Marchó a Alemania hace siete años con una beca Erasmus y
allí sigue, dedicando a la pintura el tiempo que le deja su trabajo de
tatuador, aunque reconoce que ya sintió la necesidad de volver a España
pero la situación de crisis del país se lo ha desaconsejado. Nando
Vivas, natural de Badajoz, ha concitado la curiosidad de los aficionados
al arte con su exposición 'Freie und Hassestadt', que se traduce como
«ciudad libre y odiosa» y que es una paráfrasis de aquel «ciudad libre y
hanseática» (Freie und Hansestadt) con que se conoció a Hamburgo, la
urbe donde estudió antes de instalarse en Berlín.
Para presentarse en su ciudad natal ha seleccionado una
especie de antológica que permite atisbar su pasión por el dibujo y lo
kitsch, su dominio de la pintura clásica y el interés por el grabado y
la incidencia en su obra de los cómics que formaron su sensibilidad así
como del abigarrado mundo del tatuaje. Diversos iconos de la cultura
popular se repiten en estos cuadros plenos de simbolismo en los que la
presencia del sexo es un elemento más de un mundo descarnado atrapado en
tintas de colores.
-¿Qué fue lo que le atrajo de Alemania para quedarse a terminar allí los estudios?
-Por una parte, el idioma. Había empezado con el alemán y
quise llevarlo hasta el final. Pero el sistema de enseñanza en las
facultades de Bellas Artes es allí tan diferente que me costó un año
entero adaptarme a él. Cuando conseguí entenderlo pensé que me tenía que
quedar después de todo lo que me había costado.
-¿Le gustó?
-He estado en tres universidades diferentes y creo que me ha salido bastante bien la jugada.
-Ha estado en Salamanca, en Cuenca y Alemania.
-Allí la enseñanza es muy libre. Desde el primer año te
permiten hacer lo que quieras y hay que apañárselas. Y eso está muy
bien, pero yo eché en falta la enseñanza de técnicas pictóricas y del
dibujo clásico que yo conseguía en Salamanca.
-Eso se aprecia en la exposición, en el dominio de la luz que demuestran los cuadros 'Justine' y 'Juliette'.
-Esos retratos se han puesto para demostrar que sé hacer
de todo. Incluso en el resto de dibujos, que tiene otro aire, creo que
se nota la formación en dibujo que tuve en Bellas Artes. Yo considero
esa formación muy importante.
-¿El trabajo de tatuador también ha influido en los cuadros?
-Totalmente.
-Antes de viajar a Alemania, ¿trabajaba ya con este tipo de materiales e ideas?
-¡Qué va! Cuando estaba en Cuenca, suspendí dibujo porque
tuve un profesor que no me entendió bien y dije que no iba a volver a
dibujar nunca más. Entonces me puse con la fotografía. Cuando llegué a
Hamburgo con la beca Erasmus estaba apuntado para hacer Fotografía pero
encontré un profesor al que enseñé mi trabajo y me dijo que no se me
ocurriera dejar lo del dibujo, que siguiera haciendo cosas. Así fue. No
sé de dónde me vino la inspiración.
-¿Había leído mucho cómic?
-Sí, cuando era pequeño aprendí a dibujar con los cómics.
-Sus cuadros tienen historias en las que el sexo está presente de muy distinta forma en su aspecto más biológico.
-Sí, está bastante presente en todos sus aspectos.
-¿Por qué le interesa llevarlo a los cuadros?
-Pues... es una buena pregunta. Yo tampoco quiero que la
gente se quede sólo con ese aspecto. Creo que es un recurso que utilizo
para hablar de las miserias humanas, de lo más bajo. Pero cuentas
historias de personas y se utiliza la excusa del sexo para tratarlas.
-¿Trabaja de forma habitual haciendo series de cuadros?
-No, qué va. Ahora los artistas trabajan mucho en series
hasta agotar el tema, esos cuadros titulados 'La inauguración de la
Catedral del Placer' se plantearon como una serie de grabados. Pero
hacer series no es una cosa que me imponga como un deber.
-¿Qué tiene la tinta para atraer?¿No dificulta extraer matices?
-No. El dibujo cambia mucho cuando pones la línea negra
del contorno. Ahora que lo pienso, puede que sea también por el tema de
los tatuajes.
-Lleva algunos visibles, pero no son muchos ni muy intensos.
-Llevo más de los que se ven a simple vista. Son dibujos
que he hecho yo aunque no me los he tatuado yo. No me he querido llenar
de ellos porque pienso que me quedan muchos años para que se me vayan
ocurriendo cosas que tatuar.
-¿Pasaría al catálogo de tatuajes algunos de los dibujos que ha hecho a fin de ponerlos en los cuerpos de los clientes?
-¡Ah, sí, sí! Cualquiera de estos. El tatuaje tiene su
parte creativa pero tú eres un mandado. La gente pide consejo y si le
gusta tu estilo, se lo hace. Algunas personas te dejan hacer lo que te
dé la gana. Pero son muy pocas.
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