Un grupo de científicos del Museo Nacional de Historia
Natural Smithsonian acaba de descubrir una nueva especie que estaba
'escondida' en los estantes de los museos como pieza disecada, en los
laboratorios de genética y que, incluso, fue exhibida en su día en
algunos parques zoológicos. Sin embargo, había sido identificada
erróneamente. Se trata del olinguito (bassaricyon neblina) que, además,
es el primer mamífero descubierto en el hemisferio occidental en los
últimos 35 años. No hay constancia de que haya algún ejemplar vivo, por
lo que los científicos preparan una expedición para buscarlo.
Este animal, según recoge la revista Zookeys, tiene la
apariencia agradable, parece un cruce entre un gato doméstico, un panda
rojo y un osito de peluche. En realidad se trata del último miembro de
la familia de los procyonidae, que comparte muchas características
morfológicas con otras especies como los mapaches, coatíes, kinkajous y
olingos comunes.
El olinguito tiene unos ojos grandes que le dan un aspecto
afable, hocico terminado en una naricilla puntiaguda y su piel es de
pelo medio, de color naranja con trazas marrones, lo que le distingue de
los olingos. Es originario de los bosques tropicales de Colombia y
Ecuador, selvas cubiertas frecuentemente por la niebla, de ahí el
apellido de esta nueva especie 'neblina'.
«El descubrimiento del olinguito nos demuestra que el mundo
no está todavía completamente explorado. Sus secretos más fundamentales
aún no revelados a la humanidad», según explica Kristofer Helgen,
investigador de mamíferos en el Museo Nacional de Historia Natural de
Estados Unidos y máximo responsable del equipo del Smithsonian que llevó
a cabo este descubrimiento.
«Si todavía se pueden encontrar nuevos carnívoros, ¿qué
otras sorpresas nos esperan? Muchas de las especies del mundo aún no son
conocidas por la comunidad científica. Documentarlas es el primer paso
hacia la comprensión de toda la riqueza y diversidad de la vida en la
Tierra», apunta Helgen.
El descubrimiento de una nueva especie de carnívoro, sin
embargo, no tiene lugar de la noche a la mañana. Los científicos han
tardado una década en documentar su hallazgo, que no era el objetivo
original del trabajo que realizaban. El equipo de Kristofer Helgen se
había planteado como meta el primer estudio exhaustivo de olingos, que
agrupa a varias especies de carnívoros arborícolas del género
bassaricyon.
Hallazgo inesperado
Los investigadores querían saber cuántas especies de olingo
existen y cómo se distribuyen por el planeta. Para ello el equipo
examinó el 95% de las muestras de olingo recogidas en museos de todo el
mundo, junto pruebas de ADN y datos de campo históricos. De manera
inesperada encontraron muestras que no coincidían con ninguna especie
descrita hasta el momento. La primera pista llegó a Helgen por los
dientes y el cráneo del olinguito, que eran más pequeños y con una forma
diferente a los de los olingos.
Además, la nueva especie tenía una piel más larga y densa
que el resto. Los registros de campo llevaron al equipo hasta una zona
única de la Cordillera de los Andes, con un hábitat ubicado entre los
5.000 y 9.000 metros sobre el nivel del mar; elevaciones mayores que los
lugares donde habitualmente viven las especies conocidas de olingo.
Toda la información recopilada por los investigadores había sido
conseguida durante el siglo XX. La pregunta de Helgen y su equipo era:
¿Continúa el olinguito en la naturaleza?
Para responder a esa pregunta, Kristofer Helgen ha
recurrido a Roland Kays, director de Biodiversidad y del Laboratorio de
Observación de la Tierra del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del
Norte, para que le ayude a organizar una expedición a los Andes en
busca de ejemplares vivos de esta nueva especie.
TÍTULO; He conocido a un joven devastadoramente atractivo que ha hecho palpitar mi corazón.
reina isabel II
La publicación de las cartas de
adolescente de Isabel II muestra a una jovencita más interesada en
fiestas y cotilleos que en su formación como futura reina de Inglaterra
«Acabo de conocer a un joven devastadoramente atractivo
que ha hecho palpitar mi corazón, yo creo que a mi hermana Margaret
también le ha hecho tilín». Firmado, Lilibeth. La autora de estas
palabras tan desenfadadas y cercanas hacia su prima Diana Bowes-Lyon no
es otra que una jovencísima Isabel II que, a sus 19 años, como cualquier
otra chica de su edad, pasaba buena parte de su tiempo libre
intercambiando cotilleos con sus amigas sobre pretendientes, fiestas y
bodas. Hablaba, en su misiva, de un apuesto oficial de protección de la
Familia Real.
El lado menos conocido de la reina de Inglaterra acaba de
salir a la luz tras ponerse a la venta unas 400 cartas y fotografías de
cuando Isabel era sólo una niña, para celebrar el nacimiento del
primogénito de los duques de Cambridge, Jorge Alejandro Luis.
Ilusionada por su nuevo pony
La colección, 'Dos siglos de bebés reales', también reúne
documentos más antiguos de la entonces princesa, escritos tras la
celebración de su décimo cumpleaños, como una fotografía de Isabel con
sus perros o una carta donde le relata a una amiga lo contenta que está
con su pony Snowball, que salta maravillosamente bien. Lilibeth, su
apodo familiar, a pesar de estar recibiendo una educación muy severa
para asumir el trono, no tiene ningún reparo en escribir sobre bailes y
eventos sociales.
Varias cartas datan de los meses posteriores al fin de la
segunda Guerra Mundial, siete años antes de subir al trono. En una de
las epístolas reconoce que no se lo está pasando nada mal en sus salidas
y fiestas, encontrando en Balmoral el escenario perfecto para
socializar y conocer a apuestos chicos de su edad.
En otra de las misivas, también dirigida a su prima -que
por aquel entonces se encontraba en Alemania trabajando como enfermera
para el Ejército-, Isabel comenta con picardía y desenfado en noviembre
de 1945: «Te lo debes de estar pasando genial rodeada de generales». La
hija de Jorge IV también adopta su papel de incisiva comentarista en la
boda entre Johnny, cuarto conde de Kimberley, y Diana Legh, afirmando
que se trata de «un gran asunto». «Debió de haber al menos 500 personas.
Llegó a estar tan lleno que no se podía pasar sin escuchar a alguna
vieja hablando de lo que le dijo a un hombre que acababa de conocer».
En aquellos días, la joven Isabel se había enamorado de
Felipe Mountbatten, con quien se casaría dos años más tarde, aunque ello
no le impedía, al parecer, echar el ojo a otros pretendientes.
Amigos que se van
Adoptando un tono más serio, Isabel reflexiona sobre la
dificultad de adaptarse a la vida en el extranjero y, comentando la
estancia de su prima en Alemania, reconoce que deberían estar
avergonzados de sí mismos quejándose de todo en Reino Unido, a la vez
que aprovecha para pedirle un regalo de allí. «De un lugar como Alemania
se agradece cualquier cosa». Además, la joven princesa se lamenta de
que sus amigos estén siendo destinados en el extranjero: «Es una lástima
que tantas personas que una apenas llegó a conocer tienen que partir
hacia Palestina o Alemania, por lo que una tiene que empezar de nuevo».
Las cartas y fotografías que integran la colección 'Dos
siglos de bebés reales' se venden a un precio de entre 1.750 y 5.750
libras.
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