lunes, 27 de febrero de 2012

EL CHICO LLAMADO ÁLEX. Y LA TIENDA CHICA --CLARY NOVIAS--CASTUERA.

TÍTULO: EL CHICO LLAMADO ÁLEX.

El 11 de Diciembre nos llega un e.mail que dice, el día 18 os esperan en Ekaterimburgo para realizar la asignación. En cuatro días logramos billetes y visados pero no el Hotel. Nos íbamos el 16 y el 15 por la tarde logramos un primer Hotel gracias a Marina. (En cinco noches dormimos en tres camas diferentes, era lo de menos). El 18 por la mañana nos citan para ir al Ministerio para hacer formal entrega de los documentos de la asignación y permiso para ir al orfanato de Pervouralsk, nos explican que se trata de un niño llamado Alexander, nacido el 17 de Julio de 1998, también nos dicen que de las dos parejas que fuimos al Ministerio, una iría inmediatamente al orfanato. El primer gran sueño de ver a nuestra nueva vida y poner la carita imaginaria de nuestro futuro hijo. Ello se cumplió al ver a Àlex el día 18 de Diciembre de 2000 a las 13,30 horas, en el despacho de la directora de 10 m2 con mesa, sofá sillas y nevera incluida, con un espacio sobrante apenas para estar de pie. Entra el peque y nos da un abrazo a los dos que nos llega a lo más profundo de nuestro ser. Cuando lo pienso aun se me pone la piel de pollo. Estuvimos 45 minutos intensos, jugando y comprobando las reacciones del niño y mientras tanto la pediatra del orfanato nos leía el informe médico, supongo que imaginario, diciéndonos que el niño tenía estrabismo (cierto) Disfunción cerebral mínima (primer sablazo) y cuerda adicional en el corazón (segundo). A la hora de marcharnos del orfanato, nos dejaron ir hasta la sala donde estaban “durmiendo” los compañeros de su edad, salimos de allí con cara de circunstancias, por un lado de alegría y por otra de preocupación por lo escuchado del informe médico. Por la noche llamada a nuestros amigos pediatra y señora, a los que hay que agradecerles su ayuda con consejos sabios para hacernos tomar una de las decisiones más importantes de nuestra vida, a parte de las charlas con otras parejas que estaban en el Interhotel, que nos confirmaban lo tremendo de los informes médicos, pero que no nos preocupásemos ya que los inflan para así poder tener mayor facilidad de la salida del menor de Rusia.
Después de todas las reflexiones habidas y por haber con lagrimas incluidas, decidimos aceptar a Àlex.Y el día 20, salimos de madrugada desde Ekaterimburgo. Ya en el aeropuerto y cuando ves que sacan un aparato móvil con una manguera y con anticongelante para sacar el hielo de las alas del avión, piensas hay, hay hay... Llegamos a Moscú tempranito, allí nos espera una joven estudiante de español llamada Katia, la cual era muy amable y simpática. Nos decidimos coger un furgón de estos que cuestan 20 rublos y te lleva a la estación de metro más próxima, para posteriormente ir donde va todo el mundo cuando llega a Moscú. Naturalmente a la plaza Roja y alrededores, un poco de distracción después de tanta tensión nos fue muy bien, aunque estábamos a –5 º de temperatura y nevando. A hora prudencial nos volvemos al aeropuerto, el avión salió con 2 horas de retraso, lo que nos hizo perder por 10 minutos el enlace en Milán hacia Barcelona, propina de un día más con las ganas que tienes de llegar a casa, pero en fin “ce la vie”.
Lo primero que hicimos al llegar a casa fue llevar los carretes de fotos a revelar con urgencia, mirar el video con nuestros padres y empezar a hacer la digestión de lo vivido, mientras vas explicando a todo el mundo que te rodea la experiencia. Día a Día te vas haciendo mejor a la idea de lo acontecido y vas deseando que llegue el momento de marcharte otra vez, para por fin iniciar “la nueva vida” tan deseada.
