La UE soporta a diario un chaparrón de críticas por su
gestión de la crisis, pero existe todavía más unanimidad al censurar la
política exterior del bloque. Catherine Ashton, jefa de la diplomacia
comunitaria, se ha convertido en una auténtica diana que recibe
aguijonazos a cada paso. Minada por los ataques, la baronesa británica
ya ha anunciado que no se presentará a la reelección el año que viene.
Su argumento ha sido que está demasiado estresada después de tantos
viajes y horas de avión para llegar a las zonas más conflictivas del
planeta. Curiosamente, sus detractores no solo le reprochan que no se
mueve lo suficiente, sino que lamentan que la Unión siempre llegue tarde
allí donde se le necesita.
Ashton ya empezó su mandato con el pie cambiado. Se cuenta
que se enteró de su nombramiento a través de un SMS justo cuando iba a
subirse al tren que enlaza Bruselas y Londres. La baronesa de Upholland,
que luce el tratamiento de lady vitalicia de la Cámara de los Lores, no
entraba en ninguna quiniela y fue designada tras una carambola. Reino
Unido empujaba para que Tony Blair se convirtiera en el presidente de la
Unión, pero su candidatura fue rechazada y la responsable laborista se
encontró con el cargo de alta representante para la Política Exterior y
la Seguridad. Hasta entonces, había ejercido como comisaria de Comercio,
una cartera de escaso relumbrón en la capital comunitaria.
La designación resultó tan sorprendente que el marido de
Ashton, el director de una conocida firma de encuestas de Reino Unido,
no pudo contener su sinceridad. «Los británicos no están exactamente
bailando en la calles», concedió a modo de prólogo de un mandato repleto
de baches. La flamante alta representante prometió convencer a todos
los escépticos con una «diplomacia silenciosa», pero eficaz. Apenas unos
meses después, se encontró con su primera prueba de fuego. Fue el 12 de
enero de 2010, una fecha negra por el terrible terremoto que se cobró
220.000 vidas en Haití. Aunque la movilización internacional fue
inmediata, la responsable comunitaria retrasó su visita a la isla, lo
que le costó las primeras lindezas en el seno de la Unión.
«Una vez en el país, todo el mundo me dio las gracias por
no venir cuando las pistas de aterrizaje se necesitaban para la ayuda
humanitaria», explicó Ashton al término de su viaje. Pese a sus
esfuerzos, la dirigente europea empezó a ganarse la fama de lenta de
reflejos y poco amiga de los desplazamientos. Estos toques de atención
se repitieron durante la Primavera Árabe, especialmente al calor de las
revueltas en Egipto. Algunos medios europeos, incluso, se dedicaron a
hacer números para comparar los mandatos de la baronesa y su predecesor,
Javier Solana. Uno de los cálculos estimaba que el responsable español
llegó a recorrer 6.000 kilómetros semanales, frente a los tres viajes de
la británica.
Ashton siempre se ha defendido recordando que tenía mucho
trabajo en casa. Desde su nombramiento, una de sus tareas principales ha
consistido en construir el Servicio Europeo de Acción Exterior, una
colosal red de 141 embajadas con alrededor de 3.000 funcionarios. Dentro
de este proceso, tampoco se ha encontrado con excesivos apoyos. Hasta
el propio Gobierno británico le acusó de querer usurpar el papel del
Foreign Office y cargó duramente contra sus planes de aumentar el
presupuesto un 6%. La Eurocámara eludió hablar de duplicidades, pero
lamentó el elevado número de altos cargos en el brazo diplomático de la
UE.
Desgastada por tantos reproches, la baronesa tiró la toalla
escudándose en la dureza de un cargo que exige «pasar muchas horas
sentada en un avión». «He hablado sobre ello con mi querida amiga
Hillary Clinton unas cuantas veces. En ocasiones, resulta agotador»,
resumió en referencia a sus charlas con la exsecretaria de Estado
norteamericana. Aunque la decisión no sorprendió a nadie, también
desencadenó la enésima ración de reprobaciones. En Bruselas, se insistió
en que avanzar con tanto tiempo su renuncia resultaba innecesario e
hipoteca su maltrecha autoridad para lo que le resta de mandato, que
concluye en octubre de 2014.
Número dos de la Comisión. En calidad de vicepresidenta de
la Comisión y alta representante para la Política Exterior, Ashton
recibe un sueldo bruto de 23.882 euros mensuales. Al igual que el resto
de comisarios, tiene derecho a una paga adicional durante tres años tras
dejar su cargo hasta que encuentre un trabajo.
Baronesa de Upholland. Lady desde 1999, Catherine Ashton es
baronesa de su localidad natal de Upholland, situada al oeste de
Manchester. Existe otro enclave cercano llamado Downholland. La
dirigente comunitaria forma parte del Partido Laborista. Tiene 57 años.
TÍTULO; Bale ya es nuevo jugador blanco,.
Los clubes hacen oficial el acuerdo por el fichaje más caro de la historia del fútbol: 99 millones de euros,.
Gareth Bale ya es jugador del Real Madrid. El club blanco y el
Tottenham han hecho oficial el acuerdo por el extremo galés, por el que
Florentino Pérez hace un desembolso de 91 millones de euros.
El acuerdo con Bale ha tardado en anunciarse después de que la semana pasada se cerrara la operación. El problema estaba en la forma de pago. El traspaso del galés pone la guinda al nuevo proyecto del Real Madrid junto a Isco, Illarramendi y Carvajal.
El acuerdo con Bale ha tardado en anunciarse después de que la semana pasada se cerrara la operación. El problema estaba en la forma de pago. El traspaso del galés pone la guinda al nuevo proyecto del Real Madrid junto a Isco, Illarramendi y Carvajal.
El jugador será presentado este lunes, 2 de septiembre, a las 13:00 h, en el palco de honor del estadio Santiago Bernabéu, tras someterse al correspondiente reconocimiento médico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario