TÍTULO; La tradición del mal día
España convierte en habitual tropezar en la primera fase para crecer luego
No hay que rasgarse las vestiduras. La derrota
ante Eslovenia no es más que un tropiezo que se ha convertido en un
clásico de España en las primeras fases de los últimos siete campeonatos
continentales, en los que acabó siempre alcanzando las semifinales.
Solo en el 2003 la selección no cedió en algunos de los duelos
iniciales. En todos los demás, al menos cayó en una ocasión, antes de
iniciar el camino hacia las medallas y únicamente en el 2005 se quedó
fuera del podio.
Precisamente, hace 14 años, el mismo rival que
superó el jueves a los pupilos de Orenga batió en Francia a la selección
española. Incluso acumuló dos tropezones más ante el anfitrión y
Yugoslavia. Pero en cuanto acabó con la favorita Lituania, España
devolvió el golpe a la anfitriona en el enfrentamiento que sí valía, en
la semifinal, aunque acabó superada por Italia en una gris final.
Dos años después, en Turquía, llegó el habitual
error frente al equipo de casa antes de iniciar un camino sin mácula
hasta la penúltima ronda, en la que no pudieron con la posterior
ganadora, Yugoslavia. En la lucha por el bronce, la Alemania de Nowitzki
se convirtió en la víctima.
En Suecia se dio la atípica trayectoria impoluta
hasta la final, pero no pudo culminar con el primer título continental,
ya que cayó ante Lituania. Pau Gasol fue el máximo anotador del torneo.
Pero el jugador de los Lakers no acudió a Serbia dos años después y
España no pudo defender su plata.
Este Eurobasket sin medalla marcó un punto de
inflexión que relanzaría a España. En 2006 llegaría el gran éxito
histórico, con el oro en el Mundial de Japón tras un soberbio camino que
acabó con el éxtasis ante Grecia, con las lágrimas del lesionado Pau y
con la primera gran demostración de Marc Gasol.
En el Europeo de 2007 España ejercía de anfitrión
y favorito. Pepu Hernández convocó a los mismos doce jugadores y
Croacia protagonizó la ordinaria pájara intrascendente de los locales. A
partir de ese momento, España se dirigió directa hacia el oro, pero se
cruzaron en la final Kirilenko y Rusia.
La decepción duró poco, lo que tardó en llegar la
plata en los Juegos de Pekín en un enorme choque entre España y Estados
Unidos. Y se olvidó por completo en Polonia, en el que supuso el primer
título continental. Siguiendo con la tradición, cayó ante Serbia en el
segundo partido y aún aumentó los temores ante Turquía.
El bicampeonato llegó en Lituania. Turquía fue el
que aprovechó el día malo de España (57-65), el único antes del paseo
triunfal que culminó frente a Francia en otra demostración de fuerza
(98-85).
Con estos antecedentes, y pese a que la derrota
ante los anfitriones supone un lastre asumible, España debe superar hoy
(14.30 horas, Cuatro) a la correosa República Checa de los conocidos
Welsch, Barton, Satoransky o Vesely.
TÍTULO; JUVENTUD ATREVIDA, VEJEZ CONFIADA, MADRID 2020,.
Los jóvenes paladean la victoria. Los ancianos apelan a la
prudencia. Los deportistas extienden su ambicioso optimismo. Los
veteranos aguantan las riendas. En la eterna dicotomía entre la
impetuosa llama de la juventud y la templanza de la vejez la delegación
española en Buenos Aires no es una excepción. Los deportistas, una
muchachada de destacados atletas en la élite, apuesta sin dudar por la
candidatura madrileña para albergar los Juegos Olímpicos de 2020. «¿Cómo
no vamos a ganar?”», se pregunta Ander Mirambell, el aventurero del
skeleton. «A estas alturas hay que estar convencidos, siempre desde la
humildad, de que vamos a llevar las Olimpiadas para casa. Tengo
optimismo, ilusión y ganas de que Madrid 2020 sea una realidad. Mi padre
me contagió todo lo que supuso Barcelona’92 y esto podría volver a
hacer que la sociedad tenga una ilusión por algo», señala con alegría
Joel González, el taekwondista que logró la medalla de oro en Londres
2012.
«Después de tantos años la candidatura es perfecta y Madrid
se lo merece. El optimismo es esencial y forma parte de la alegría que
llevamos todos», secunda la campeona olímpica de waterpolo Jennifer
Pareja. «Siempre es bueno el optimismo. Para hacer bien un examen hay
que tener la tranquilidad de hacerlo bien. No debemos perder la
euforia», les anima José María Álvarez del Manzano, antiguo alcalde de
Madrid y veterano en las tareas de la candidatura olímpica.
La explicación al comportamiento la desarrolla Jesús
Carballo, gimnasta olímpico y hoy presidente de la correspondiente
federación: «El deportista tiene que sentirlo así y yo he experimentado
las dos parcelas. Sé lo que conlleva para la federación que sea
olímpica. Sé lo que es la vivencia y la experiencia de disfrutar de ello
y entiendo que muchos de los deportistas que están aquí podrían estar
en Madrid, así que no ven la opción de perder». «Hay mucha ilusión
porque realmente necesitamos unas Olimpiadas en España. Estamos todos
muy mal y el deporte lo necesita. Creer que tenemos una opción nos hace
creer en esa ilusión», aclara la joven saltadora Ana Peleteiro.
Por otra parte, dentro del grupo de triunfadores del
deporte también hay quien suaviza la imagen proyectada. «Tampoco vamos
muy sobrados», señala Mireia Belmonte, dos veces medallista en Londres
2012. «Un cosa es ser optimista y otra es confiados», tercia la jugadora
de rugby Patricia García. La euforia se rebaja conforme avanza la edad,
aunque sin perder de vista la victoria. «Hay que tener los pies en el
suelo. Lo deseamos, necesitamos y queremos. Pero cuando tienes una cosa
en la cabeza y lo crees al final se alcanza el objetivo», asegura el
exatleta Fermín Cacho, aunque luego se desmarca con un «vamos a ganar en
la primera ronda». «Ha habido dos malas experiencias y esperemos que no
se repita con una tercera», cuenta con serenidad Joan Llaneras, el
ciclista que rodó por los velódromos olímpicos hasta Pekín 2008.
«Humildad» y «prudencia» son las palabras que repite el esquivo
presidente del Real Madrid, Florentino Pérez.
No obstante, todos exponen una sonrisa por las sensaciones
que les transmiten desde el hotel en el que se hospedan los miembros del
COI que decidirán si Madrid albergará los Juegos. La sonrisa y el deseo
se cruzan. «Ya habrá tiempo para la euforia, pero como antes de una
cita importante, estás nerviosa», previene Patricia García. «He pasado
por este trance en Singapur y en Copenhague. Vamos a pasarlo para 2020
pero con mejor final», augura el animado Álvarez del Manzano. «Todos
estamos con el culito prieto, con los nervios de las grandes
competiciones», reconoce Llaneras.
Los deportistas y los presidentes de las federaciones han
puesto su grano de arena a la opción española. Desde Mirambell, el
extravertido joven del skeleton que aportará sus influencias entre los
directivos y atletas de los deportes invernales hasta las artes para el
halago de José María Odriozola, el encantador de miembros del COI que
dirige la Federación Española de Atletismo. Todos viven con expectación
un día que culminará con el anuncio de la candidatura elegida. Durante
los últimos instantes, jóvenes y mayores compartirán una sensación que
Alejandro Blanco pronostica: «Estaremos temblando».
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