La principal, básicamente, es que lo mismo con el Pepé, con el Pesoe ... que Abraham quiso dar matarile a su nene, o que Sansón, ciego por,.
Me lo comentó el otro día una profesora que trabaja en un
colegio laico, mixto, de excelente nivel y prestigio. Con vitola culta y
liberal. De los veintitantos niños de ocho a nueve años que tiene en su
clase, sólo dos cursan Religión como asignatura optativa. Y en el resto
del cole, más menos. Casi todos los padres eligen para sus hijos algo
llamado Alternativa. Eso me picó la curiosidad. Lo mismo me da para
insultar a alguien el próximo domingo, me dije. Que en los últimos
artículos me he amariconado mucho. Así que esta semana hice algunas
preguntas y obtuve, como veía venir, apasionantes respuestas. Y
conclusiones. La principal, básicamente, es que lo mismo con el Pepé,
con el Pesoe o con la madre que nos parió, esto va a seguir siendo una
puñetera bazofia para analfabetos. Porque seamos justos. Ni siquiera
podemos echar la culpa a los planes infames de educación que unos y
otros nos llevan asestando desde hace tiempo. Los primeros responsables,
los culpables son los mismos papis. O sea. No sé si me explico. Somos
nosotros.
Imagino que a estas alturas de la página y sus titulares algún simple habrá pensado: vaya carca, el amigo Reverte, pidiendo el catecismo para los niños. Pero no estoy hablando de eso. Cuando lamento que los padres elijan para sus niños Alternativa en lugar de Religión, no añoro doctrina cristiana ni encaje de bolillos teológico. A mi juicio, la asignatura de Religión debería ser un espacio donde a un niño se le dotara de los mecanismos culturales adecuados para comprender el peso y papel de las religiones en el mundo: Islam, budismo, etcétera. Lo que se trajina. Lo que hay. Y también, naturalmente, el Cristianismo y el peso indudable que la Iglesia Católica, para bien y para mal, ha tenido en veinte siglos de civilización y cultura europea. En las bases de lo que algunos aún llamamos Occidente. Lo mismo que la cultura clásica, el Renacimiento o la Ilustración: somos Homero, Platón y la Enciclopedia tanto como los Evangelios y la Biblia. A ver de qué manera van a poder interpretar las claves de esa cultura europea, disfrutarla y aprovecharla, chicos a los que se limita la posibilidad de conocer sus raíces elementales. Su sedimento de siglos. Por poner un ejemplo fácil: de qué le sirve a un joven visitar el museo del Prado si desconoce los mitos y personajes que figuran en la mayor parte de los cuadros.
Hagan una prueba. Yo la hice, y todavía me tiemblan las manos. Pregunten a una docena de chicos de quince años, formados en esa ESO nefasta que nos legaron los infames Maravall y Solana, con la complicidad posterior de tanto idiota y/o cobarde responsable de Educación -que cada uno se adjudique el adjetivo adecuado- y el remate de los analfabetos que legislan desde Bruselas, cómo se tomaba la vida Job, qué lamentaba Jeremías, qué es multiplicar panes y peces o qué efecto produjeron las trompetas de Jericó. Aunque tampoco crean ustedes que lo de Religión es para tirar cohetes. Que eso garantiza nada. En este mundo descafeinado y edulcorado que ofrecemos a las criaturas, algunos consideran que ya han cumplido con ponerle el Moisés de Disney a los niños. Los más osados van por ahí, figúrense, por ese registro de perfil bajo: pajaritos y flores en el Edén, Ruth y Booz bailando entre espigas de trigo, José perdonando a los hijoputas de sus hermanos. Cosas así. A ver qué profesor tiene huevos, con los papás y los políticos y la sociedad de ahora, a contarles a los niños que Judith degolló a Holofernes tras echarle un polvo, que Noé no habría pasado un control de alcoholemia, que Abraham quiso dar matarile a su nene, o que Sansón, ciego por culpa de un malvado putón verbenero -me sorprende que las ultrafeminatas radicales no hayan exigido todavía borrar tal episodio de la Biblia-, se suicidó llevándose por delante a toda la peña de filisteos y filisteas. Que ésa es otra.
