TÍTULO: LOS BARRUECOS A LOMOS DE UN BURRO.
Saturnino González tiene 22 pollinos con los que realiza excursiones por cualquier paraje, participa en fiestas locales y ahora proyecta crear una granja-escuela.
Turistas, curiosos y sobre todo niños se suben a los pollinos de Satur-foto.A los visitantes que se acerquen por las inmediaciones del Museo Vostell de Malpartida de Cáceres, sobre todo en primavera y otoño, probablemente les sorprenda la presencia de unos burros, algunos comiendo hierba, y otros llevando a niños por el paraje natural de Los Barruecos, todos con sus aparejos puestos. Estos 'plateros' se conocen de memoria la ruta de las tres charcas, la de las Peñas del Tesoro y la del Barrueco de Arriba, tres itinerarios que ofrece Satour Burrinos, una empresa de recreo poco corriente que ha constituido una familia. «Si les taparas los ojos harían el recorrido y volverían al sitio del que salieron», afirma su propietario Saturnino González, 'Satur'. «Como autómatas, hacen el recorrido entre rocas, retamas, escobas y prehistoria, con un andar pausado, dejando que los niños tengan oportunidad de empaparse del paisaje y la historia del Paraje Natural de Los Barruecos».Satur se ha convertido en un defensor de esta especie, un protector de este animal que está extinguiéndose poco a poco, y a la que él le ha encontrado una nueva dedicación, sobre todo con la clientela que más los aprecia: los niños.«Tengo 22 burros ahora mismo; más hembras que machos, pero he llegado a tener más de 40. La Naomi Campbell, Amounike, Zamorana, Fluxus, Happening, cada uno tiene su nombre. A algunos los han bautizado los propios niños. Llevo 18 años y todavía no acabo de entender cómo no se le presta más atención a este animal que lleva camino de perderse».«Comencé medio en broma, y ahora ya me ves, son mi verdadera pasión. Malpartida me ofreció infraestructura y la Junta me ayudo al comienzo», afirma Saturnino.Al principio, afirma que le regalaban los animales, aunque después ha terminado por comprarlos. Le costaban 1.000 pesetas. De Portugal se trajo ocho, y muchos se los han regalado en otros pueblos. No le importaría tener más, pero le falta terreno, y, sobre todo hay que echarles de comer. «Hasta que no salga la 'hierbina', hay que ayudarles un poco».Con resignación afirma Satur «que la Administración no cuida a estos animales. En Andalucía incluso hay subvenciones. Cuando alguno se pone malo son caros los cuidados. Me gustaría que la Facultad de Veterinaria me echara una mano. Estos animales son muy fuertes, pero alguna vez que otra tienen alguna 'avería'»Los Burrinos Satour lo mismo desfilan en una cabalgata de Reyes que pasean a los niños por las fiestas de los pueblos. Por estos alrededores no hay pueblo que no haya tenido en sus fiestas a los burrinos de Saturnino González. «Es un animal que de siempre nos ha ayudado mucho, muy fuerte. Aquí en Malpartida -me decía Paco el Portugués-, ha llegado a haber hasta 134 burros en una misma calle, la calle Almirez».Ahora Saturnino está empeñado en hacer una granja-escuela para que la visiten los críos, donde se le pueda explicar todo lo relacionado con este animal de compañía. Aunque el proyecto ya está muy avanzado, todavía le falta una pequeña ayuda para que se convierta en una realidad. La energía solar y pocas cosas más. El diseño, un recorrido por la vida del animal desde que nace, y se le ofrecería a los colegios como visita formativa.Habla Satur de la necesidad de tener una raza autóctona, que ahora mismo no la hay. «En Badajoz se intentó, pero no caló el proyecto con aquello de la crisis». Satur es un personaje que ha hecho de su amor por los animales su 'modus vivendi', aunque ese cariño por el animal supera a su interés económico. Los burros son su vida. Cuando vende alguno de ellos se interesa por saber el destino del animal, cuál será su trabajo, quien será su dueño «con tal de que los animales estén en activo y los cuiden, lo hago con mucha alegría. Me interesa más el vivir del burro que mi propio negocio».
TÍTULO: LOS BARRUECOS A LOMOS DE UN BURRO - Y LA TIENDA CHICA DE CASTUERA.
Saturnino González estuvo en el Pueblo de Castuera para comprar unas cajas de guantes para el frío en La Tienda Chica del Señor José María.
