Las
concursantes se levantaban a las tres y media de la madrugada para orar
y mejorar en su lectura del Corán. Tras los rezos debían dar a ...
Las concursantes se levantaban a las tres y media de la
madrugada para orar y mejorar en su lectura del Corán. Tras los rezos
debían dar a los jueces muestras fehacientes de su piedad y explicar las
razones que les habían impulsado a cubrirse la cabeza con el hiyab (el
velo islámico), prenda que las adolescentes mahometanas usan tras su
primera menstruación.
Todo formaba parte del «entrenamiento espiritual» de tres
días que debían seguir las veinte aspirantes a Musulmana del Mundo,
muchachas seleccionadas entre 500 candidatas y llegadas de países como
Irán, Malasia, Brunéi, Nigeria o Bangladesh a Yakarta, capital de
Indonesia, el país musulmán más poblado de la Tierra, con 194 millones
de fieles.
Las jóvenes se presentaron ante los jueces sobre la tarima
de un muy discreto centro comercial de Yakarta, embutidas en coloristas
trajes guarnecidos de lentejuelas y pedrería. Algunas usaban guantes.
Sus medidas, altura y peso fueron expuestos en la página web del
concurso, patrocinado por una firma de maquillaje halal, como se conoce a
los productos que cumplen con el código coránico.
«Lo que busco es una personalidad fuerte, alguien que ayude
a su comunidad y pruebe que la belleza no es solo corporal», explicaba
la jueza malasia Jameyah Sheriff (excelente apellido, por cierto, para
semejante tarea) poco antes de proclamar a la ganadora de la tercera
edición de este peculiar concurso.
La nigeriana Obabiyi Aishah Ajibola, de 21 años, cumplió
con el protocolo de todas las misses y rompió a llorar al conocer el
veredicto. Antes de recoger el trofeo de una escueta mujer ataviada con
túnica, Aishah se postró de hinojos y dio las gracias a «Alá el
Todopoderoso» antes de recitar una sura del Corán. La joven, del pueblo
yoruba, con tres hermanas y un hermano, que diseña y fabrica joyas,
sorprendió al jurado, señala 'The Jakarta Post', por su «amplio
conocimiento del Corán y por la refrescante filosofía del Islam que
aplica al mundo moderno».
Amenazas a las misses
Sheriff le impuso la corona y le entregó el premio: un
viaje a la India y a La Meca valorado en 1.600 euros, que Aishah
aprovechará para cumplir con el rito del peregrinaje a la ciudad santa
que todo musulmán debe realizar una vez en su vida. Eso sí, deberá
hacerlo separada de los hombres, como impone su religión. «Somos libres y
el hiyab es nuestro orgullo», declaró la nueva Muslimah World.
En las dos primeras ediciones solo pudieron participar
mujeres indonesias. La tercera se ha abierto al mundo. Aunque en unas
circunstancias muy especiales.
El certamen Musulmanas del Mundo de Yakarta es una réplica
apresurada del concurso Miss Mundo que debía celebrarse en esa misma
ciudad y que por las protestas de activistas islámicos ha debido ser
desplazado a la isla de Bali, de mayoría hinduista. Eso sí, allí se
desarrollará bajo un amplio despliegue policial y con todas las alarmas
activadas ante el riesgo de un atentado contra las misses.
Las presiones en Indonesia han sido tan fuertes que los
organizadores de Miss Mundo han optado ya por suprimir el desfile de
modelos en biquini y las muchachas vestirán el muy casto sharong,
tradicional pareo del país. «El certamen va contra las enseñanzas del
Islam y promueve el hedonismo, el materialismo y el consumismo. Es solo
una excusa para mostrar partes del cuerpo desnudo de una mujer»,
sentenciaron los ulemas indonesios que acabaron saliéndose con la suya y
desplazando el certamen a Bali.
«Hemos elegido deliberadamente celebrar el concurso justo
antes de la final de Miss Mundo para mostrar que existe una alternativa
para las musulmanas», aseguró Eka Shanti, fundadora del certamen. Shanti
se presenta como una locutora de la televisión indonesia que fue
despedida en 2006 por haberse negado a quitarse el hiyab. Pese a la
mayoría de musulmanes del país (81% de sus 240 millones de habitantes),
Indonesia no es un estado islámico. «Somos la respuesta del Islam a Miss
Mundo», apunta Shanti, quien no secunda el llamamiento de los radicales
para suprimir el concurso internacional de belleza.
Entre tanto, la embajada de Estados Unidos en Yakarta ha
señalado que posee información de que «grupos extremistas podrían estar
preparando atentados para perturbar el certamen de Miss Mundo en Bali».
Gran Bretaña y Australia han dado también la voz de alarma. El 12 de
octubre de 2002, 164 turistas extranjeros y 38 indonesios murieron
asesinados por las bombas colocadas por activistas de la Jemaah Islamiya
en dos discotecas.
