esposas y novias) es un término un tanto
despectivo acuñado por la escritora británica Alison Kervin, que cree
que «aunque hay señoras con honra de pies a cabeza, lo que rodea a los
deportistas como norma general son cazatesoros en busca de su mejor
recompensa», y pone a Victoria Bechkam como ejemplo de la WAG por
antonomasia. No parece que la señora de 'Superlópez' tenga mucho de
'spice girl'. Y encima odia los tatuajes, que ya parecen tan mimetizados
con el fútbol como los cromos de Panini.
A diferencia de las novias de Casillas y Sergio Ramos, Iria
no tiene oficio conocido y se mantiene alejada de las cámaras. Íntima
amiga de las mujeres de Negredo y Arbeloa, canteranos blancos como Diego
López, siente devoción por Mourinho, por las jornadas de sol, por el
flamenco y, como buena gallega, por la comida, en la que tienen un lugar
preferente los platos de cuchara de la suegra -cocido gallego, a poder
ser- y, evidentemente, marisco y 'xoubas'. Gominolas y mojitos aparte.
La defensa del #DiegoLopecismo, a veces, puede ser muy dulce.
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