Después de unos días relativamente tranquilos, recibimos un e.mail de Rimma que nos dice que hay que rehacer un documento de compromiso de registro del menor, porque ha cambiado y además que del certificado de la vivienda que no tiene el original. Otra vez a correr, el primer documento sin problemas (notario, apostilla, DHL y fotos del primer encuentro para que las entreguen al orfanato y las puedan enseñar a Àlex), en el segundo documento, le decimos que es fiel copia del original y con todos los sellos posibles. No nos indican nada más en contra y por fin recibimos el e.mail esperado de que nos esperan para el juicio del día 27 de Febrero, esta vez con un poco de margen para poder sacar los visados con tranquilidad relativa, ya que ahora nos hacía falta un papel de confirmación de reserva del Hotel, que hasta conseguirlo tuve que realizar varias llamadas y faxes hasta satisfacer a los que realizaban el visado. El día 25 salimos rumbo a Ekaterimburgo, esta vez por Air France hasta Moscú, junto con tres parejas más (Marifé y Fernando, Angels, Camil y Adrià de 5 años, Carme y Francesc)
Llegamos hechos calderilla al Interhotel, descansamos un rato y a esperar el vehículo para que nos lleven al orfanato para realizar la visita obligatoria antes del juicio. De mientras, negociamos con el Hotel para tener derecho a cocina, que muy amablemente nos concedieron gratuitamente en un principio.
Llegamos al orfanato por la tarde, después de haber ido primero con Fernando y Marifé a ver a su pequeña Irina. En el patio ó parque de los niños había un metro y medio de nieve, nervios y más nervios. Nos dejan ver a Àlex durante 35 minutos y le vemos realmente mejor que en el primer viaje, supongo que también debe ser como lo visten. Al principio hacia un poco el remolón, sin reír ni soltar palabra alguna, no sé si nos reconoció algo, trajimos unos muñecos y coches que nos fueron de maravilla para empezar a jugar esta vez en la sala grande de juegos, al cabo de un rato aparece la cuidadora de Àlex y le enseña la foto que enviamos, diciéndole que éramos el papa y la mama que tanto le había comentado. Llegó la hora de la despedida y nos dejan llevarlo al comedor, ya que era la hora de la cena, los demás ya habían terminado, pero permanecía su plato intacto, lleno de una papilla espesa que supongo estaría fría. La imagen que nos quedó al dejar otra vez a Àlex con sus compañeros fue imborrable a nuestra memoria al ver aquellas caritas despidiéndose de nosotros.
Por la noche Marina nos cita para aprender la lección de las cosas que nos preguntaran y debemos responder, sobre todo del informe médico, que tiene esto y lo otro.
Pues bien llega el momento del juicio. Día 27.02.00 En la calle llegamos a –20 º, siendo el día más frío de los que estuvimos allí. De las parejas que estamos nos toca entrar los primeros (nervios a porrillo)
Entras en la sala y ves a tu izquierda a la asistente que teóricamente ha estado contigo en las visitas del niño. A la derecha la fiscal, a nuestro lado Marina la traductora. Todos en pie, entra la Juez, una chica joven y agraciada.
Empieza la sesión, Empiezo yo a responder la tanda de preguntas, el porque y el porque no de la adopción, si lo cuidaremos, lo educaremos, lo querremos etc. Hubo un momento, cuando estaba diciendo lo del informe médico me encallé un poco, pero menos mal que Marina en lugar de escuchar lo que yo iba diciendo, estaba mirando su chuleta y contestaba correctamente lo que debía decir y todo ello ante la sonrisa de la Juez. Después mi mujer más de lo mismo, acaban las preguntas, sale la Juez a deliberar (30 segundos), entra de nuevo a la sala y dice que nos concede la adopción. Alegría contenida por el primer paso, quedan todavía 10 días hábiles hasta la sentencia definitiva.
El día siguiente a los juicios tocó un poco de turismo y relajación relativa, fuimos al centro de Ekaterimburgo, realizamos algunas compras para los niños del orfanato, previa consulta de las necesidades que precisan. En nuestro caso compramos camisetas, calzoncillos y zapatos por un tubo, aunque también entregamos una bolsa de papillas que trajimos de Barcelona.
Por sorpresa, el día 28.02.00 por la noche nos dicen Marina y Vladys que al día siguiente iremos a recoger a Àlex, fue increíble, todavía no nos lo podíamos creer, llegaba el momento tan deseado, el que decía antes de “una vida nueva” pero para todos.