El
zombi de la foto es solo una metáfora. Los grupos paramilitares de
Estados Unidos no andan escasos de obsesiones singulares -algunos ...
Armas a punto
Los grupos paramilitares se han
multiplicado en EE UU como reacción a Obama. Ahora, quieren construir un
pueblo fortificado para «patriotas»
El zombi de la foto es solo una metáfora. Los grupos
paramilitares de Estados Unidos no andan escasos de obsesiones
singulares -algunos de sus miembros, por ejemplo, están convencidos de
que existe un plan en marcha para fusionar su país con Canadá y México-,
pero no suelen aplicar ese talante imaginativo a historias de muertos
vivientes con hambre de cerebros. Sus enemigos son otros.
Estas milicias vienen a ser el brazo armado del llamado
'movimiento patriótico', formado por ciudadanos que ven en la actividad
del Gobierno federal una repetida violación de sus derechos
constitucionales. Les irritan particularmente las subidas de impuestos y
las restricciones a la posesión de armas, pero los más sensibles
también pueden sentirse agraviados por cuestiones como las campañas
obligatorias de vacunación o el requisito de sacarse un carné antes de
conducir. Algunos dan el paso de organizarse para el combate, con sus
sesiones de entrenamiento en la espesura de algún bosque y su resultona
parafernalia. Los protagonistas de las imágenes, por ejemplo, pertenecen
a la denominada Milicia de Infantería Ligera, con «unidades» en varios
estados, y lucen insignias con su lema, escrito en griego: 'Ven y
cógelas'. Es lo que respondió Leónidas, en la batalla de las Termópilas,
cuando Jerjes le pidió que depusiera las armas.
La edad de oro de estos comandos paramilitares fueron los
años 90, cuando la política fiscal de Bill Clinton, el debate sobre las
armas en manos de particulares y episodios como el asedio a los
davidianos en Waco estimularon la «retórica contra el Gobierno», como la
denomina el FBI. Miles de exaltados en todo el país creyeron que
Washington se estaba extralimitando y decidieron que era mejor ir
preparándose para «defender la Constitución». El Southern Poverty Law
Center, organización dedicada a estudiar y combatir el extremismo en
Estados Unidos, contabilizaba a mediados de aquella década 441 milicias.
A partir de ahí, el fenómeno se fue desinflando. En 2008 solo quedaban
43, pero la llegada de Barack Obama a la presidencia ha estimulado de
nuevo la movilización: el cómputo más reciente, de 2011, recoge la
existencia de 334 grupos paramilitares. «Obama ha sido el mejor vendedor
de armas de la historia», ironizaba el año pasado Ed LeStage, de la
milicia de Spokane, que también se declaraba convencido de que el
segundo mandato del presidente va a convertir Estados Unidos en «otro
país socialista».
Un selecto 3%
La última iniciativa de estos colectivos se ha bautizado
como The Citadel, 'La Ciudadela', y es el proyecto de construir una
población fortificada en la que podrán residir entre 3.500 y 7.000
«patriotas». Han elegido como emplazamiento lo más profundo de Idaho,
una región que les resulta muy atractiva por su aislamiento, su baja
densidad de población y su elevado porcentaje de habitantes blancos:
allí se tomaron las imágenes que ilustran estas páginas, y en el pasado
la zona ya ha sido escenario de varios intentos de establecer
comunidades de extrema derecha. Por si acaso, el manifiesto fundacional
avisa de que marxistas, socialistas y similares seguramente encontrarán
'La Ciudadela' «incompatible con su ideología y su estilo de vida».
Entre las reglas para los futuros residentes destaca la obligación de
que todos los mayores de 13 años sean competentes en el manejo de rifles
y pistolas. Cada hogar debe aportar «un patriota físicamente capaz» a
las maniobras de adiestramiento militar que se celebrarán una vez al
mes.
De momento, solo han comprado ocho hectáreas de terreno,
pero cuentan con los permisos legales para la empresa que financiará la
ciudad. Es, seguramente, el negocio más apropiado: 'Armas III' tiene ya a
la venta pistolas y fusiles AR-15 («hechos por patriotas para
patriotas», dice el eslogan) con precios a partir de 1.100 euros. El
tres en números romanos hace referencia a una de las ideas que más
entusiasmo generan en el seno de estas milicias: a los paramilitares les
gusta repetir que solo el 3% de los ciudadanos de las trece colonias
combatieron para lograr que Estados Unidos se independizase, así que sus
grupos pueden verse como los herederos de esa selecta minoría en su
tarea de proteger la Constitución.
Porque están convencidos de que los Padres Fundadores, si
pudieran pronunciarse, se pondrían de su lado. Y no solo ellos: «Esta
senda en la que os embarcáis no es sencilla -escribe Jeff Stankiewicz, a
quien vemos en una foto abrazado a la bandera-. Necesitaréis ayuda de
arriba. Rezad con todo vuestro corazón y toda vuestra alma para
conseguir fuerza y sabiduría. Y, entonces, empezad a entrenar como
locos».
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