sábado, 7 de septiembre de 2013

NUESTRO FLAMENCO APUESTA POR EL COLOR,./ EL CANON JUVENIL,

TÍTULO: NUESTRO FLAMENCO APUESTA POR EL COLOR,.

SOCIEDAD

«Nuestro flamenco apuesta por el color»

Ostalinda Flautista

Ostalinda Suárez (Zafra, 1980) tiene un gran sentido del humor. También tiene un gran oído musical, y una pasión innata por el flamenco. La flauta travesera le acompaña desde que era niña, pero sobre todo el compás, el ritmo, el arte, la música. Convierte el aire en flamenco, y el flamenco en vanguardia. Merece la pena escucharla. También leerla.
-¿Qué le cuenta la flauta travesera de la situación actual del flamenco?
-Uf, no es el mejor momento del flamenco. La crisis afecta a todos los sectores y sobre todo al cultural, por tanto los espectáculos flamencos están bastante parados. No quiero decir con esto que no se mueva y avance el flamenco, sino que se prescinde de personal. Se conforman con lo básico, (guitarra, cante y baile..) para cubrir el expediente... claro, en mi caso, al ser un instrumento «secundario» en una agrupación flamenca, me cuesta mucho más trabajar, no es como hace ocho años que la flauta formaba parte de la mayoría de los espectáculos grandes. Se gozaba de un buen momento económico y había ganas de descubrir y disfrutar. En este momento no hay el suficiente «caché» para grupos amplios. Aún así, en Extremadura seguimos apostando por el color en el flamenco llevando instrumentos diferentes en nuestros espectáculos.
-Entonces, ¿goza de buena salud nuestro flamenco?
-¡Por supuesto que si!. El flamenco de Extremadura posee una riqueza asombrosa. Cada vez que trabajo con flamencos extremeños me doy cuenta del tesoro que tenemos en nuestra tierra, de los grandes artistas que existieron y que existen actualmente, y que están haciendo que Extremadura tenga un gran hueco en el mundo del flamenco. Tenemos a bailaores fabulosos, como Jesús Ortega que recorre el mundo llevando por bandera Extremadura; Carmen 'La Parreña' innovando cada día en sus espectáculos con mucho color y gitanismo, guitarristas que dan flamencura a cualquier palo, percusionistas como El Aspirina, (mi hermano, claro) que hacen de cuatro golpes una sinfonía, cantaores tan gitanos y auténticos como Paulo Molina, Ana Montaño, Alejandro Vega, Kaíta,... etc, y no solo de pureza podemos hablar en Extremadura, sino de flamenco de vanguardia como es el flamenco sinfónico de la mano de mi padre Paco Suárez; y pido mil disculpas pero no puedo seguir nombrando a más artistas porque no hay espacio suficiente, pero que se den todos por aludidos porque todos son buenos profesionales.
-Instrumento de aire, ¿cómo se marca el compás a base de respiración?
-(Se ríe) ¡Asfixiándome! Nunca me planteé qué hacer para tocar flamenco, es una cosa innata en mí. Creo que si me parara a pensar en cómo hacerlo dejaría el «sabor gitano» a un lado, y el resultado no sería el mismo. Si que es cierto que la técnica de respiración se aprende junto al estudio clásico del instrumento, y yo lo aprendí en el Conservatorio. Mas tarde sin darme cuenta, cuando fui capaz de hacer tres notas seguidas., ¡plas!, sonó la flauta, ¡y por bulerías!
-Al margen de la 'magia', ¿qué se necesita para 'sacar' flamenco de una flauta travesera?
