
Ni el fin del mundo que anunciaron los mayas ni la crisis van a poner fin a la revolución gourmet que apuesta por la neofusión, la huerta y el,.
Gastrorevolución 2.0
Restaurante Food bar de Mathias Dahlgren.
Ni el fin del mundo que anunciaron los mayas ni la crisis van a
poner fin a la revolución gourmet que apuesta por la neofusión, la
huerta y el restaurante como lugar de experiencias.
Plancton, pura vida. Confirmado: Ángel León está llamado a ser el agitador de la cocina actual. El calificado chef del mar pesca ideas geniales y las convierte en gastronomía sostenible con visión futurista. Ahora en su restaurante Aponiente (www.aponiente.com) del Puerto de Santamaría la revolución sabe a plancton. Ha descubierto que este elemento marino, que utiliza en varios de sus platos, tiene 30 veces más de Omega 3 que el aceite de oliva.
2. De la huerta
Verde que te quiero verde. El año pasado hablábamos de la llegada de la gastrobotánica del genial Rodrigo de la Calle (www.restaurantedelacalle.com) y de su esfuerzo por darnos a conocer nuevas frutas, verduras y exóticos brotes. El fallecido Santi Santamaría también apostaba por potenciar el auténtico sabor de la tierra, algo que sigue haciendo su sucesor, Xavi Pellicer, en Can Fabes (www.canfabes.com) y Mario Sandoval, en Coque (www.restaurantecoque.com). Síguele la pista a esta nueva revolución eco, que arrasa en países nórdicos como Suecia y Noruega, con las sugerencias de chefs como el sueco Mathias Dahlgren (www.mathiasdahlgren.com). Los ingredientes son frescos y de temporada. Al igual que en Abastos 2.0, en Santiago de Compostela, con una barra que ya tiene lista de espera (abastosdouspuntocero.es). Todo por un menú estacional.
3. Vinos
Cepas exóticas. Quienes de verdad saben del tema aseguran que cada vez resulta más difícil toparse con malos vinos y más fácil descubrir interesantes nombres a precios mucho más razonables. A comienzos del nuevo milenio, la moda fue disparar los precios para convertir en exclusivo algo que no lo era. Ahora, en tiendas especializadas como The Flying Cow (Hermosilla 26, Madrid), además de diferentes cursos de cata, ofrecen sorpresas “high low” como el vino californiano Brazin Old Vine, de la variedad zinfandel, o el Waipara Hills, un pinot noir neozelandés, ambos por 25 € y muy especiales.
4. Multiespacios
Más que comer. Aunque para elaborar cualquier plato mande la cocina, en locales como Seis Ocho (Albasanz 68, Madrid. www.restauranteseisocho.es) hay más motivos para alargar la sobremesa: exposiciones, cursos de “showcooking”, conciertos, proyecciones de películas, tertulias... Un caso similar es el del espacio mmm_US (Duque de Rivas 5, Madrid), que llega precedido por el éxito de la empresa de “coworking” Utopic_US. Tampoco te puedes perder Nerua, de Josean Alija, el en Guggenheim de Bilbao, que con su cocina, puro arte, casi eclipsa al propio museo (www.nerua.com).
5. "Street food"
Chef ambulante. A finales del siglo XX, la comida era “fast” y viajaba en moto. Las grandes ciudades se llenaron de ciclomotores cargados de pizzas, hamburguesas y tallarines, todo de consumo rápido y dudosa calidad. Ahora, la tendencia es tan pausada que no podría haber elegido mejor vehículo: un camión. Nueva York ha sido la pionera, pero las principales metrópolis norteamericanas ya se están habituando a ver aparcados estos containers de cuatro ruedas cargados de comida “delicatessen”. En los de Schnitzel & Things, los pioneros, las colas en hora punta suelen ser kilométricas; pero en Washington el rey del “food truck” es el español José Andrés y sus camionetas Pepe, que han conquistado a los americanos con su lomo ibérico y sus “pepitos”.
6. A un click
Gourmets “on line”. María y Uxía Domínguez revolucionaron hace unos años el panorama de la moda con la irrupción de la firma Bimba & Lola. Ahora, acaban de hacer algo parecido con Petra Mora, su tienda de comida on line. Alimentos de calidad, procedentes de pequeños productores y presentados con un etiquetado y embalaje de aire retro, que ya se han convertido en codiciado objeto de deseo para “foodies”. Aunque han abierto una tienda física (Ayala 21, Madrid), su objetivo es consolidarse en formato web. De momento, no dan a basto con los pedidos. El mismo enfoque tienen estupendos supermercados 2.0 como Deli.cat (ww.deli.cat), Mumumío (www.mumumio.com) y Cómete Galicia (www.cometegalicia.com). No te quedes atrás.
7. Combinados
Adiós al gin. El monopolio de la ginebra en nuestro país parece que ya ha tocado techo. Mezclas imposibles, frutas exóticas, tónicas aromatizadas cual ambientador de coche... El delirante rumbo de esta fiebre ha logrado agotar al más sibarita. Mientras, sus más firmes competidores en los destilados preparan el aterrizaje. Aunque el sake, el famoso licor de arroz japonés, está dispuesto a avanzar en el mercado occidental, de momento va ganando el vodka. Incluso Roberto Cavalli ha lanzado su “opa fashion” con una marca propia de la bebida rusa por excelencia. Su combinación con tónica es el primer paso para olvidarnos del gin.
