Aquí tenemos otro 'biopic' que huele a Oscar. Además de
'Lincoln', de Steven Spielberg, habrá que prestar mucha atención a
'Hitchcock', de Sacha Gervasi. Protagonizado por Anthony Hopkins, junto a
Helen Mirren y Scarlett Johansson, se estrenará el próximo mes de
febrero en España. Muy probablemente el actor galés, que borda los
papeles de psicópatas, se habrá sentido a las mil maravillas bajo la
piel de un inglés de 130 kilos que se lo pasaba pipa con los miedos y
angustias ajenas. Al bueno de Alfred Hitchcock le encantaban los
dementes, la sangre escurriéndose en los desagües y las relaciones
incestuosas. Pero lo que de verdad le volvían loco eran las rubias de
pelo recogido y aires virginales. Todas las actrices que se ajustaban a
ese prototipo, desde Grace Kelly a Tippi Hedren, sufrieron su acoso (y
muchas veces derribo) pero nadie se llevaba las manos a la cabeza. Se
le tenía por un genio y encima caía simpático con sus inefables cameos.
Ya fuera cargando con un violonchelo -le encantaba
presumir de hombre forzudo- o representado en los dos perfiles del
'antes y después' en un anuncio de píldoras para adelgazar que se ve
fugazmente en la página de un periódico, siempre se las arreglaba para
guiñar el ojo al público. Era su obsesión. Todos asociamos su figura a
un vientre prominente, a una papada de bulldog y a esa mirada impasible y
supuestamente sabia de las vacas al ver pasar los trenes. Hitchcock era
un personaje en sí mismo, tenía muy poco sentido del ridículo y le
sobraba vanidad. Una de las pruebas más palmarias: entre las 58
películas que dirigió, hay nada menos que 39 intervenciones suyas en
calidad de humilde cameo.
Lo de modesto es un decir, porque era consciente de la
curiosidad y expectativas que desataba entre sus fans. Ya fuera Truffaut
o más tarde Amenábar, todos aguardaban con impaciencia la aparición
estelar del 'maestro', no importa que durara unos pocos segundos. De ahí
que siempre apareciera al principio del film, no fuera a distraer
demasiado con la espera. «¡Era un fenómeno! Un tipo con un gran sentido
lúdico. Le encantaba jugar con el público. Yo creo que le servía para
tranquilizar a la gente... Cada vez que se dejaba ver, daba a entender
algo así como 'estoy aquí, chicos, esto es cosa mía, no os preocupéis'.
Al comienzo de pelis como 'Los pájaros' o 'Crimen perfecto', eso relaja
un poquito, ¿no le parece?», pregunta José Ángel López, un psicólogo
clínico que adora el cine y no pierde la oportunidad de tumbar en el
diván de la consulta a sus ídolos. Aunque se limite a hacerlo con la
imaginación.
Es un terapeuta canario acostumbrado a meterse donde no
le llaman. Quizás sea porque pilota aviones y se pone al timón de barcos
en sus ratos libres. Un hombre intrépido. Se ha especializado como
psicólogo en el área educativa y laboral, un bagaje que le permite
estudiar con bastante rigor un mundo, el cine, donde algunos ejercen de
maestros y otros -la mayoría- trabajan a destajo.
¿Nos presume inteligentes?
En su opinión, Hitchcock era algo así como un Julio
Cortázar del celuloide. Lleno de vericuetos, guasón y muy respetuoso con
sus seguidores. «Nos presume inteligentes y cómplices, por eso se
permite el lujo de asomar la cabeza entre bambalinas. Cruza la frontera
entre ficción y realidad, y se queda tan pancho», razona el psicólogo. A
su juicio, no se trata de un mero ejercicio de egolatría sino de un
recurso que invita a soñar despierto. Al estilo de 'La rosa púrpura de
El Cairo', de Woody Allen, un ejemplo llevado al límite de 'cine dentro
del cine', con una mujer a la que termina cortejando el galán de
ficción, un explorador de safari, grandote y algo tontorrón, que no duda
en apearse de la gran pantalla para sentarse con ella en el patio de
butacas.
