viernes, 28 de diciembre de 2012

HITCHCOCK Y OTROS CAMEOS ILUSTRES,/ ES BUENO INVERTIR EN EQUIPO PARA QUE TENGAN CALIDAD, RAUL JIMENÉZ GERENTE DE GREIMO EXTREMADURA,.

Hitchcock y otros cameos ilustresTÍTULO: HITCHCOCK Y OTROS CAMEOS ILUSTRES:

-foto--Tom Jones. Es el colofón cantarín de 'Mars Attacks'. En la imagen acompaña a una Annette Bening
Aquí tenemos otro biopic que huele a Oscar. Además de Lincoln, de Steven Spielberg, habrá que prestar mucha atención a Hitchcock

Aquí tenemos otro 'biopic' que huele a Oscar. Además de 'Lincoln', de Steven Spielberg, habrá que prestar mucha atención a 'Hitchcock', de Sacha Gervasi. Protagonizado por Anthony Hopkins, junto a Helen Mirren y Scarlett Johansson, se estrenará el próximo mes de febrero en España. Muy probablemente el actor galés, que borda los papeles de psicópatas, se habrá sentido a las mil maravillas bajo la piel de un inglés de 130 kilos que se lo pasaba pipa con los miedos y angustias ajenas. Al bueno de Alfred Hitchcock le encantaban los dementes, la sangre escurriéndose en los desagües y las relaciones incestuosas. Pero lo que de verdad le volvían loco eran las rubias de pelo recogido y aires virginales. Todas las actrices que se ajustaban a ese prototipo, desde Grace Kelly a Tippi Hedren, sufrieron su acoso (y muchas veces derribo) pero nadie se llevaba las manos a la cabeza. Se le tenía por un genio y encima caía simpático con sus inefables cameos.
Ya fuera cargando con un violonchelo -le encantaba presumir de hombre forzudo- o representado en los dos perfiles del 'antes y después' en un anuncio de píldoras para adelgazar que se ve fugazmente en la página de un periódico, siempre se las arreglaba para guiñar el ojo al público. Era su obsesión. Todos asociamos su figura a un vientre prominente, a una papada de bulldog y a esa mirada impasible y supuestamente sabia de las vacas al ver pasar los trenes. Hitchcock era un personaje en sí mismo, tenía muy poco sentido del ridículo y le sobraba vanidad. Una de las pruebas más palmarias: entre las 58 películas que dirigió, hay nada menos que 39 intervenciones suyas en calidad de humilde cameo.
Lo de modesto es un decir, porque era consciente de la curiosidad y expectativas que desataba entre sus fans. Ya fuera Truffaut o más tarde Amenábar, todos aguardaban con impaciencia la aparición estelar del 'maestro', no importa que durara unos pocos segundos. De ahí que siempre apareciera al principio del film, no fuera a distraer demasiado con la espera. «¡Era un fenómeno! Un tipo con un gran sentido lúdico. Le encantaba jugar con el público. Yo creo que le servía para tranquilizar a la gente... Cada vez que se dejaba ver, daba a entender algo así como 'estoy aquí, chicos, esto es cosa mía, no os preocupéis'. Al comienzo de pelis como 'Los pájaros' o 'Crimen perfecto', eso relaja un poquito, ¿no le parece?», pregunta José Ángel López, un psicólogo clínico que adora el cine y no pierde la oportunidad de tumbar en el diván de la consulta a sus ídolos. Aunque se limite a hacerlo con la imaginación.
Es un terapeuta canario acostumbrado a meterse donde no le llaman. Quizás sea porque pilota aviones y se pone al timón de barcos en sus ratos libres. Un hombre intrépido. Se ha especializado como psicólogo en el área educativa y laboral, un bagaje que le permite estudiar con bastante rigor un mundo, el cine, donde algunos ejercen de maestros y otros -la mayoría- trabajan a destajo.
¿Nos presume inteligentes?
En su opinión, Hitchcock era algo así como un Julio Cortázar del celuloide. Lleno de vericuetos, guasón y muy respetuoso con sus seguidores. «Nos presume inteligentes y cómplices, por eso se permite el lujo de asomar la cabeza entre bambalinas. Cruza la frontera entre ficción y realidad, y se queda tan pancho», razona el psicólogo. A su juicio, no se trata de un mero ejercicio de egolatría sino de un recurso que invita a soñar despierto. Al estilo de 'La rosa púrpura de El Cairo', de Woody Allen, un ejemplo llevado al límite de 'cine dentro del cine', con una mujer a la que termina cortejando el galán de ficción, un explorador de safari, grandote y algo tontorrón, que no duda en apearse de la gran pantalla para sentarse con ella en el patio de butacas.
