TÍTULO: PERIODICO LA RAZÓN , Fórmula 1
Mar de fondo en Ferrari
La relación idílica entre Alonso y la escudería italiana transita por sus horas más bajas y se escenifica en Monza
Terminó la jornada laboral en la pista de Monza y el ruido
de fondo se trasladó a la trastienda de Ferrari, allí donde acampaban
los dueños de Fiat, el presidente de la escudería, una estrella de la
NBA -Kevin Durant- y numerosos invitados VIP. La tabla de tiempos
reflejaba otro fin de semana la tendencia actual de la Fórmula 1: manda
Red Bull -Vettel en la pole seguido de Webber- y los demás persiguen
-Massa, cuarto; Alonso, quinto-. Pero más allá de los guarismos del
cronómetro, quedan los sentimientos verdaderos, el tipo de relaciones
que en el tiempo fluctúan de la confianza total a la suspicacia. Sucede
en Ferrari. La antigua relación de idilio entre la escudería italiana y
Fernando Alonso transita ahora por sus horas más bajas. La falta de
resultados potentes -camino del cuarto año sin título- ha rebajado el
nivel de esperanza firme de unos hacia otros.
Ayer se prendió la mecha en Monza por un manifiesto vivo de
Alonso mientras conducía el coche en pleno fragor de la batalla.
«¿Siete scemi? (¿Sois estúpidos?)», dicen los italianos que contestó el
español a propósito de una estrategia dictada desde el garaje rojo que
él entendió equivocada. Alonso aclaró que no lanzó tal expresión, sino
que dijo «¡sois unos genios!» en sentido irónico.
Reprobación hacia sus ingenieros en cualquier caso que, en
breves minutos, pasó de la boca de Alonso a las webs italianas,
presuntamente agraviadas por lo que se entendió en el país como un
ataque de su piloto estrella a la estructura de Ferrari, al germen de la
escudería fetiche de una nación. Se montó el belén en los medios,
aunque la cuestión es el mar de fondo que anida en Ferrari desde el
pasado julio.
En el Gran Premio de Hungría Alonso expresó su frustración
por otro resultado deficiente en su palmarés. «Me gustaría que me
regalasen el coche de mis rivales», replicó cuando le solicitaron un
presente por su cumpleaños. La reacción en Ferrari provino de la primera
instancia de la casa. Luca de Montezemolo recalcó que «en Ferrari
ganamos y perdemos todos» y «necesitamos humildad para mejorar». Cruce
de directos al mentón a propósito de un coche que, objetivamente, es
inferior al Red Bull, admitido por todos los implicados.
El asunto devino en un verano caliente en la distancia para
unos y otros. Se abrió una herida provocada por el desencanto de la
ausencia de triunfos, de la materialización de un coche dominante y de
un proyecto común con perspectiva de éxito. Alonso puede tener el mejor
contrato de la historia, haber solucionado la vida de sus bisnietos y
ser famoso en el mundo entero, pero detesta perder, o al menos, no tener
la posibilidad de pelear en igualdad de condiciones. Y lo mismo reza
para Ferrari, un equipo legendario sin el que la Fórmula 1 no tendría
sentido, acostumbrado a ganar y que se exige triunfos como parte de su
genética.
La desilusión cunde en Ferrari sin victorias frente al
poderío de Red Bull y la panorámica de un cuarto año sin Mundial. La
Prensa italiana considera que hay coche y la española que siempre hubo
piloto. Y así pintan las cosas. Existe un punto común de entendimiento.
Sebastian Vettel está triturando a Ferrari con su Red Bull.
Hamilton cae en la Q3
El alemán lo volvió a a hacer. Otra actuación colosal del
campeón del mundo con el mejor coche de la parrilla le entregó la pole
en Monza. Fue un duro golpe para la escudería de Fernando Alonso, que
partirá desde su lugar habitual este año, quinto. Es la pole número 40
de Vettel, la cuarta del año, cifras que lo sitúan como el tercer piloto
de la historia en este apartado.