Ahora bien, el cameo más descacharrante lo protagonizó
Marshall McLuhan en el filme 'Annie Hall', también de Woody Allen. Muy
en su línea, dio protagonismo a un filósofo, muy popular en los años 70,
que acuñaba eslóganes como churros. Lo mismo 'aldea global' que 'el
mensaje es el masaje', todos los universitarios los repetían con
devoción. Eran mantras académicos. Y hete aquí que en una escena de
'Annie Hall', aparece el mismísimo McLuhan para poner de vuelta y media a
un pedante que pontifica sobre sus teorías en la cola del cine. En la
actualidad habría que echar mano de Stephen Hawkings para que aclarara
la tesis del Big Bang en la enésima secuela de 'La Guerra de las
Galaxias'. Solo así se produciría el mismo efecto. ¿Impensable? Quizás
no. Después de ver a Salman Rushdie en el papel de ginecólogo, con Helen
Hunt y Colin Firth en 'Cuando ella me encontró' (2007), la mayor parte
de los cinéfilos está curada de espanto.
El gustirrinín de plantarse delante de las cámaras le
viene a Rushdie de su primera experiencia en 1992, cuando hizo de sí
mismo en 'Los amigos de Peter', una película de Kenneth Branagh. El
autor de 'Los versos satánicos' salía firmando, precisamente, un
ejemplar del libro que le puso en el punto de mira de Jomeini. El
gobierno iraní había puesto precio a su cabeza -llegó a ofrecer seis
millones de dólares- pero hacía falta mucho más para hacerle perder las
ganas de jarana. Por naturaleza y carácter, el escritor anglo-indio se
siente en su salsa en los ambientes de la 'jet' y la farándula, casi
tanto como Tom Jones. 'El Tigre de Gales', un veterano de la escena,
también aprovechó su oportunidad y protagonizó un cameo en 'Mars
Attacks', la locura galáctica que se sacó de la manga Tim Burton.
Después de un empacho de marcianos con cabezas de bombilla (que explotan
al son de 'Indian Love Call' de Slim Whitman), los contoneos del
cantante provocan un efecto liberador.
Julio Iglesias en 'El topo'
«Encontrarte con gente real ayuda mucho a liberar
tensión. Te relaja. Es lo que pasa, por ejemplo, cuando Julio Iglesias
canta 'La mer' como colofón de 'El topo'», reflexiona el psicólogo José
Ángel López. Una aportación que entusiasmó al propio John le Carré,
autor del libro en que se inspira la película. El exagente inglés,
reconvertido en novelista, quería que la adaptación respetara al máximo
el ambiente crepuscular de su historia de espías. Y bajo ese prisma
-mitad trágico, mitad melancólico-, una versión de 'La mer' cargada de
sensualidad y ronroneos le iba que ni pintada para el punto final. El
director del filme, Thomas Alfredson, no dudó en apostar por el español
para quitar hierro al argumento.
Le Carré se implicó tanto en el rodaje que hasta se deja
caer como cameo en la fiesta que se celebra en la película. Y no, no
canta 'La vida sigue igual' sino 'La Internacional', en mitad de la
chufla que montan los espías anticomunistas cuando se les va la mano con
los gin-tonics. Los ingleses tienen una 'vis cómica' curiosa, les
encanta poner todo patas arriba, al estilo de 'Alicia en el país de las
maravillas'. Hasta la reina Isabel II le pone teatro al asunto. Su
participación con Daniel Craig, caracterizado como James Bond, en la
clausura de los Juegos Olímpicos de Londres ha pasado a los anales de
los cameos. ¿Se tiró o no se tiró del avión en paracaídas?
A Hitchcock, la escena le habría valido como arranque
para una cinta en torno a venenos y cuchillos en la mesilla de noche. Y
es que el cameo -desde su punto de vista- actúa como la tinta del
calamar. «Sirve para desviar la atención. Los espectadores son unos
inocentes...». Conclusión del maestro del suspense, un tipo siniestro
(irrepetible, menos mal) donde los haya.