Pero bueno. Ni siquiera Disney, oigan. En lugar de aprender esas y otras cosas apasionantes o divertidas en clase de Religión, los niños van en masa a la de Alternativa, a tocarse las pelotillas -o su correspondiente, las niñas- haciendo manualidades y chorradas. Perdiendo el tiempo de forma miserable. Eso sí: disfraces y fiestas de primavera, de verano, de otoño, de invierno, Halloween y cuanta estupidez se ponga a tiro, no se pierden ni una. Hasta el pavo de Acción de Gracias empiezan a comer en algunos colegios -que hay que ser gilipollas- aunque los enanos no tengan ni idea de qué agradecer, ni a quién. Por lo demás, sobre la asignatura de Alternativa puedo citar un ejemplo cercano, certificado: el curso pasado, a una sobrina mía -este año sus padres, agnósticos y de izquierdas, la han apuntado a Religión- le enseñaron a jugar al bingo.
Imagino que a estas alturas de la página y sus titulares algún simple habrá pensado: vaya carca, el amigo Reverte, pidiendo el catecismo para los niños. Pero no estoy hablando de eso. Cuando lamento que los padres elijan para sus niños Alternativa en lugar de Religión, no añoro doctrina cristiana ni encaje de bolillos teológico. A mi juicio, la asignatura de Religión debería ser un espacio donde a un niño se le dotara de los mecanismos culturales adecuados para comprender el peso y papel de las religiones en el mundo: Islam, budismo, etcétera. Lo que se trajina. Lo que hay. Y también, naturalmente, el Cristianismo y el peso indudable que la Iglesia Católica, para bien y para mal, ha tenido en veinte siglos de civilización y cultura europea. En las bases de lo que algunos aún llamamos Occidente. Lo mismo que la cultura clásica, el Renacimiento o la Ilustración: somos Homero, Platón y la Enciclopedia tanto como los Evangelios y la Biblia. A ver de qué manera van a poder interpretar las claves de esa cultura europea, disfrutarla y aprovecharla, chicos a los que se limita la posibilidad de conocer sus raíces elementales. Su sedimento de siglos. Por poner un ejemplo fácil: de qué le sirve a un joven visitar el museo del Prado si desconoce los mitos y personajes que figuran en la mayor parte de los cuadros.
Hagan una prueba. Yo la hice, y todavía me tiemblan las manos. Pregunten a una docena de chicos de quince años, formados en esa ESO nefasta que nos legaron los infames Maravall y Solana, con la complicidad posterior de tanto idiota y/o cobarde responsable de Educación -que cada uno se adjudique el adjetivo adecuado- y el remate de los analfabetos que legislan desde Bruselas, cómo se tomaba la vida Job, qué lamentaba Jeremías, qué es multiplicar panes y peces o qué efecto produjeron las trompetas de Jericó. Aunque tampoco crean ustedes que lo de Religión es para tirar cohetes. Que eso garantiza nada. En este mundo descafeinado y edulcorado que ofrecemos a las criaturas, algunos consideran que ya han cumplido con ponerle el Moisés de Disney a los niños. Los más osados van por ahí, figúrense, por ese registro de perfil bajo: pajaritos y flores en el Edén, Ruth y Booz bailando entre espigas de trigo, José perdonando a los hijoputas de sus hermanos. Cosas así. A ver qué profesor tiene huevos, con los papás y los políticos y la sociedad de ahora, a contarles a los niños que Judith degolló a Holofernes tras echarle un polvo, que Noé no habría pasado un control de alcoholemia, que Abraham quiso dar matarile a su nene, o que Sansón, ciego por culpa de un malvado putón verbenero -me sorprende que las ultrafeminatas radicales no hayan exigido todavía borrar tal episodio de la Biblia-, se suicidó llevándose por delante a toda la peña de filisteos y filisteas. Que ésa es otra.
