lunes, 2 de septiembre de 2013

Descubren una nueva especie de mamífero 'escondida' en los museos,./ He conocido a un joven devastadoramente atractivo que ha hecho palpitar mi corazón.

TÍTULO; Descubren una nueva especie de mamífero 'escondida' en los museos

Descubren una nueva especie de mamífero 'escondida' en los museosEl olinguito, originario de los Andes, estuvo un siglo disecado en estanterías, incluso llegó a vivir en zoológicos, pero nadie supo identificarlo

Un grupo de científicos del Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian acaba de descubrir una nueva especie que estaba 'escondida' en los estantes de los museos como pieza disecada, en los laboratorios de genética y que, incluso, fue exhibida en su día en algunos parques zoológicos. Sin embargo, había sido identificada erróneamente. Se trata del olinguito (bassaricyon neblina) que, además, es el primer mamífero descubierto en el hemisferio occidental en los últimos 35 años. No hay constancia de que haya algún ejemplar vivo, por lo que los científicos preparan una expedición para buscarlo.
Este animal, según recoge la revista Zookeys, tiene la apariencia agradable, parece un cruce entre un gato doméstico, un panda rojo y un osito de peluche. En realidad se trata del último miembro de la familia de los procyonidae, que comparte muchas características morfológicas con otras especies como los mapaches, coatíes, kinkajous y olingos comunes.
El olinguito tiene unos ojos grandes que le dan un aspecto afable, hocico terminado en una naricilla puntiaguda y su piel es de pelo medio, de color naranja con trazas marrones, lo que le distingue de los olingos. Es originario de los bosques tropicales de Colombia y Ecuador, selvas cubiertas frecuentemente por la niebla, de ahí el apellido de esta nueva especie 'neblina'.
«El descubrimiento del olinguito nos demuestra que el mundo no está todavía completamente explorado. Sus secretos más fundamentales aún no revelados a la humanidad», según explica Kristofer Helgen, investigador de mamíferos en el Museo Nacional de Historia Natural de Estados Unidos y máximo responsable del equipo del Smithsonian que llevó a cabo este descubrimiento.
«Si todavía se pueden encontrar nuevos carnívoros, ¿qué otras sorpresas nos esperan? Muchas de las especies del mundo aún no son conocidas por la comunidad científica. Documentarlas es el primer paso hacia la comprensión de toda la riqueza y diversidad de la vida en la Tierra», apunta Helgen.
El descubrimiento de una nueva especie de carnívoro, sin embargo, no tiene lugar de la noche a la mañana. Los científicos han tardado una década en documentar su hallazgo, que no era el objetivo original del trabajo que realizaban. El equipo de Kristofer Helgen se había planteado como meta el primer estudio exhaustivo de olingos, que agrupa a varias especies de carnívoros arborícolas del género bassaricyon.
Hallazgo inesperado
Los investigadores querían saber cuántas especies de olingo existen y cómo se distribuyen por el planeta. Para ello el equipo examinó el 95% de las muestras de olingo recogidas en museos de todo el mundo, junto pruebas de ADN y datos de campo históricos. De manera inesperada encontraron muestras que no coincidían con ninguna especie descrita hasta el momento. La primera pista llegó a Helgen por los dientes y el cráneo del olinguito, que eran más pequeños y con una forma diferente a los de los olingos.
Además, la nueva especie tenía una piel más larga y densa que el resto. Los registros de campo llevaron al equipo hasta una zona única de la Cordillera de los Andes, con un hábitat ubicado entre los 5.000 y 9.000 metros sobre el nivel del mar; elevaciones mayores que los lugares donde habitualmente viven las especies conocidas de olingo. Toda la información recopilada por los investigadores había sido conseguida durante el siglo XX. La pregunta de Helgen y su equipo era: ¿Continúa el olinguito en la naturaleza?
Para responder a esa pregunta, Kristofer Helgen ha recurrido a Roland Kays, director de Biodiversidad y del Laboratorio de Observación de la Tierra del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte, para que le ayude a organizar una expedición a los Andes en busca de ejemplares vivos de esta nueva especie.