8. Panes
Si engorda... da igual. Esta indisimulada vuelta a la tradición, a las costumbres de nuestros abuelos, no sería igual sin algo tan básico y ancestral como el pan. Las grandes ciudades asisten boquiabiertas a la proliferación de panaderías de toda la vida, pero con espíritu chic. En la capital, Madre Hizo Pan ya hornea cada mañana para los mejores restaurantes y Olivia & Co (Santiago, 12, Madrid) y María’s Bakery (Zurbano 15, Madrid). En San Sebastián, encontrarás Labeak (www.labeak.com); y en Barcelona, nombres como Baluard (Baluard, 38-40) y Barcelona Reyjkavik (Doctor Dou, 12) hacen de algo tan básico una experiencia gourmet única.
9. México
Al norte del sur. Tras el absoluto (y aún vigente) triunfo de la alta cocina peruana, 2013 será el año de la consagración del auténtico recetario mexicano, alejado del que casi todos conocíamos a través de los”fast food” de influencia tex-mex. Los artífices del éxito son los propietarios del restaurante Punto MX (General Pardiñas 40B, Madrid, www.puntomx.es), que, ajenos a la crisis, tienen una vertiginosa lista de espera. En sus elaboraciones se mezclan la tradición con las técnicas más modernas. Además, sus precios son muy buenos. Si no has logrado comer aquí en 2012, no te desesperes.
10. Neofusión
China también es “cool”. En Madrid, Chifa (Modesto Lafuente 64, Madrid), con sus precios ajustados, es el nuevo restaurante de los dueños del laureado Sudestada, donde se combina la comida china con la peruana. De factura más elevada, Nikkei 225 (Paseo de la Castellana, 15, Madrid, www.nikkei225.es) se ha convertido en un clásico de la fusión japo-peruana. Mientras, en Valencia aterriza Komori, un japonés con los guiños de Ricardo Sanz (Hotel Westin, Amadeo de Saboya, 16, www.westinvalencia.com). Además, David Muñoz, propietario de DiverXO, abre StreetXO, cocina fusión más informal (El Corte Inglés, Plaza de Callao, 1, Madrid).
11. "Confort food"
Comer sin prisas. Más que una tendencia, es la respuesta lógica a una sociedad dominada por las prisas. ¿Ejemplos?: Damasqueros, el secreto mejor guardado de Granada (www.damasqueros.com) y Vive Despacio (www.vivedespacio.com), propietario de lugares destinados al relax absoluto como el Convento La Parra, en Badajoz. En Barcelona, la propuesta más sorprendente es Primero Primera, un antiguo piso familiar, en el barrio de Sarrià, convertido en hotel. Llama al telefonillo y verás (www.primeroprimera.com).
12. Cervezas
El nuevo vino. ¿Una cerveza de producción limitada a 23.000 botellas y a 50 €? Se llama Adepta y llega desde Italia, donde se encuentran las mejores cervezas de abadía del mundo. En España, la vallisoletana Casasola sigue el modelo italiano, en botella de 75 c y destinada a paladares exigentes. Otras, como La Virgen, Brabante y Cibeles, se presentan orgullosas de su madrileñismo.
13. Gastroturismo
Lujo rural. La crisis ha servido para disparar el turismo interior y, cada vez, son más habituales las escapadas a lugares cercanos. El lujo ahora está cerca, a la vuelta de la esquina. ¿Un ejemplo? Le Domaine Abadía Retuerta (www.ledomaine.es), en la Ribera del Duero, que acaba de anunciar un fichaje estrella: Andoni Luis Aduriz, chef del restaurante Mugaritz.
TÍTULO: MUJERES EN PRIMERA LÍNEA CON Entrevista:ALMUERZO CON... MARÍA SAN GIL:
"No quiero vivir en mi ciudad con un alcalde de Bildu"
Era una comida de reencuentro, amistosa y agradable. La disculpa perfecta para glosar En mitad de mi vida,
el libro en el que María San Gil, la anteriormente conocida como
heroína vasca del PP de Jaime Mayor Oreja, relata la primera parte de
sus desvelos públicos y privados. Pero no fue así. Fue un choque
descarnado. Como es ella. Como ha sido hasta ahora su biografía. Un
frontón de reproches para aclarar viejas dudas. Ha estado tres años
callada, agazapada, y ahora ha estallado. Sin matices: "No soy mujer de
grises. No se entendería. ¿Por qué no se me deja ser como soy? ¿Por qué
tengo que pedir perdón por no ser políticamente correcta? Me atacan por
mi forma de ser, incluso personal, en mi propio partido, y muchos porque
sigo considerando referentes y amigos a José María Aznar y Jaime Mayor.
Pero es que lo son y me lo han demostrado cuando era alguien y también
ahora".
