sábado, 7 de septiembre de 2013

La tradición del mal día,. / JUVENTUD ATREVIDA, VEJEZ CONFIADA, MADRID 2020,.

TÍTULO; La tradición del mal día

España convierte en habitual tropezar en la primera fase para crecer luego

No hay que rasgarse las vestiduras. La derrota ante Eslovenia no es más que un tropiezo que se ha convertido en un clásico de España en las primeras fases de los últimos siete campeonatos continentales, en los que acabó siempre alcanzando las semifinales. Solo en el 2003 la selección no cedió en algunos de los duelos iniciales. En todos los demás, al menos cayó en una ocasión, antes de iniciar el camino hacia las medallas y únicamente en el 2005 se quedó fuera del podio.
Precisamente, hace 14 años, el mismo rival que superó el jueves a los pupilos de Orenga batió en Francia a la selección española. Incluso acumuló dos tropezones más ante el anfitrión y Yugoslavia. Pero en cuanto acabó con la favorita Lituania, España devolvió el golpe a la anfitriona en el enfrentamiento que sí valía, en la semifinal, aunque acabó superada por Italia en una gris final.
Dos años después, en Turquía, llegó el habitual error frente al equipo de casa antes de iniciar un camino sin mácula hasta la penúltima ronda, en la que no pudieron con la posterior ganadora, Yugoslavia. En la lucha por el bronce, la Alemania de Nowitzki se convirtió en la víctima.
En Suecia se dio la atípica trayectoria impoluta hasta la final, pero no pudo culminar con el primer título continental, ya que cayó ante Lituania. Pau Gasol fue el máximo anotador del torneo. Pero el jugador de los Lakers no acudió a Serbia dos años después y España no pudo defender su plata.
Este Eurobasket sin medalla marcó un punto de inflexión que relanzaría a España. En 2006 llegaría el gran éxito histórico, con el oro en el Mundial de Japón tras un soberbio camino que acabó con el éxtasis ante Grecia, con las lágrimas del lesionado Pau y con la primera gran demostración de Marc Gasol.
En el Europeo de 2007 España ejercía de anfitrión y favorito. Pepu Hernández convocó a los mismos doce jugadores y Croacia protagonizó la ordinaria pájara intrascendente de los locales. A partir de ese momento, España se dirigió directa hacia el oro, pero se cruzaron en la final Kirilenko y Rusia.
La decepción duró poco, lo que tardó en llegar la plata en los Juegos de Pekín en un enorme choque entre España y Estados Unidos. Y se olvidó por completo en Polonia, en el que supuso el primer título continental. Siguiendo con la tradición, cayó ante Serbia en el segundo partido y aún aumentó los temores ante Turquía.
El bicampeonato llegó en Lituania. Turquía fue el que aprovechó el día malo de España (57-65), el único antes del paseo triunfal que culminó frente a Francia en otra demostración de fuerza (98-85).
Con estos antecedentes, y pese a que la derrota ante los anfitriones supone un lastre asumible, España debe superar hoy (14.30 horas, Cuatro) a la correosa República Checa de los conocidos Welsch, Barton, Satoransky o Vesely.

TÍTULO;  JUVENTUD ATREVIDA, VEJEZ CONFIADA, MADRID 2020,.

 
Los jóvenes paladean la victoria. Los ancianos apelan a la prudencia. Los deportistas extienden su ambicioso optimismo. Los veteranos aguantan las riendas. En la eterna dicotomía entre la impetuosa llama de la juventud y la templanza de la vejez la delegación española en Buenos Aires no es una excepción. Los deportistas, una muchachada de destacados atletas en la élite, apuesta sin dudar por la candidatura madrileña para albergar los Juegos Olímpicos de 2020. «¿Cómo no vamos a ganar?”», se pregunta Ander Mirambell, el aventurero del skeleton. «A estas alturas hay que estar convencidos, siempre desde la humildad, de que vamos a llevar las Olimpiadas para casa. Tengo optimismo, ilusión y ganas de que Madrid 2020 sea una realidad. Mi padre me contagió todo lo que supuso Barcelona’92 y esto podría volver a hacer que la sociedad tenga una ilusión por algo», señala con alegría Joel González, el taekwondista que logró la medalla de oro en Londres 2012.
«Después de tantos años la candidatura es perfecta y Madrid se lo merece. El optimismo es esencial y forma parte de la alegría que llevamos todos», secunda la campeona olímpica de waterpolo Jennifer Pareja. «Siempre es bueno el optimismo. Para hacer bien un examen hay que tener la tranquilidad de hacerlo bien. No debemos perder la euforia», les anima José María Álvarez del Manzano, antiguo alcalde de Madrid y veterano en las tareas de la candidatura olímpica.
La explicación al comportamiento la desarrolla Jesús Carballo, gimnasta olímpico y hoy presidente de la correspondiente federación: «El deportista tiene que sentirlo así y yo he experimentado las dos parcelas. Sé lo que conlleva para la federación que sea olímpica. Sé lo que es la vivencia y la experiencia de disfrutar de ello y entiendo que muchos de los deportistas que están aquí podrían estar en Madrid, así que no ven la opción de perder». «Hay mucha ilusión porque realmente necesitamos unas Olimpiadas en España. Estamos todos muy mal y el deporte lo necesita. Creer que tenemos una opción nos hace creer en esa ilusión», aclara la joven saltadora Ana Peleteiro.
Por otra parte, dentro del grupo de triunfadores del deporte también hay quien suaviza la imagen proyectada. «Tampoco vamos muy sobrados», señala Mireia Belmonte, dos veces medallista en Londres 2012. «Un cosa es ser optimista y otra es confiados», tercia la jugadora de rugby Patricia García. La euforia se rebaja conforme avanza la edad, aunque sin perder de vista la victoria. «Hay que tener los pies en el suelo. Lo deseamos, necesitamos y queremos. Pero cuando tienes una cosa en la cabeza y lo crees al final se alcanza el objetivo», asegura el exatleta Fermín Cacho, aunque luego se desmarca con un «vamos a ganar en la primera ronda». «Ha habido dos malas experiencias y esperemos que no se repita con una tercera», cuenta con serenidad Joan Llaneras, el ciclista que rodó por los velódromos olímpicos hasta Pekín 2008. «Humildad» y «prudencia» son las palabras que repite el esquivo presidente del Real Madrid, Florentino Pérez.
No obstante, todos exponen una sonrisa por las sensaciones que les transmiten desde el hotel en el que se hospedan los miembros del COI que decidirán si Madrid albergará los Juegos. La sonrisa y el deseo se cruzan. «Ya habrá tiempo para la euforia, pero como antes de una cita importante, estás nerviosa», previene Patricia García. «He pasado por este trance en Singapur y en Copenhague. Vamos a pasarlo para 2020 pero con mejor final», augura el animado Álvarez del Manzano. «Todos estamos con el culito prieto, con los nervios de las grandes competiciones», reconoce Llaneras.
Los deportistas y los presidentes de las federaciones han puesto su grano de arena a la opción española. Desde Mirambell, el extravertido joven del skeleton que aportará sus influencias entre los directivos y atletas de los deportes invernales hasta las artes para el halago de José María Odriozola, el encantador de miembros del COI que dirige la Federación Española de Atletismo. Todos viven con expectación un día que culminará con el anuncio de la candidatura elegida. Durante los últimos instantes, jóvenes y mayores compartirán una sensación que Alejandro Blanco pronostica: «Estaremos temblando».

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