Ahora bien, el cameo más descacharrante lo protagonizó Marshall McLuhan en el filme 'Annie Hall', también de Woody Allen. Muy en su línea, dio protagonismo a un filósofo, muy popular en los años 70, que acuñaba eslóganes como churros. Lo mismo 'aldea global' que 'el mensaje es el masaje', todos los universitarios los repetían con devoción. Eran mantras académicos. Y hete aquí que en una escena de 'Annie Hall', aparece el mismísimo McLuhan para poner de vuelta y media a un pedante que pontifica sobre sus teorías en la cola del cine. En la actualidad habría que echar mano de Stephen Hawkings para que aclarara la tesis del Big Bang en la enésima secuela de 'La Guerra de las Galaxias'. Solo así se produciría el mismo efecto. ¿Impensable? Quizás no. Después de ver a Salman Rushdie en el papel de ginecólogo, con Helen Hunt y Colin Firth en 'Cuando ella me encontró' (2007), la mayor parte de los cinéfilos está curada de espanto.
El gustirrinín de plantarse delante de las cámaras le viene a Rushdie de su primera experiencia en 1992, cuando hizo de sí mismo en 'Los amigos de Peter', una película de Kenneth Branagh. El autor de 'Los versos satánicos' salía firmando, precisamente, un ejemplar del libro que le puso en el punto de mira de Jomeini. El gobierno iraní había puesto precio a su cabeza -llegó a ofrecer seis millones de dólares- pero hacía falta mucho más para hacerle perder las ganas de jarana. Por naturaleza y carácter, el escritor anglo-indio se siente en su salsa en los ambientes de la 'jet' y la farándula, casi tanto como Tom Jones. 'El Tigre de Gales', un veterano de la escena, también aprovechó su oportunidad y protagonizó un cameo en 'Mars Attacks', la locura galáctica que se sacó de la manga Tim Burton. Después de un empacho de marcianos con cabezas de bombilla (que explotan al son de 'Indian Love Call' de Slim Whitman), los contoneos del cantante provocan un efecto liberador.
Julio Iglesias en 'El topo'
«Encontrarte con gente real ayuda mucho a liberar tensión. Te relaja. Es lo que pasa, por ejemplo, cuando Julio Iglesias canta 'La mer' como colofón de 'El topo'», reflexiona el psicólogo José Ángel López. Una aportación que entusiasmó al propio John le Carré, autor del libro en que se inspira la película. El exagente inglés, reconvertido en novelista, quería que la adaptación respetara al máximo el ambiente crepuscular de su historia de espías. Y bajo ese prisma -mitad trágico, mitad melancólico-, una versión de 'La mer' cargada de sensualidad y ronroneos le iba que ni pintada para el punto final. El director del filme, Thomas Alfredson, no dudó en apostar por el español para quitar hierro al argumento.
Le Carré se implicó tanto en el rodaje que hasta se deja caer como cameo en la fiesta que se celebra en la película. Y no, no canta 'La vida sigue igual' sino 'La Internacional', en mitad de la chufla que montan los espías anticomunistas cuando se les va la mano con los gin-tonics. Los ingleses tienen una 'vis cómica' curiosa, les encanta poner todo patas arriba, al estilo de 'Alicia en el país de las maravillas'. Hasta la reina Isabel II le pone teatro al asunto. Su participación con Daniel Craig, caracterizado como James Bond, en la clausura de los Juegos Olímpicos de Londres ha pasado a los anales de los cameos. ¿Se tiró o no se tiró del avión en paracaídas?
A Hitchcock, la escena le habría valido como arranque para una cinta en torno a venenos y cuchillos en la mesilla de noche. Y es que el cameo -desde su punto de vista- actúa como la tinta del calamar. «Sirve para desviar la atención. Los espectadores son unos inocentes...». Conclusión del maestro del suspense, un tipo siniestro (irrepetible, menos mal) donde los haya.
 