-Evidentemente se necesita un amplio conocimiento del instrumento y de su técnica, y por supuesto vivir completamente enamorada del flamenco. Sin estos dos ingredientes es imposible hacer vibrar los corazones de los compañeros y del público.
-¿Que ha supuesto para su carrera profesional formar parte de una banda municipal de música?
-Mucho. En las agrupaciones musicales es donde realmente se aprende a tocar, y no solo a tocar, sino a perder ese «miedo escénico» que se tiene cuando uno es estudiante-medio profesional. Subir al escenario con cincuenta compañeros y entre todos formar un equipo para que todo suene bien, pues es muy gratificante y aún me sigue gustando y provocando en mí diferentes emociones. He aprendido compañerismo y diversión, además de muchísimos conocimientos musicales, culturales y sociales que hoy día forman parte de mi vida.
-¿Qué sintió al interpretar el Himno Internacional Gitano frente al príncipe Felipe?
-¡Madre!, !hace muchos años ya!, pero lo recuerdo con emoción, mucha emoción. Vamos, que terminé tocando y llorando a la vez, muy difícil pero sí, me suele pasar cuando trabajo en familia. Sentí esa emoción por muchas cosas: por trabajar con mis creadores (padres) y mi hermano, por estar delante de una figura tan importante como el Príncipe, por sentir que nuestra música, (me refiero a la de los gitanos) estaba en el punto más álgido de la historia, por ver como esa autoridad fue sorprendida con nuestra actuación...
-¿Cuales interpretaciones a nivel internacional le han marcado más?
-Italia, porque han sido varios años de gira muy intensos en este país, y fue donde aprendí a trabajar fuera de España, además de tener que defenderme en otro idioma. Ahora, como anécdota te contaré que un año, el bailaor perdió el vuelo, ¡el primer día de concierto!, y ¿que pasó?, pues venga, ahí Ostalinda, (se ríe), me puse el traje y bailé un par de sevillanas para salvar el bolo. ¡Que fuerte! En cambio de Bulgaria tengo muy mala experiencia, horrible. Estuve veinte días comiendo salchichas y arroz blanco, ¡yo creía que me moría!. Y no solo eso, sino que nos alojábamos en una casa de estas de películas de miedo, en una montaña, en fin...prefiero no acordarme.
-Realizó un 'taller de compás' dirigido a los niños gitanos de Zafra, ¿como resultó la experiencia?
-Maravillosa. Como docente ha sido una experiencia muy enriquecedora no solo a nivel profesional sino a nivel humano. Trabajar con niños y gitanos es una auténtica 'pasada' porque no tienes que explicar; solo mirarles a los ojos y hacerles compás. Me sentí completamente libre.
-¿Qué se siente al grabar un disco junto a su padre, su mentor?
-Puedo decirle que ha sido la mayor satisfacción de mi vida poder estar a su lado, y sobre todo comprobar que siempre cuenta conmigo para todas sus composiciones, no solo como intérprete sino como 'musa'. Siempre crea pensando en mi flauta. Son muchos los sentimientos que afloran cuando trabajo con mi familia, porque tengo que decir que Paco Suárez es Ana Montaño (mi madre), Pakito 'El Aspirina'"( mi hermano) y yo. Nunca he sabido describirlo, es algo tan fuerte, que nos hace vivir en cada concierto las mejores emociones de nuestras vidas que con nadie más podremos experimentar, serán otras, pero no las mismas.