Pero bueno. Ni siquiera Disney, oigan. En lugar de aprender esas y otras cosas apasionantes o divertidas en clase de Religión, los niños van en masa a la de Alternativa, a tocarse las pelotillas -o su correspondiente, las niñas- haciendo manualidades y chorradas. Perdiendo el tiempo de forma miserable. Eso sí: disfraces y fiestas de primavera, de verano, de otoño, de invierno, Halloween y cuanta estupidez se ponga a tiro, no se pierden ni una. Hasta el pavo de Acción de Gracias empiezan a comer en algunos colegios -que hay que ser gilipollas- aunque los enanos no tengan ni idea de qué agradecer, ni a quién. Por lo demás, sobre la asignatura de Alternativa puedo citar un ejemplo cercano, certificado: el curso pasado, a una sobrina mía -este año sus padres, agnósticos y de izquierdas, la han apuntado a Religión- le enseñaron a jugar al bingo.
TÍTULO:ESPECIAL NAVIDAD DIANE KRUGER,.

-foto--Diane Kruger y el Renault Zoe encienden la navidad en París
Renault acude cada año al encendido navideño.
Renault fue la primera marca de automóviles en abrir un punto de venta en la avenida más famosa del país galo 100 años atrás. Por esta razón, participa desde hace tiempo en el encendido navideño con algún coche de su gama.
El Renault Zoe llegará a nuestro país a comienzos de 2013. Cuenta con una autonomía de 210 km que se consiguen al estar equipado de serie con el sistema `Range OptimiZer´. Además, incorpora un cargador especial que permite cargas ultra-rápidas de sólo 30 minutos.
TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO VERONICA SUAREZ.
Verónica Suárez es una escritora de telenovelas mexicanas. Ha realizado su carrera en la televisión mexicana para Televisa, TV Azteca y en Estados Unidos ...

No sin mi estilista
TAMARA FALCÓ & CRISTINA REYES: "Contar con una buena asesora de moda es como tener un buen médico"
Son íntimas amigas y comparten estilo, complicidad y pasión por la moda. Tamara Falcó y Cristina Reyes se conocieron cuando Tamara era todavía una niña. Cristina era de la pandilla de su hermano Enrique y con el tiempo ambas se hicieron inseparables. «Somos íntimas -explica Tamara-. Tengo la suerte de que Cristina es una buena amiga que, además, es estilista». Hablan entre sí sin parar sobre la ropa, la combinación, el color. Se hacen preguntas, buscan aprobación, opinan, comparan, descartan... Y sellan su acuerdo con un definitivo «cool». «Cristina tiene un ojo buenísimo para escoger complementos y tener una idea global del look -comenta Tamara-. Tener una buena estilista es como tener un buen médico. Te dice lo que ve y tú tomas la decisión final, pero debes dejarte aconsejar.A la hora de trabajar siempre parten de una pregunta: «¿Adónde vamos?». «A partir de ahí buscamos opciones realistas -explica Tamara-, porque no tiene sentido llevar el zapato más ideal del mundo si no vas a bailar». «Conectamos muy bien -añade Cristina-, y es difícil que algo que le proponga le parezca demasiado loco, porque no es mi estilo». ¿Y sus defectos? «Los conozco, pero quedan entre nosotras», advierte entre risas.
El estilo de Tamara según Cristina...
Sobrio y chic. «Muy lady like, pero al mismo tiempo le gustan las tendencias y suele permitirse ser un poco más trendy en los accesorios».
¿Por qué este look? «Me gusta mucho el contraste de los colores y le marca muy bien la cintura, que es su punto fuerte. Los zapatos son muy divertidos y le dan el toque trendy. Los brazaletes en varios colores juegan con la tonalidad del vestido».
... Y según ella misma
¿Qué no me pondría nunca?«Es difícil decirlo. Depende de cómo sea el vestido, de adónde vaya o de cómo estoy en ese momento. Incluso escotes muy pronunciados o faldas muy micro pueden funcionar. Quizá los zapatos de Lady Gaga, de McQueen, con esas plataformas, que me parecen espantosas».
Un look para estas fiestas. «Un vestido negro de cintura muy marcada de Tot-Hom, que me puedo poner para ir a tomar unas copas con los amigos o para cenar en familia».
Para estar favorecida
Tamara recomienda: «Elige el conjunto adecuado. Así te sentirás más segura». «No lo dejes para el último momento. No hay nada más estresante que empezar a buscar un modelo 15 minutos antes y descubrir que no sabes qué ponerte». «Y recuerda: no puedes vestirte como Kate Moss si trabajas en un banco».