TÍTULO; He conocido a un joven devastadoramente atractivo que ha hecho palpitar mi corazón.

«He conocido a un joven devastadoramente atractivo que ha hecho palpitar mi corazón»reina isabel II

La publicación de las cartas de adolescente de Isabel II muestra a una jovencita más interesada en fiestas y cotilleos que en su formación como futura reina de Inglaterra

«Acabo de conocer a un joven devastadoramente atractivo que ha hecho palpitar mi corazón, yo creo que a mi hermana Margaret también le ha hecho tilín». Firmado, Lilibeth. La autora de estas palabras tan desenfadadas y cercanas hacia su prima Diana Bowes-Lyon no es otra que una jovencísima Isabel II que, a sus 19 años, como cualquier otra chica de su edad, pasaba buena parte de su tiempo libre intercambiando cotilleos con sus amigas sobre pretendientes, fiestas y bodas. Hablaba, en su misiva, de un apuesto oficial de protección de la Familia Real.
El lado menos conocido de la reina de Inglaterra acaba de salir a la luz tras ponerse a la venta unas 400 cartas y fotografías de cuando Isabel era sólo una niña, para celebrar el nacimiento del primogénito de los duques de Cambridge, Jorge Alejandro Luis.
Ilusionada por su nuevo pony
La colección, 'Dos siglos de bebés reales', también reúne documentos más antiguos de la entonces princesa, escritos tras la celebración de su décimo cumpleaños, como una fotografía de Isabel con sus perros o una carta donde le relata a una amiga lo contenta que está con su pony Snowball, que salta maravillosamente bien. Lilibeth, su apodo familiar, a pesar de estar recibiendo una educación muy severa para asumir el trono, no tiene ningún reparo en escribir sobre bailes y eventos sociales.
Varias cartas datan de los meses posteriores al fin de la segunda Guerra Mundial, siete años antes de subir al trono. En una de las epístolas reconoce que no se lo está pasando nada mal en sus salidas y fiestas, encontrando en Balmoral el escenario perfecto para socializar y conocer a apuestos chicos de su edad.
En otra de las misivas, también dirigida a su prima -que por aquel entonces se encontraba en Alemania trabajando como enfermera para el Ejército-, Isabel comenta con picardía y desenfado en noviembre de 1945: «Te lo debes de estar pasando genial rodeada de generales». La hija de Jorge IV también adopta su papel de incisiva comentarista en la boda entre Johnny, cuarto conde de Kimberley, y Diana Legh, afirmando que se trata de «un gran asunto». «Debió de haber al menos 500 personas. Llegó a estar tan lleno que no se podía pasar sin escuchar a alguna vieja hablando de lo que le dijo a un hombre que acababa de conocer».
En aquellos días, la joven Isabel se había enamorado de Felipe Mountbatten, con quien se casaría dos años más tarde, aunque ello no le impedía, al parecer, echar el ojo a otros pretendientes.
Amigos que se van
Adoptando un tono más serio, Isabel reflexiona sobre la dificultad de adaptarse a la vida en el extranjero y, comentando la estancia de su prima en Alemania, reconoce que deberían estar avergonzados de sí mismos quejándose de todo en Reino Unido, a la vez que aprovecha para pedirle un regalo de allí. «De un lugar como Alemania se agradece cualquier cosa». Además, la joven princesa se lamenta de que sus amigos estén siendo destinados en el extranjero: «Es una lástima que tantas personas que una apenas llegó a conocer tienen que partir hacia Palestina o Alemania, por lo que una tiene que empezar de nuevo».
Las cartas y fotografías que integran la colección 'Dos siglos de bebés reales' se venden a un precio de entre 1.750 y 5.750 libras.

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