TÍTULO: EL CANON JUVENIL,.

 

SOCIEDAD

El canon juvenil

La escuela obliga a los bachilleres a leer unos títulos concretos, pensando en la Selectividad, que no siempre son los más adecuados para incitar a la lectura

Queridos padres -dijo la hermana-, esto no puede seguir así. Si ustedes no se dan cuenta, yo sí me doy. No quiero, ante esta bestia, pronunciar el nombre de mi hermano, y por eso solamente digo: tenemos que intentar quitárnoslo de encima». Así, a palo seco, puede que el párrafo no resulte reconocible aunque se haya leído la obra. De hecho, ese es el mayor miedo de los alumnos que en Selectividad se enfrentan a la prueba de Literatura Universal. Porque uno puede saberse muy bien los apuntes y ser capaz de volcar sobre el papel un perfecto análisis del estilo o trascendencia de cualquiera de los autores vistos en el curso, pero si antes de lanzarse a llenar el folio no ha identificado el texto... Si en vez de 'La metamorfosis' ha puesto otra cosa. Del acierto dependen en total siete de los diez puntos posibles.
Pero no hay que ser cenizo. Tampoco aquí la prueba de acceso a la Universidad es tan fiera como la pintan. Quienes en junio se enfrentaron a Kafka contaban con más pistas que esas cuatro frases. Para empezar, siempre hay más texto. Y en él se desliza el nombre de algún personaje o lugar significativo. En la última convocatoria, por ejemplo, el protagonista quedaba delatado cuando la hermana pedía a sus padres «desechar la idea de que (la bestia) fuera Gregorio». Además, el tal Gregorio tenía muy pocas ocasiones para lucirse; la lista de lecturas obligatorias establecida cada curso por el Departamento de Educación únicamente consta de seis títulos. Para mayor facilidad, éstos apenas varían de año en año por lo que reaparecen con relativa frecuencia. Sin ir más lejos, 'La metamorfosis' había entrado en la convocatoria extraordinaria de 2010 y vuelve a estar en la lista este curso.
Cuatro claves
Otro tanto ocurre en la prueba de Lengua y Literatura Castellana (en el tramo común de la Selectividad), donde sólo hay tres lecturas fijas y este año se les ha preguntado por una de las obras que cayó el año pasado en ambas convocatorias, 'Luces de bohemia'. Total, que sabiendo cuatro claves de cada título éste es perfectamente identificable incluso por quienes en vez de las obras sólo han leído los apuntes. Y dado que, pese a los cambios en los planes de estudios, las referencias literarias apenas se han renovado desde la creación de la prueba, esos apuntes pueden ser auténticas reliquias redactadas por amanuenses perdidos en el tiempo, un tiempo suspendido hace casi cuarenta años.
Sin querer complicar la vida a los estudiantes, hemos propuesto a seis escritores vascos la actualización del repertorio. ¿Qué obras escritas desde 1976 no desmerecían junto a 'Hamlet', 'Madame Bovary' o 'Pedro Páramo', algunas de las que conforman la lista de este curso?
«A esas edades no se trata tanto de leer a los clásicos como de leer. A la educación también, y sobre todo, le corresponde fomentar la lectura. Los clásicos están presentes en los libros contemporáneos porque la literatura es un proceso evolutivo. Por ejemplo, las grandes obras de la tradición picaresca española están asimiladas a la perfección en algunas novelas de Eduardo Mendoza y quizá fuera más atractivo y cercano para un joven leer 'El misterio de la cripta embrujada' o 'Sin noticias de Gurb' que, por ejemplo, 'El lazarillo de Tormes' o 'El buscón'. Pienso que el plan de lectura debe ir en esta línea; literatura de calidad pero no necesariamente ni siempre clásica. Lo que no me parece normal ni lógico es que las lecturas sean las mismas que yo leí hace treinta años», explica Juan Carlos Márquez. «No debería tratarse tanto de hacerles leer obras canónicas como de señalarles éstas y prepararles, mediante lecturas con las que empaticen más, para poder leerlas algún día, más tarde», coincide Harkaitz Cano.
Amenidad y mensaje
¿Y qué ingredientes debe tener una obra para entrar entre las elegidas? Junto a «la excelencia literaria», Fernando Aramburu subraya la importancia de «la amenidad, sin la cual no veo posible que un joven se convierta en lector asiduo», así como la de «algo que, para entendernos, llamaría lecciones de vida y formación del individuo, por cuanto se supone que alguna cosa provechosa ha de aprender uno mediante la lectura».
En esa misma línea, ahonda Cano al citar los elementos que, «al menos tangencialmente», deberían tener las lecturas obligatorias. «El humor -a más ácido mejor-, lo irreverente o antisistema, la imaginación desbordante y efectista, la ruptura de las reglas -ya sean lingüísticas, sociales, etc.- que la propia enseñanza o la sociedad propugnan, cierta tendencia al sexo explícito, a la truculencia o al tremendismo y cercanía en cuanto al registro lingüístico de la narración, un lenguaje sin florituras», cita. «Si somos capaces de hacer ver al joven que tras esos ingredientes además hallará un sistema crítico y vital que le lleve a pensar por sí mismo y a buscar su propio camino, tenemos la mitad del trabajo hecho», señala el autor de 'Twist', quien puestos a «revisar el 'canon escolar'», abriría las puertas de los institutos a literaturas aún poco frecuentadas. «Dado que quienes saben dicen que nos encontramos en una época postcolonial, tendría especialmente en cuenta a autores no anglosajones y a escritoras».