... Y Cristina aconseja: «Ten clara tu talla y no intentes ponerte una menos». «Si te gustan las tendencias, busca la que mejor se adapte a tu cuerpo, y no al revés». «No quieras ponerte todo: menos es más». «No olvides adónde vas». «Y ten a mano siempre un little black dress: toda mujer debería tener uno en su armario».
EUGENIA SILVA & JOSÉ HERRERA: "El conoce mi cuerpo, mis facciones... sabe lo que me va"

Si algo distingue a José Herrera es la discreción. "Tú fíjate en ella; síguela, que es maravillosa -le dice al fotógrafo mientras dispara-. Amo con pasión mi profesión, pero yo no soy la pieza clave; yo trabajo para que otro brille". Ese es para Herrera uno de los riesgos del estilista: querer figurar". "De alguna forma es como si quisieras expresarte tú a través del estilismo y acabaras disfrazando al personaje. Hay que saber con quién estás trabajando y si es para una sesión de fotos, un evento, un photocall o una alfombra roja".
El estilo de Eugenia según José...
Sexy y muy femenino. «Tiene una 'percha' maravillosa. Le puedes poner cualquier cosa: lo mismo un pantalón ancho y una camiseta que un look de noche supersofisticado. Lo único que evitaría en ella son los cortes demasiado extremos, estructurados y geométricos».
¿Por qué este look? «Le va a la perfección por su sofisticación y su teatralidad, pero al tiempo es de una elegancia contenida. Eugenia es muy mujer y este look saca toda su feminidad».
... Y según ella misma
¿Qué no me pondría nunca? «Un vestido que no me haga sentirme yo, que me coma o que me coarte. Hay muchos vestidos que pueden resultar vulgares. Eres tú quien lleva el vestido, no al revés».
Su look para estas fiestas. «Las paso en familia y, en esas ocasiones, me gusta llevar un pantalón bonito de terciopelo masculino o de cintura alta, muy cómodo, con una blusa y un zapato plano».
Para estar favorecida
Eugenia recomienda... «Una buena peluquería, maquillaje, manicura, pedicura... Esos detalles te hacen femenina y sofisticada». «Usa ropa interior que no marque. Evita los sujetadores de tiras de silicona, que se ven y no quedan bien. Mejor llevar uno negro». «Usa zapatos cómodos y que te den una manera de andar y una postura bonitas».
... Y José aconseja «Sobriedad y sencillez. Si el vestido es brillante o negro, suaviza el maquillaje y el pelo. Es mejor quedarse corto. Si el vestido es especial, no lo recargues». «¿Un look infalible? Un esmoquin, que se puede encontrar en las mejores marcas y en las low cost, y un buen stiletto o unas sandalias de tacón; resultan muy elegantes».
IRENE MONTALÁ & AGNÈS BONET: "La versión que tenemos de nosotros no siempre es la real"
Un estilista es imprescindible para una persona que vive de su imagen. Te abre puertas de marcas o showrooms que no conoces y te da más opciones y posibilidades -afirma la actriz Irene Montalà-. Muchas veces la versión que tenemos de nosotros mismos no es la real, y dejarte asesorar por gente en la que confías te ayuda también a mostrarte de otras maneras que desconoces o no te atreves a mostrar por inseguridad». Agnès Bonet es el baluarte de Irene, sobre todo a la hora de escoger joyas para completar un atuendo, «algo sumamente difícil», explica la actriz. «Irene es joven y le gusta vestir de forma natural. Por eso es importante buscar el equilibrio entre la prenda y sus movimientos, para que no se sienta incómoda», asegura Agnès. A la hora de dar directrices a Agnès o a otro estilista, Irene se confiesa complicada. «Reconozco que no soy una persona fácil. Me gustan los atuendos muy femeninos, como la petite robe noire, pero que tengan un toque cinematográfico; prendas que parecen de los años veinte o treinta, vintage... Vestidos que yo pueda interpretar, sentir que tienen un alma que puedo recrear». Sí se siente más segura cuando se trata de la peluquería o el maquillaje. «Después de 18 años trabajando como actriz, sé lo que me queda bien. Me divierte sobre todo combinar un supervestido de noche con un pelo natural. Me gusta el contraste, romper un poco; creo que lo hace más original».