Por la mañana preparamos con mimo la ropita que le vamos a poner y salimos a media mañana dirección a Pervouralsk, a unos 50 Km. De Ekaterimburgo, con la carretera bastante despejada de nieve y con un no se que en el cuerpo, que solo lo sabe el que se encuentra en esta tan especial ocasión. Llegamos al orfanato, nos hacen pasar a la sala de juegos, estamos nerviosillos. Hacen entrar a Àlex a la sala y nos da un abrazo increíble. Lo empezamos a desvestir y él tan tranquilo, que parecía hasta consciente de lo que pasaba. Dejamos las bolsas con las compras del día anterior y nos despedimos de la gente de allí. Lo cogí en brazos y bajamos hasta el coche, Àlex estaba expectante de todo lo que pasaba. Subimos al coche y aún es hora de que gire la cabeza para mirar hacia atrás. Ni una queja, ni un sollozo, nada de nada, empezó a jugar con un trenecito de tela con el chuqu, chuqu incluido que le trajimos para la ocasión y al cabo de un ratito se quedó dormido. A medio camino empezó a nevar copiosamente que no se veía nada por la carretera. Llegamos al hotel, todos nos esperaban ansiosamente. Besos, abrazos, enhorabuenas, alegría, era increíble tenerlo en nuestros brazos. Después de un poco de calma y ya en nuestra habitación, le sacamos la ropa para hacerle nuestro primer baño, se lo pasó en grande jugando con los muñequitos y ya repitiendo alguna palabra que le decíamos. Angels muy amablemente mientras preparaba la cena para su hijo Adrià, añadió un poco más de todo y se comió el primer plato de alimento sólido de su vida (fideos con tropezones de pollo), se lo comió con un tanta ansia y satisfacción que nos dejo perplejos y contentos a la vez, lo pusimos a dormir en la cuna que nos habilitaron y se quedo frito enseguida, de mientras los mayores lo celebramos con una botella de cava. Durmió toda la noche enterita, nosotros no dormimos tanto, abriendo de vez en cuando un ojo y mirando para ver que hacía.
Y empezó la vida cotidiana y rutinaria dentro del hotel que era, desayuno, juegos, paseo de una hora para ir al mercado y al super, mas juegos mientras preparábamos la comida, siesta, más juegos en el pasillo, baño, cena, algunos juegos o charla para los mayores y a dormir otra vez. 14 días interminables.
Dos días antes de recibir la noticia de que ya teníamos la sentencia definitiva, nos fuimos los que pudimos al Circo de Ekaterimburgo para pasar el rato y valió la pena. Para volver al hotel hicimos el dedo-taxi y enseguida se para alguien, se inicia la negociación del precio y para el hotel.
La noche antes de salir hacía Moscú, empiezan las dolorosas (facturas) que pagar, con la sorpresa del hotel (2 estrellas en España) que nos quiere hacer pagar los derechos de cocina, pues habíamos gastado mucho lavaplatos y nevera, en fin. Después de una hora de discusiones, llegamos al acuerdo del 50 %, que aún me arrepiento de haber claudicado, después de lo que nos cobraron por habitación (100 $ por día) en una ciudad que exteriormente en la calle parece que están en los años 70, aunque en los hoteles de esta categoría parece que estén en el 2005. En resumen, al final nos dejaron con la cartera que ya empezaban a salir telarañas.
A las 4 de la mañana (hora de Ekaterimburgo) las 12 de la noche en España, nos llaman para lo que será un día muy largo de 28 horas pero con una ilusión tremenda. Nos duchamos, vestimos como podemos a Àlex que estaba dormido, recogemos todos los bártulos y nos llevan al aeropuerto. Llegamos a las 5,45, el vuelo tenía que salir a las 6,50, pero para variar hubo retraso de 1,30 horas por el mal tiempo en Moscú. Este retraso nos hacía perder esperanzas de poder salir el mismo día para Barcelona, pero... la esperanza es lo último que se pierde.
Llegamos a las 10,30 de la mañana hora de Moscú, vehículo preparado, y con Larissa nos vamos al Consulado de España, llegamos a las 11,30 logramos apretar un poco, diciendo que el vuelo salía a las 17 h. Y la verdad es que se comportaron muy bien, y a las 13,30 salimos a la carrera dirección al aeropuerto con todos los documentos bajo el brazo. Nos fuimos enseguida al mostrador a Air France para efectuar el cambio de los billetes que en un principio teníamos para el día siguiente, aunque mi agencia de viajes me había realizado una pre-reserva para este día para tenerlo todo atado, si salía bien lo de la embajada, naturalmente pagando los rigurosos 100 USD, que valía la pena pagarlos, ya que después de 19 días en Rusia uno queda harto, en las condiciones de reclusión hotelera que tuvimos.
Después de realizar todos los cambios de los billetes de las 3 parejas más niños que íbamos (1 ½ h.)