Así, en su lista no faltaría la 'Trilogía de Nueva York' de Paul Auster, ya que «abre el camino hacia Kafka y la literatura francesa. Es divertida, tiene intriga y contenidos policiales, todo ello englobado en la 'city' cosmopolita». Junto a ella, incluiría 'Autobiografía de mi madre' de Jamaica Kincaid, en la que «desde la paradoja del título» la escritora de Antigua y Barbuda «invita a la reflexión y a poner en cuestión la literatura imperante», y 'Ensayo sobre la ceguera' del portugués José Saramago, «que da mucho que pensar y tiene el grado de espectacularidad y de efectismo necesarios para cautivar a lectores jóvenes». Por su parte, Aramburu se decantaría por 'Sueños en el umbral' de la marroquí Fatema Mernissi, junto a dos obras casi de anteayer: 'La carretera' de Cormac McCarthy y 'Tiempo de vida' de Marcos Giralt.
La desazonadora 'La carretera' está también entre las obras seleccionadas por Juan Bas para «dar un poco de marcha narrativa a los chavales y lograr que la lectura les ensanche el coco. Les parecerá como una de zombis y que cualquier futuro que les toque será mejor que ese», asegura. Bas también buscaría la «complicidad» de los lectores con los protagonistas retratados por Juan Marsé en 'El embrujo de Shanghai', una novela «ligera narrada por un adolescente», y haría una defensa del humor con José Luis Alonso de Santos y 'Bajarse al moro' -«una comedia con aire de movida madrileña, divertida, liberal y próxima»- o 'La conjura de los necios', de John Kennedy Toole, que «les atrapará por su desternillante humor y clave 'freak'». También daría un punto a la fantasía de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar e incluso Stephen King: «Aunque es una novela muy larga, 'El resplandor', les subyugará y aterrará».
A todo ello, Fernando Marías además le pondría aventura de la mano de Javier Reverte y 'El sueño de África', «el libro ideal para hacer nuevos lectores, una obra enorme que podría hacer adictos ya que contiene aventura, historia, geografía...». Por su parte, Kirmen Uribe añade un repaso a parte de nuestra historia reciente a partir de 'Soldados de Salamina', de Javier Cercas, y se anima a hacer un guiño a su propio oficio con las biografías y diarios que no son lo que parecen de 'El mal de Montano', de Enrique Vila-Matas, y 'Verano', de J. M. Coetzee.
Para dar vidilla a la poesía Bas y Uribe recurrirían a Ángel González y Wislawa Szymborska, «fáciles de leer sin renunciar a la profundidad». El poeta de Ondarroa añadiría también a Gil de Biedma y, «si me apuras, a Luis García Montero». Junto a ellos podrían estar Eloy Sánchez Rosillo, de quien otro autor que ha cosechado el género, Fernando Aramburu, recomienda 'Antes del nombre', o incluso Charles Bukowski, cuyos poemas «escritos en un lenguaje muy llano adecuado incluso para los que 'no leen poesía'» se ganaron el afecto del también poeta Harkaitz Cano precisamente por no estar recomendados en clase.
Y ya puestos, también podríamos incluir géneros incipientes. «Otra asignatura pendiente es la ausencia de la novela gráfica. Hoy hay verdaderas maravillas, tanto en España como en el resto de mundo. 'Maus', de Art Spiegelman, es un testimonio sobre el genocidio judío que podría perfectamente incluirse como lectura universal obligatoria», indica Juan Carlos Márquez.
Aprovechar sinergias
E incluso resultaría interesante aprovechar 'sinergias', el «material de apoyo» como lo llama Harkaitz Cano. Si el alumno va a sentir la tentación de ver la adaptación cinematográfica de alguna de las novelas en vez de leerlas, ¿por qué no animarle? «Ayuda el hecho de tener canciones, películas, series de televisión -o incluso videojuegos- en los que los adolescentes vean referentes o paralelismos literarios como los de 'Los Soprano' con personajes de Shakespeare. Para estudiar a Austen se podría ver 'Smoke' o leer la adaptación al cómic de 'Ciudad de cristal'», sugiere el autor, quien reconoce el inicio de su fascinación por Lorca en «el temprano visionado de la serie 'Lorca: muerte de un poeta'... ¡para que luego digan que la tele no hace lectores!».
Puede ser. Puede que las películas basadas en estos nuevos clásicos introduzcan las novelas en las mochilas. Quizá entonces sea momento de actualizar Selectividad con nuevos 'anónimos'. «Al despertar en el bosque en medio del frío y la oscuridad nocturnos había alargado la mano para tocar al niño que dormía a su lado. Noches más tenebrosas que las tinieblas y cada uno de los días más gris que el día anterior. Como el primer síntoma de un glaucoma frío empañando el mundo». Pista: está entre las lecturas sugeridas. Dos veces.

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