TÍTULO:  ES BUENO INVERTIR EN EQUIPO PARA QUE TENGAN CALIDAD, RAUL JIMENÉZ GERENTE DE GREIMO EXTREMADURA,.

Este empresario considera necesario apostar por la calidad

Estudió Empresariales. Con tan solo 24 años se hizo cargo de Greimo Extremadura, ubicada en Trujillo. De aquello ya hace ocho años. Con la conversación de tan solo unos minutos, uno ya se da cuenta de que se trata de una persona con experiencia en el mundo de los negocios. Se trata de Raúl Jiménez. La empresa de este madrileño, afincando en Torrecillas de la Tiesa, está dedicada a dar servicio a negocios de todo tipo de material, como consumibles y equipos de protección. Ofrece servicio de taller, alquiler de maquinaria, suministro industrial y material de protección.
- En este tipo de negocios, ¿qué se puede ofrecer a una persona dedicada al campo?
-Tenemos instalación de bombas para pozos de sondeo y grupos electrógenos de todos los tamaños y para todos los usos. Ahora, tenemos pozos con bombas que van con luz solar. Además, contamos con material de equipación, protección, repuestos y todo tipo de material que pueden utilizar la persona de campo.
-¿Qué es lo que más demandan los ganaderos?
-Piden un poco de todo, como equipos electrógenos, equipos de limpieza de agua a presión, máquinas para soldar y herramientas para poder solucionar cualquier problema que les puede surgir.
-¿Ahora se repara más la maquinaria por motivo de la crisis?
-Todo el mundo intenta ajustar más los costes y los gastos. Por ello, ahora se aprovecha más la maquinaria que se tiene. Eso es lógico. En ese aspecto, hemos mejorado el servicio que damos al cliente con nuestro taller. El ganadero lo que quiere es que, en ese día o al siguiente, como muy tarde, se le dé una solución. Nosotros intentamos satisfacer esa necesidad. Es comprensible, porque no se trata de que no puede ver la televisión, sino lo que no puede es, a lo mejor, dar de comer al ganado o echarle agua. Se tratan de problemas que debemos solucionar.
-¿El ganadero es exigente?
-Yo creo que está empezando a serlo. Ha habido una etapa en que se conformaba con una herramienta cuanto más barata mejor. Sin embargo, nosotros intentamos concienciar de que es bueno invertir en unos equipos para que tengan una cierta calidad. Eso es mejor tanto para ellos como para nosotros. Si se hace así, esos equipos se pueden reparar. Hay que tener en cuenta que ellos son profesionales y dan un uso profesional. No todo es el precio. Es cierto que hay productos de importación muy económicos. Sin embargo, nosotros hemos buscado fabricantes, la mayoría nacionales, que poseen calidad. Esos equipos sí se pueden reparar, sí dan servicios y sí tienen piezas de repuesto.
-Lo más barato no siempre es lo mejor.
-Las empresas de lo más barato son lo que se están yendo del mercado. Siempre hay un producto más barato. Lo que hay que competir es con el mismo producto y que tenga cierta calidad. Las empresas que se están quedando son las que han mantenido una linea de trabajo seria.
-¿El servicio es una apuesta de calidad?
Nosotros lo que hemos hecho es que nos hemos convertido en servicio técnico de las empresas con las que trabajamos y tenemos una fidelidad. No trabajamos con cualquier casa. Además, a primeros de año, ya tratamos con los proveedores que nos ofrecen servicio. Quizá, no son los más baratos, pero son de calidad y tienen precios buenos.
-Greimo estuvo en la Feria Agroganadera. ¿Qué ofrecieron?
Dimos información. Así mismo, presentamos unas bombas solares. Los ganaderos se interesaron mucho. Es una alternativa para el ahorro del combustible. Hay que saber que en Extremadura tenemos unos 310 dias de sol al año y eso hay que tenerlo en cuenta. También presentamos novedades en nuestro grupos, como arranque a distancia. Es importante invertir en el desarrollo de la tecnología y darlo a conocer la cliente, porque le puede facilitar el trabajo.

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