Unas bufandas y unos gorros de lana, etc,.También unas cajas calcetines gordos para el frío y unos palos para los tambores, etc.
A los visitantes que se acerquen por las inmediaciones del Museo Vostell de Malpartida de Cáceres, sobre todo en primavera y otoño, probablemente les sorprenda la presencia de unos burros, algunos comiendo hierba, y otros llevando a niños por el paraje natural de Los Barruecos, todos con sus aparejos puestos.
Estos 'plateros' se conocen de memoria la ruta de las tres charcas, la de las Peñas del Tesoro y la del Barrueco de Arriba, tres itinerarios que ofrece Satour Burrinos, una empresa de recreo poco corriente que ha constituido una familia. «Si les taparas los ojos harían el recorrido y volverían al sitio del que salieron», afirma su propietario Saturnino González, 'Satur'. «Como autómatas, hacen el recorrido entre rocas, retamas, escobas y prehistoria, con un andar pausado, dejando que los niños tengan oportunidad de empaparse del paisaje y la historia del Paraje Natural de Los Barruecos».
Satur se ha convertido en un defensor de esta especie, un protector de este animal que está extinguiéndose poco a poco, y a la que él le ha encontrado una nueva dedicación, sobre todo con la clientela que más los aprecia: los niños.
«Tengo 22 burros ahora mismo; más hembras que machos, pero he llegado a tener más de 40. La Naomi Campbell, Amounike, Zamorana, Fluxus, Happening, cada uno tiene su nombre. A algunos los han bautizado los propios niños. Llevo 18 años y todavía no acabo de entender cómo no se le presta más atención a este animal que lleva camino de perderse».
«Comencé medio en broma, y ahora ya me ves, son mi verdadera pasión. Malpartida me ofreció infraestructura y la Junta me ayudo al comienzo», afirma Saturnino.
Al principio, afirma que le regalaban los animales, aunque después ha terminado por comprarlos. Le costaban 1.000 pesetas. De Portugal se trajo ocho, y muchos se los han regalado en otros pueblos. No le importaría tener más, pero le falta terreno, y, sobre todo hay que echarles de comer. «Hasta que no salga la 'hierbina', hay que ayudarles un poco».
Con resignación afirma Satur «que la Administración no cuida a estos animales. En Andalucía incluso hay subvenciones. Cuando alguno se pone malo son caros los cuidados. Me gustaría que la Facultad de Veterinaria me echara una mano. Estos animales son muy fuertes, pero alguna vez que otra tienen alguna 'avería'»
Los Burrinos Satour lo mismo desfilan en una cabalgata de Reyes que pasean a los niños por las fiestas de los pueblos. Por estos alrededores no hay pueblo que no haya tenido en sus fiestas a los burrinos de Saturnino González. «Es un animal que de siempre nos ha ayudado mucho, muy fuerte. Aquí en Malpartida -me decía Paco el Portugués-, ha llegado a haber hasta 134 burros en una misma calle, la calle Almirez».
Ahora Saturnino está empeñado en hacer una granja-escuela para que la visiten los críos, donde se le pueda explicar todo lo relacionado con este animal de compañía. Aunque el proyecto ya está muy avanzado, todavía le falta una pequeña ayuda para que se convierta en una realidad. La energía solar y pocas cosas más. El diseño, un recorrido por la vida del animal desde que nace, y se le ofrecería a los colegios como visita formativa.
Habla Satur de la necesidad de tener una raza autóctona, que ahora mismo no la hay. «En Badajoz se intentó, pero no caló el proyecto con aquello de la crisis».
Satur es un personaje que ha hecho de su amor por los animales su 'modus vivendi', aunque ese cariño por el animal supera a su interés económico. Los burros son su vida. Cuando vende alguno de ellos se interesa por saber el destino del animal, cuál será su trabajo, quien será su dueño «con tal de que los animales estén en activo y los cuiden, lo hago con mucha alegría. Me interesa más el vivir del burro que mi propio negocio».
TÍTULO: LOS BARRUECOS A LOMOS DE UN BURRO - Y LA TIENDA CHICA DE CASTUERA.
Saturnino González estuvo en el Pueblo de Castuera para comprar unas cajas de guantes para el frío en La Tienda Chica del Señor José María.
Unas bufandas y unos gorros de lana, etc,.
También unas cajas calcetines gordos para el frío y unos palos para los tambores, etc.
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