TÍTULO: ES BUENO INVERTIR EN EQUIPO PARA QUE TENGAN CALIDAD, RAUL JIMENÉZ GERENTE DE GREIMO EXTREMADURA,.
Este empresario considera necesario apostar por la calidad
Estudió Empresariales. Con tan solo 24 años se hizo cargo
de Greimo Extremadura, ubicada en Trujillo. De aquello ya hace ocho
años. Con la conversación de tan solo unos minutos, uno ya se da cuenta
de que se trata de una persona con experiencia en el mundo de los
negocios. Se trata de Raúl Jiménez. La empresa de este madrileño,
afincando en Torrecillas de la Tiesa, está dedicada a dar servicio a
negocios de todo tipo de material, como consumibles y equipos de
protección. Ofrece servicio de taller, alquiler de maquinaria,
suministro industrial y material de protección.
- En este tipo de negocios, ¿qué se puede ofrecer a una persona dedicada al campo?
-Tenemos instalación de bombas para pozos de sondeo y
grupos electrógenos de todos los tamaños y para todos los usos. Ahora,
tenemos pozos con bombas que van con luz solar. Además, contamos con
material de equipación, protección, repuestos y todo tipo de material
que pueden utilizar la persona de campo.
-¿Qué es lo que más demandan los ganaderos?
-Piden un poco de todo, como equipos electrógenos,
equipos de limpieza de agua a presión, máquinas para soldar y
herramientas para poder solucionar cualquier problema que les puede
surgir.
-¿Ahora se repara más la maquinaria por motivo de la crisis?
-Todo el mundo intenta ajustar más los costes y los
gastos. Por ello, ahora se aprovecha más la maquinaria que se tiene. Eso
es lógico. En ese aspecto, hemos mejorado el servicio que damos al
cliente con nuestro taller. El ganadero lo que quiere es que, en ese día
o al siguiente, como muy tarde, se le dé una solución. Nosotros
intentamos satisfacer esa necesidad. Es comprensible, porque no se trata
de que no puede ver la televisión, sino lo que no puede es, a lo mejor,
dar de comer al ganado o echarle agua. Se tratan de problemas que
debemos solucionar.
-¿El ganadero es exigente?
-Yo creo que está empezando a serlo. Ha habido una etapa
en que se conformaba con una herramienta cuanto más barata mejor. Sin
embargo, nosotros intentamos concienciar de que es bueno invertir en
unos equipos para que tengan una cierta calidad. Eso es mejor tanto para
ellos como para nosotros. Si se hace así, esos equipos se pueden
reparar. Hay que tener en cuenta que ellos son profesionales y dan un
uso profesional. No todo es el precio. Es cierto que hay productos de
importación muy económicos. Sin embargo, nosotros hemos buscado
fabricantes, la mayoría nacionales, que poseen calidad. Esos equipos sí
se pueden reparar, sí dan servicios y sí tienen piezas de repuesto.
-Lo más barato no siempre es lo mejor.
-Las empresas de lo más barato son lo que se están yendo
del mercado. Siempre hay un producto más barato. Lo que hay que competir
es con el mismo producto y que tenga cierta calidad. Las empresas que
se están quedando son las que han mantenido una linea de trabajo seria.
-¿El servicio es una apuesta de calidad?
Nosotros lo que hemos hecho es que nos hemos convertido
en servicio técnico de las empresas con las que trabajamos y tenemos una
fidelidad. No trabajamos con cualquier casa. Además, a primeros de
año, ya tratamos con los proveedores que nos ofrecen servicio. Quizá, no
son los más baratos, pero son de calidad y tienen precios buenos.
-Greimo estuvo en la Feria Agroganadera. ¿Qué ofrecieron?
Dimos información. Así mismo, presentamos unas bombas
solares. Los ganaderos se interesaron mucho. Es una alternativa para el
ahorro del combustible. Hay que saber que en Extremadura tenemos unos
310 dias de sol al año y eso hay que tenerlo en cuenta. También
presentamos novedades en nuestro grupos, como arranque a distancia. Es
importante invertir en el desarrollo de la tecnología y darlo a conocer
la cliente, porque le puede facilitar el trabajo.
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