Vemos en la pantalla que ya nos llaman para el control de pasaportes y embarque. No nos dio tiempo ni de gastar los últimos rublos que nos quedaban en el “free shop”. Nos colocamos en la fila para facturar el equipaje, con tan mala suerte que cuando nos tocó a mi familia (cargados como burros), se estropeó el ordenador y la cinta transportadora de equipajes (45 minutos mas de espera) padeciendo ya que estaban embarcando, nos hacen dejar el equipaje en un rincón y que no nos preocupemos. Salimos corriendo para embarcar, el avión totalmente lleno a falta de nosotros, nos colocaron en la última fila. Y al fin! Salimos destino a París. Àlex ya estaba cansado e intranquilo con tanta espera y carreras a la vez, se iba distrayendo con 4 juguetes y la comida aérea que te dan, pero cuando faltaba más o menos una hora para llegar a Paris estaba insoportable, ya que para él eran las 11 de la noche de Ekaterimburgo y no podía conciliar el sueño y nos vimos en la necesidad de darle el jarabito (relajante muscular). Y justo cinco minutos antes de aterrizar en Paris se quedó frito (menos mal de llevar el cochecito encima) no se despertó ni un solo momento con todos los traslados que hubo que realizar hasta llegar a la terminal de salida hacia Barcelona.
A las 9,30 horas salimos para Barcelona (Àlex durmiendo), nos dan la cena otra vez y sobre las 11 llegamos al aeropuerto de El Prat ya con un cansancio monumental y con los ojos mojados de la emoción de llegar a casa. Despertamos a Àlex y nos vamos a recoger el equipaje y salen todas las maletas, excepto (a que no adivináis cual eran las que faltaban) habéis acertado, las nuestras por supuesto, después del follón de Moscú, reclamamos en el mostrador de equipajes y al día siguiente nos las enviaron a casa ¡ menos mal ¡ con todo lo que llevábamos.
Empezamos a ver toda la cantidad de gente que nos viene a recibir al aeropuerto y aquí si que no podemos contener la emoción, nos empezamos a despedir de los compañeros de fatigas de Ekaterimburgo, que la verdad son fenomenales, y salimos al hall del aeropuerto, besos, abrazos, enhorabuenas, algo increíble e inenarrable. Después de un buen rato de hablar con todos nos fuimos para casa “Hogar dulce hogar”, fue alucinante cuando Àlex entró en su habitación, vio tantas cosas, que no quería dormirse, aguantamos un poco, y con el propio cansancio que llevaba, quedó frito enseguida. A nosotros nos costó un poco, por lo de la sensación de que ahora teníamos a nuestro hijo conviviendo con nosotros.
Y para acabar, otra de las sensaciones increíbles es su primer despertar en la que a partir de entonces es su casa (lo tenemos filmado, por supuesto) no os lo perdáis si podéis filmarlo vosotros. Aunque este relato está escrito un poco mas tarde de lo previsto y espero que no os haya aburrido mucho, os puedo también decir que después de 9 meses que hace ahora que tenemos al peque, todo nos ha ido extraordinario, con una adaptación total desde el primer momento, entendiendo y hablando tanto catalán como castellano. Parece que haya estado toda su vida con nosotros.
A los que tenéis dudas, no os lo penséis más. Adelante.
Foto del chico llamado Álex sentado en las escaleras.
TÍTULO: EL CHICO LLAMADO ÁLEX. Y LA TIENDA CHICA --CLARY NOVIAS--CASTUERA.
El chico llamado Álex es de la Ciudad de Barcelona pero ha ido a conocer el Pueblo llamado Castuera.
Cuando Álex llego al Pueblo empezo ver sus monumentos y sus jardines y parque, la gente era muy amable con este chico amigo de todo el mundo que le rodea.
Álex le gustaba mucho las fuentes de agua que vió en el Parque de la Plaza España como salia los chorros hacia arriba.
Pero nuestro amigo Álex desea pasear por la Calle principal llamada Mártires, y comprar en La Tienda Chica de Castuera con el Señor José María y el compra 2 batas para el y unos calcetines de hacer deporte.
Pero también entra en La Tienda de Clary Novias para comprar la ropa que vemos en la foto que tiene puesta Álex que es la siguiente, una camisa de cuadro, unos pantalones de pinza color verde, un cinturo, unos calcetines negros, y le da las gracias a la Jefa Clary por ser tan cariñosa y simpatica con el chico.
Pero Álex volvió a su Ciudad de Barcelona con alegria de visitar el Pueblo de Castuera y ver su historia con sus monumentos, parques y jardines, pero también por comprar en las dos Tiendas más bonitas que son La Tienda Chica y Clary Novias.

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