cierra hospital central
«Lloré con ese final»
Jordi Rebellón prefería «un
suicidio» para su personaje, pero no le dejaron. 'Hospital central'
cierra sus puertas después de 300 capítulos y casi 13 años
Como final... no hay color. Estaban escritos y grabados
los dos. El del beso con Manuela, y el de Vilches en el suelo con un
tiro. Pero Telecinco no ha querido alargar (más) 'Hospital central' y el
jueves le puso punto final con la muerte de su personaje principal,
nuestro doctor House patrio. Jordi Rebellón (Barcelona, 1957) habría
preferido «un suicidio», pero los guionistas no le dejaron escribir la
última línea de la que ya es la serie más longeva de España, casi trece
años en antena.
- ¡Menudo final!
- Este episodio lo rodamos a finales de 2011 y grabamos
dos escenas. En una moría Blanca Portillo y dejaba abierta la puerta a
que la serie continuara. En la otra moría yo. Está visto que la gente
quiere ver cosas nuevas por televisión.
'Hospital Central' cierra sus puertas 300 capítulos
después y tras haber derramado más de 3.000 litros de sangre de mentira.
La serie, que llegó a hacer audiencias por encima de los 5 millones, se
despidió discretamente a pesar de los tiros: 2,2 millones de audiencia y
un 12,8% de 'share'. Se quedó como segunda opción de la noche, por
detrás del estreno de la película de animación 'Up' en Antena 3, lo que
desluce un poco una despedida de este calibre.
Dice Rebellón que a pesar de lo dramático, el final le
gustó. «Aunque habría preferido que continuara porque eso significa
tener trabajo. 'Hospital central' ha sido la serie que más trabajo ha
dado a los actores en España, han pasado más de cinco mil». Una serie
coral, pero con un protagonista visible, el irreverente y entrañable
doctor Vilches, que ha participado en dieciocho de las veinte temporadas
que se han emitido desde aquel 30 de abril del año 2000 en que empezó
la serie en Telecinco.
En el último episodio se las prometía felices porque
acababa de pedirle a Manuela que se fuese a vivir con él. Y entonces
Alba (Blanca Portillo), la mujer resentida por la muerte de su marido,
le pegó un tiro mortal.
- ¿Lloró un poco?
- ¡Claro que lloré! Lo vi en casa con mi madre y mis
hermanos y fue muy emotivo. Ellos sospechaban algo pero no sabían cómo
acababa y también lloraron, toda España lloró un poco.
Vilches parecía indestructible. Sobrevivió a la
enfermedad, a un secuestro, a varias explosiones... «Este final le da
humanidad al personaje, porque parecía que Vilches no podía morir nunca.
No me habría gustado acabar como Superman», confiesa el actor.
¿Y después de Vilches... hay algo? Jordi Rebellón ya
tiene planes para verano, una gira teatral con la obra
'Desclasificados'. «Este año los actores de 'Hospital central' hemos
pagado la resaca de la serie. Porque terminamos de grabar hace once
meses pero como se ha estado emitiendo intermitentemente todo el año
parecía que seguíamos rodando y no nos llamaban de otros sitios». Ahora
ya saben todos los directores que Vilches, perdón... Rebellón, está
libre.
TÍTULO: LA SONRISA TRISTE,.
Los cuatro payasos extremeños que formaron la
expedición de Payasos sin Fronteras que ha actuado durante dos semanas
en Jordania, ...
os cuatro payasos extremeños que formaron la expedición de Payasos sin
Fronteras que ha actuado durante dos semanas en Jordania, sobre todo en
campos de refugiados sirios, coinciden en afirmar que ha sido una de las
campañas más duras en las que han participado. Y entre los cuatro suman
catorce a lugares como Irak, El Congo o el Sáhara.
Los Payasos sin Fronteras extremeños protagonizan 29 actuaciones en Jordania para 8.000 personas, en su mayoría refugiados ,.
Los cuatro payasos extremeños que formaron la expedición
de Payasos sin Fronteras que ha actuado durante dos semanas en Jordania,
sobre todo en campos de refugiados sirios, coinciden en afirmar que ha
sido una de las campañas más duras en las que han participado. Y entre
los cuatro suman catorce a lugares como Irak, El Congo o el Sáhara.
«Ha sido muy duro», explica José Antonio Maestro,
integrante de la expedición con Javier Ceballos, Javier Romero y María
Rosario Montoya.
«Ha sido de las expediciones más complicadas en las que
he estado. Sobre todo porque los campos de refugiados tienen muy poco
tiempo, e incluso había gente que estaba llegando. La diferencia con
otros campos en los que hemos estado, como los saharauis, es que la
gente que lleva años y años asume ya su lugar. Sin embargo aquí había
gente que llevaba días. Eso se palpa en su cara, en su mirada. Hay
tensión. Los padres están disgustadísimos y los niños están tristes y
desubicados y eso se notaba en las actuaciones».
Lo que no quiere decir que los chavales no se hayan reído
con sus juegos y sus gags, pero de una forma diferente. «Claro que se
han reído, afirman. Entran en el juego, se sorprenden y se ríen con las
payasadas de siempre. Pero había más agresividad, más rabia. Entre ellos
se empujaban, iban ganándonos el terreno hasta el punto que en algunos
pases tuvimos que parar y volver a hacer el semicírculo para poder
seguir. Eso no pasa en el Sáhara. Es por esa excitación de los niños».
Durante su estancia en Jordania primero estuvieron en
Amán; después viajaron al sur, actuando para refugiados iraquís y
palestinos, y los últimos diez días en el norte, a la zona de Jerash.
Allí hicieron funciones en campos de refugiados y para refugiados que
están reinsertados en la sociedad. «Los campos son de paso, explican, y
se supone que la gente que tiene familia se van a vivir con ellos y los
niños a colegios. En esos colegios también hemos trabajado». En total
han hecho 29 funciones para cerca de 8.000 espectadores.
Antes de marchar la principal preocupación de sus
familiares era la seguridad, por tratarse de una zona en conflicto. Sin
embargo aseguran que la sensación de peligro ha sido menor que en otros
sitios en los que han estado, como El Congo, donde estaban mucho más
presentes las armas, o Irak. «Era guerra pura y de hecho no se ha
vuelto». Ha sido algo más relajado, con un momento crítico cuando se
acercaron a la frontera con Siria, a unos 100 kilómetros de Damasco.
«Entonces las medidas de seguridad son otras» apuntan.
Cuentan una anécdota que refleja con claridad la
situación que se vive en la zona en la que han estado. Cuando iban a
entrar por primera vez al campo de Za'atari les dijeron que no podían
pasar, que tenían que esperar porque dentro había un alto mandatario.
Poco después vieron salir dos helicópteros, en uno de los cuales iba el
mismísimo secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
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