De niño, si me portaba mal, mis padres me amenazaban con apuntarme a un viaje organizado.
Este barcelonés acaba de publicar la versión castellana de su segundo libro de viajes: 'Sin fronteras'. Una leucemia le dejó en silla de ruedas siendo niño. Y eso le dio alas. Desde los 15, recorre el mundo sin dinero y con una sonrisa. Ahora tiene 21, una novia, y las mismas ganas de seguir haciendo deliciosa limonada con los limones que le ha dado la vida.
- ¿El mundo no es como nos lo cuentan los telediarios?
- Los telediarios son muy poco objetivos, porque siempre sacan lo peor y lo más escandaloso.
- No me irá a decir que 'To er mundo e güeno'.
- Todos somos buenos y malos. Pero es cuestión de sacar lo mejor de la gente. Lo que emanas se contagia.
- ¿Le han llamado ya de la tele o del cine?
- El viaje que hice en 2011 desde Barcelona a Nueva Zelanda lo grabamos y se va a hacer con él una película.
- En este segundo libro habla de Latinoamérica: «Solo nueve muertos en todo 2008», rezaba la publicidad de una compañía de autobuses colombiana...
- Sí, je, je, allí los autobuses publicitan el número de muertos. Lo hacen para animarte a subir, pero te da que pensar.
- ¿Conoce el miedo?
- El miedo real, sí. Por ejemplo, cuando me pilló una tormenta terrible en una lancha rumbo a Panamá y creí morir. Pero ese miedo difuso que tiene la gente a que le pase algo malo, sin ningún indicio objetivo, yo nunca lo he sentido.
- ¿Por qué esa obsesión de viajar sin dinero?
- Porque es la manera más fácil de ir rumbo a lo desconocido. No tienes ningún poder de elección, no sabes ni dónde dormirás, ni si comerás. Y esa sensación me encanta.
- Pero al final, come y duerme. Y no solo usted, también Anna, su novia, con la que ahora viaja.
- Sí, Anna y yo salimos hace unos meses de Barcelona con una cámara pequeña y 20 euros en el bolsillo. Atravesamos en auto-stop, o en silla-stop como yo digo, hasta Malasia.
- ¿Ese fue su último viaje?
- No. Ese lo acabé a finales de 2011. Y luego me fui yo solo a Noruega a ver la aurora boreal. Tuve suerte. La vi.
- Viajar a dúo es una forma de compartir. ¿Y de discutir?
- Para mí no. Nunca en mi vida me he enfadado con nadie.
- ¿Es usted de este planeta?
- Ja, ja, ja... Es que enfadarse no lleva a nada, créame. Lo realmente importante es que cada uno haga lo que le hace feliz. Es mi teoría del 'felicismo'. Yo siempe hago lo que me apetece. Todos podríamos. Pero la mayoría ni se lo plantea.
- Estudiar Filosofía también le apetece, supongo.
- Sí, ahora paso un año viajando y otro estudiando. Hay muchas cosas que me gustan: videojuegos, exploración urbana...
- Otro en su caso se estaría lamentando por su mala suerte.
- No creo. Con las probabilidades que tenía de morirme con aquella leucemia, cualquiera pensaría que ha tenido suerte.
- La silla es lo de menos. Yo puedo subir escaleras, bajarlas, ir por todo tipo de terreno, gatear... Es una limitación muy insignificante. ¿Volver a caminar? Solo lo aceptaría si me aseguraran que iba a ser tan feliz como ahora.
- ¿Es feliz la gente que va conociendo por ahí?
- He estado en casas de gente muy rica y muy pobre. Pero siempre de mente abierta. Incluso en países donde la cultura es más cerrada, cuando la gente te monta en su coche es como si tuviera una necesidad de ayudar casi compulsiva. Una señora noruega quería comprarme la tienda entera.
Feliz. «Enfadarse no lleva a nada.
TÍTULO: QUEREMOS QUE ESTE EN LA TIENDA CHICA DE CASTUERA:
También le mandamos a este escritor que venga al Pueblo de Castuera llamado Albert Casals que es un luchador de la vida. Y conozca la gran historia de La Tienda Chica de Castuera.
También si viene a ver La Tienda Chica le atenderemos como una persona normal sin pensar que esta en una silla de ruedas y como viaja sin dinero le invitamos a nuestra casa a comer y a dormí.
Adiós amigo un abrazo que sigas luchado como lo haces siempre en tu vida de ser un buen viajero y escritor,. etc.
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