TÍTULO: LA HORA DEL RECREO:
La hora del recreo', un libro para erradicar el trabajo infantil
Ya sabemos que la Navidad es un no gastar sin parar. No sé si os pasa, pero yo soy un poco urraca, y tantos colorines y lucecites me atraen una barbaridad, y si no fuera porque precisamente estos días es cuando más trabajo tenemos, ahí estaría yo como una loca gastando sin parar. Que el resto del año nos podremos quejar, pero casi todos nos permitimos algún caprichito en estas fechas. Por eso, cuando he visto este libro, he pensado enseguida en hablar de él, para que, en medio de esta vorágine consumista, pensemos durante unos minutos en aquellos que realmente lo pasan mal, y nos demos cuenta que, muchas veces (y yo la primera) nos quejamos por motivos insignificantes. La hora del recreo reune a dieciséis escritores y cinco fotógrafos en un libro para erradicar el trabajo infantil en Latinoamérica. Lo edita Lunwerg y por sólo veinte euros podréis tenerlo. Además, los beneficios del libro irán a parar al Programa Proniño de la Fundación Telefónica.
El pasado día trece se presentó este libro en el Museo del Prado, y es que también se ha organizado una muestra fotográfica que se paseará por nuestro país. La realización de ‘La hora del recreo’ ha sido ardua y complicada, y tras un año de trabajo, por fin ve la luz. Todo comenzó con el equipo de fotógrafos viajando a Latinoamérica, donde conocieron a dieciséis niños y adolescentes trabajadores. Los fotografiaron en sus trabajos, sus escuelas, con sus familias, y además les hicieron entrevistas. A la vuelta a España y tras seleccionar las imágenes, se pusieron en contacto con los escritores, de modo que cada uno de ellos, a través de las imágenes y las entrevistas, contara la historia de estos pequeños trabajadores.
Esta reflexión sobre el duro trabajo infantil y la explotación está narrada por escritores como Fernando Iwasaki, Gustavo Martín Garzo, Ricardo Menéndez Salmón, Vicente Molina Foix, Soledad Puértolas, Rosa Regàs o Javier Reverte, por citar tan sólo a algunos. Una buena manera de pensar en otras realidades, mucho menos cómodas que la nuestra, y que muchas veces se nos olvidan que existen. Javier Nadal, vicepresidente de la Fundacion Telefónica, lo resume muy bien con estas palabras:
Con ‘La Hora del Recreo’ hemos querido plasmar una realidad, que desgraciadamente sigue estando muy presente en la sociedad y que afecta a más de 14 millones de niños trabajadores en Latinoamérica. Agradecemos el talento y la sensibilidad de los creadores en este proyecto para plasmar la denuncia y reflexión sobre esta lacra social.Creo que iniciativas como estas son realmente importantes para sacarnos de nuestro sofá donde estamos acomodados y afrontar otras realidades. En este caso, no es sólo el precio del libro, de veinte euros podemos prescindir sin demasiados problemas, es también comenzar a pensar un poco en hacer algo por esas otras personas que lo están pasando realmente mal, ya sean niños trabajadores o familias enteras que mueren de hambre cada día. Podéis comprar el libro o no, pero espero que esto nos ayude a pensar en cómo podemos mejorar la vida de aquellos que no son tan afortunados como nosotros. Muchas veces, con un pequeño gesto basta, y muchos pequeños gestos son los que marcan la diferencia…
TÍTULO: LOS ALIMENTOS DE LA MESA FAMILIAR EN NAVIDAD,.
La
reunión familiar de la mesa
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Cercana
la Navidad os escribo esta pequeña reflexión. Es en
estas fiestas cuando muchos nos reencontramos con la mesa adornada,
con comidas típicas de cada región –la mayoría
de veces bien elaboradas por las abuelas, que nos transmiten la cultura
gastronómica de su país–, con el jolgorio de los
niños pequeños, con el encuentro de los hermanos, los
recuerdos de los abuelos (algunos ya nos han precedido) y los afanes
de los más jóvenes. Por encima de todo, está
el deseo de vivir el cariño y amor que nos trae el Niño
Jesús con su nacimiento en Belén, representado en todos
los hogares cristianos con el pesebre, en el que intervienen, normalmente,
niños y mayores. Muchos pensamos que sentarse juntos durante la comida es un elemento de cohesión familiar y social y a la vez una buen elemento de educación de nuestros hijos y nietos. Es el tiempo de pararnos de las actividades y poder rogar toda la familia conjuntamente bendiciendo la mesa y dando gracias a Dios por los alimentos que nos son dados. Es éste el espacio de reunión, de la tertulia y del reposo familiar en el cual no sólo debemos dar importancia a la forma de coger los cubiertos, sino a valores más fundamentales como el que el joven tenga su iniciativa por ceder la fruta que le gusta más a un hermano o a un invitado, o a saber escuchar y no interrumpir con voz fuerte o esperarse a levantarse de la silla hasta que todos hayan acabado. Paciencia, generosidad y esfuerzo quedan bien patentes en los sencillos ejemplos de la convivencia cotidiana. Algunos recordamos el argumento de la película "El festín de Babette", de la escritora danesa Karen Blixen, interpretada genialmente por aquellos comensales que no sabiendo ni el nombre de lo que comen (menos el coronel) van suavizando sus formas de hablar, se duelen de haber enojado a los demás y se llena toda la mesa de miradas de complicidad, de perdón, de amor y de agradecimiento a las dos hermanas que han quedado solteras para ocuparse de la comunidad que les había legado su padre difunto. Para Babette la cocina es un arte con el cual es capaz de otorgar la felicidad a las personas que disfrutan de sus platos. | |
¡Que
conveniente es en la actualidad no olvidar la mesa! Las prisas por
el trabajo y por las dificultades que nos surgen cada día podrían
ir arrinconando el encuentro diario familiar, fuente de descanso y
de comunicación. A muchos, debido a la carencia de tiempo,
nos resulta muy práctico tomar alimentos de la nevera y en
plan rápido –todo debe ser rápido–, comer
desordenadamente con los consecuentes problemas de salud, normales
cuando se vive sin poder recuperar fuerzas. Es un arte la cocina de muchas abuelas que transmiten las recetas tradicionales a sus hijos y nietos, con la seguridad de que la memoria de los fogones y los platos típicos no se olvidará; siempre habrá algún artista que tomará el relevo y que se ocupará de que al menos, en las celebraciones familiares, "probemos" las recetas de la abuela, nos sentemos a la mesa, para dialogar y vivir con especial espíritu de servicio en las grandes celebraciones como el día de Navidad. El ejemplo de la Sagrada Familia nos podrá ayudar a mejorar en atención y solicitud en la mesa para hacer felices a los demás. |
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