El estilo de Irene, según Agnès... Joven y natural. «Le favorecen los escotes halter y los cruzados, porque tiene la clavícula y el escote muy bonitos». ¿Por qué este look? «Tiene contraste: una base ceñida al cuerpo que le sienta muy bien a Irene, que es muy delgada. La sobrefalda le da el toque espectacular. Se trata de jugar con el glamour tradicional, pero rompiendo un poco con la asimetría».
... Y según ella misma ¿Qué no me pondría nunca? «Un vestido rojo con flores. Prefiero colores claros, que me dan luz. Sé que me favorecen los escotes para lucir brazos y clavícula, los vestidos estrechos y cortos que marquen figura y las formas evasé». Su look para estas fiestas. «Un vestido de esta temporada de Ba+sh, negro, recto, con manga francesa tres cuartos bordada en pedrería negra. Es comodísimo, divertido, elegante y con un aire años cincuenta. Me lo pongo con slippers».
Para estar favorecida
Irene recomienda... «Un buen tacón, bien alto, pero no ancho». «Un vestido de cóctel. Hay muchos que parecen sencillos y que, en realidad, son perfectos y te hacen sentirte divina»

MAR SAURA & VERÓNICA SUÁREZ: "Confío al cien por cien en ella"
Se conocen desde que Mar Saura llegó a Madrid, al principio de su carrera. «Primero fue una relación personal y luego, poco a poco, empezamos a colaborar profesionalmente -explica Verónica Suárez-. Somos amigas desde el principio, lo cual nos da una complicidad especial». «Nos presentó un amigo común y la verdad es que tenemos una buenísima relación de amiga-estilista -corrobora Mar-. Verónica me aconseja en eventos públicos y también privados. Confío al cien por cien en ella. Le mando fotos de prendas que veo y solemos coincidir. Hemos ido aprendiendo juntas a medida que evolucionábamos personal y profesionalmente». También ha habido errores en estos años. «Claro, todos nos equivocamos -dice Mar-. Y hay cosas en moda que envejecen mal». No siempre están de acuerdo, pero Mar se deja aconsejar con paciencia. «Sabe esperar a ver cómo resulta algo que, de entrada, no la convence», explica Verónica. ¿El secreto de un buen estilista? Ambas lo tienen claro: «Es importante conocer bien a la persona y aconsejarle lo que más le favorezca. Y no olvidar que menos es más. El peor error es querer ponerlo todo, porque el exceso es el mayor enemigo del estilo».
El estilo de Mar según Verónica...
Todo le sienta bien. «Es fácil vestirla. Tiene muy buenas proporciones, una espalda ancha y una cintura estrecha. En ella no hay nada que esconder».
¿Por qué este look? «A Mar le favorecen mucho los colores claros, el nude sobre todo, y este metalizado y abierto le da un toque brillante y muy sexy. El guiño divertido y a la vez muy favorecedor: una diadema de encaje y orejitas de terciopelo»
... Y según ella misma
¿Qué no me pondría nunca? «Decir 'nunca' en moda es difícil. Depende mucho del momento y la situación». Su look para estas fiestas. «Un legging de cuero, una camisa nude y una americanade terciopelo negro, con botines, para una cena en familia. Y para una fiesta como la de fin de año: un vestido corto de lentejuelas... y los labios rojos».
Para estar favorecida
Mar recomienda... «Si estás muy cansada, date un buen baño con sales, lávate la cara con hielo, tómate un sobre de vitamina C y ponte una ampolla de soja en la cara». «Píntate el labio rojo y los ojos negros». «Y sobre todo no experimentes con un nuevo estilismo el día clave: vete a lo que sabes que te favorece»
... y Verónica aconseja: «Lo más importante en un buen estilismo son los complementos. Utilizarlos sabiamente y con un poco de imaginación puede hacer de un look un acierto absoluto». «¿Un look infalible? Una chaqueta con un buen corte, un pantalón vaquero y una camiseta con un pañuelo de seda como complemento».
No hay comentarios:
Publicar un comentario