En la Q1 ya se adivinó que la elocuencia de Red Bull
durante todo el fin de semana no era un fuego de artificio, sino una
constatación de la mejoría permanente de la casa energética. Vettel puso
el sello a la ronda con el mejor tiempo de todos los concursantes. En
el colmo de la competitividad, los Toro Rosso -el conjunto filial-
desplegaron un gran rendimiento. Alonso fue séptimo dentro de una gran
igualdad. De Vettel a Sutil (16º) sólo hubo siete décimas de diferencia.
La Q2 destapó una pésima noticia para Mercedes. Hamilton se
quedó cortado, sin entrar en la Q3, después de 67 carreras consecutivas
en las que ingresó en la tanda final. Hamilton había salido el primero
en los últimos cuatro grandes premios y era favorito como siempre.
Aparentemente no fue un problema de velocidad, sino de cálculo y gestión
de tiempos desde el garaje, cuestión que desmintió el propio inglés con
esta declaración: «He conducido de una manera impropia».
La Q3 expuso la evidencia. Red Bull es mejor que Ferrari.
Vettel logra mejores resultados que Alonso. El duelo se desniveló por
escaso margen, cuatro décimas entre ambos, pero suficiente para que el
alemán no se baje del pedestal. Webber completó la faena Red Bull con el
segundo puesto y Hulkenberg se coló tercero en una vuelta estupenda con
su Sauber. Massa ocupó la cuarta posición por delante de Fernando
Alonso.
TÍTULO: DJOKOVIC VENCE A WAWRINKA Y SE ASEGURA EL NUMERO UNO,.
El serbio Novak Djokovic logró la clasificación por quinta
vez en su carrera para la final del Abierto de Estados Unidos, donde se
medirá con el vencedor del encuentro entre el español Rafael Nadal y el
francés Richard Gasquet, que se jugaba al cierre de esta edición, tras
imponerse este sábado por 2-6, 7-6 (4), 3-6, 6-3 y 6-4 al suizo Stanilas
Wawrinka en un emocionante encuentro que se prolongó por más de cuatro
horas.
Djokovic , que seguirá como número uno mundial haga lo que
haga Nadal y que ya logró el triunfo en Nueva York en el año 2011, hizo
valer su supremacía en pista dura, donde había vencido al helvético en
siete de las ocho ocasiones en las que se habían enfrentado
anteriormente, aunque con muchos más apuros de los previstos.
En especial en el primer set, en el que Wawrinka, número
nueve mundial, desarboló por completo al jugador serbio, al que rompió
hasta en tres ocasiones el servicio, para alzarse por 6-2 con la primera
manga en 34 minutos de juego.
Un revés del que no tardó en rehacerse Djokovic , que se
alzó con la segunda manga 6-6 (4) en un juego de desempate, marcado por
la igualdad que presidió el resto del encuentro, que se resolvió a favor
del balcánico en el quinto set (6-4).
Quinta manga en la que se vivió uno de los momentos más
emocionantes y dramáticos en la presente edición del Abierto de Estados
Unidos, con un vibrante tercer juego, en el que Wawrinka necesitó más de
veintiún minutos para hacerse con su servicio.
Pero ni los doce situaciones de igualdad que forzó Djokovic
, ni mucho menos las cinco bolas de ruptura que desaprovechó el serbio,
mermaron la determinación del número 1 del Mundo, que buscaba su cuarta
final consecutiva en Nueva York.
De hecho, Djokovic no dejó pasar el siguiente servicio de
Wawrinka, el verdugo del escocés Andy Murray, el último vencedor del
torneo, en los cuartos de final, para romper el servicio (2-3) del suizo
y adquirir una renta que ya sería decisiva.
Un 'break' de ventaja, que pese a los esfuerzos de
Wawrinka, Djokovic supo manejar con solvencia hasta el final, para
acabar imponiéndose en la quinta y definitiva manga por un 6-4, que
permitirá al balcánico pelear el próximo lunes por su séptimo título de
«Grand Slam».
Final en la que Novak Djokovic , que este año ya se impuso
en el Abierto de Australia, se medirá con el vencedor del encuentro que
enfrentará hoy al español Rafael Nadal, ganador de doce «grandes», y el
francés Richard Gasquet, que disputará su segunda semifinal de un 'Grand
Slam'.
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