San Gil es un extraño caso. No necesita promoción ni asesores. Ese siempre ha sido su fuerte y lo sigue siendo. Transmite autenticidad. Pero también muchas contradicciones y una imagen inflexible. Lo sabe: "No ando con estrategias". La disculpa alimenticia del libro, "no trabajo y siempre viene bien un ingreso, que he rechazado muchas cosas", le ha permitido poner "punto y final" a un trayecto político: "No puedo tener rencor porque no tengo memoria".
Ahora se ve feliz. A los 46 años, con un marido con el que lleva 18 años casada y 31 ennoviada, al que mima con guisos de su madre y con plena dedicación a sus dos hijos (Íñigo, de 13 años, y Luisa, de 11). Está en forma. Olvidado el cáncer de mama, corre mucho y juega al golf con las amigas.
Pero, claro, con una dicha incompleta. Mira para adelante y ve que en San Sebastián, "donde los asesinos han matado a 100 personas que conocía", va a gobernar desde ya Bildu. No lo quiere soportar: "Yo no puedo vivir en mi ciudad con un alcalde de Bildu. Mi marido y yo discutimos si marcharnos a Salamanca, donde estudié, o a Madrid, donde él quiere y tiene más opciones laborales".
Bildu, Sortu, la izquierda abertzale, Batasuna, Otegi y los casi 300.000 votantes que les respaldaron de forma récord en las últimas municipales, son y serán para San Gil siempre lo mismo. Los malos: "Lo llevan en el ADN". Acepta otras opiniones, pero ni las comparte ni las respalda. Cree que PSE y PP se han entregado, que les han dado alas y que lo pagarán caro dentro de dos años con la pérdida del Gobierno autonómico.
Come algo. Muy rápido, como habla. Llegan los platos ("no soy carnívora, pero me encanta este tartare") y se los zampa. Ni siquiera el restaurante es aleatorio. Lo regenta Vicente Lorente, antiguo colaborador de Gregorio Ordóñez y Elena Azpiroz, sus míticos antecesores en el PP guipuzcoano. Todo responde a un mandato.
"Me duele que digan que soy autoritaria. Ni fui Agustina de Aragón ni Juana la Loca. A lo peor un poco impaciente y con una salida estrepitosa, pero no había otra manera. Cuesta entender lo simple. No me fui por una aventura. El PP de Rajoy no es mi partido". También se confiesa religiosa y madre estricta en la educación, pero no dura: "Liberal pero no a favor de los asesinatos del aborto. También decían que no sé negociar, ¡que se lo pregunten a mis hijos!".
San Gil es un extraño caso. No necesita promoción ni asesores. Ese siempre ha sido su fuerte y lo sigue siendo. Transmite autenticidad. Pero también muchas contradicciones y una imagen inflexible. Lo sabe: "No ando con estrategias". La disculpa alimenticia del libro, "no trabajo y siempre viene bien un ingreso, que he rechazado muchas cosas", le ha permitido poner "punto y final" a un trayecto político: "No puedo tener rencor porque no tengo memoria".
Ahora se ve feliz. A los 46 años, con un marido con el que lleva 18 años casada y 31 ennoviada, al que mima con guisos de su madre y con plena dedicación a sus dos hijos (Íñigo, de 13 años, y Luisa, de 11). Está en forma. Olvidado el cáncer de mama, corre mucho y juega al golf con las amigas.
Pero, claro, con una dicha incompleta. Mira para adelante y ve que en San Sebastián, "donde los asesinos han matado a 100 personas que conocía", va a gobernar desde ya Bildu. No lo quiere soportar: "Yo no puedo vivir en mi ciudad con un alcalde de Bildu. Mi marido y yo discutimos si marcharnos a Salamanca, donde estudié, o a Madrid, donde él quiere y tiene más opciones laborales".
Bildu, Sortu, la izquierda abertzale, Batasuna, Otegi y los casi 300.000 votantes que les respaldaron de forma récord en las últimas municipales, son y serán para San Gil siempre lo mismo. Los malos: "Lo llevan en el ADN". Acepta otras opiniones, pero ni las comparte ni las respalda. Cree que PSE y PP se han entregado, que les han dado alas y que lo pagarán caro dentro de dos años con la pérdida del Gobierno autonómico.
Come algo. Muy rápido, como habla. Llegan los platos ("no soy carnívora, pero me encanta este tartare") y se los zampa. Ni siquiera el restaurante es aleatorio. Lo regenta Vicente Lorente, antiguo colaborador de Gregorio Ordóñez y Elena Azpiroz, sus míticos antecesores en el PP guipuzcoano. Todo responde a un mandato.
"Me duele que digan que soy autoritaria. Ni fui Agustina de Aragón ni Juana la Loca. A lo peor un poco impaciente y con una salida estrepitosa, pero no había otra manera. Cuesta entender lo simple. No me fui por una aventura. El PP de Rajoy no es mi partido". También se confiesa religiosa y madre estricta en la educación, pero no dura: "Liberal pero no a favor de los asesinatos del aborto. También decían que no sé negociar, ¡que se lo pregunten a mis hijos!".
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