sábado, 8 de diciembre de 2012

EL LIBRO SE PRESTA A COMPARTIR Y ASÍ LOS NIÑOS APRENDEN MEJOR,./ EL RETIRO DE RUFUS WAINWRIGHT,.

TÍTULO: EL LIBRO SE PRESTA A COMPARTIR Y ASÍ LOS NIÑOS APRENDEN MEJOR:

Pilar Garí lleva 25 años acercándose a la mentalidad de los más pequeños para escribir historias que les entretengan y, a la vez, enseñen.
Pilar Garí lleva 25 años acercándose a la mentalidad de los más pequeños para escribir historias que les entretengan y, a la vez, enseñen. Ahora firma una colección que se atreve con una tarea que, según valora, «hay que tomarse muy en serio»: el aprendizaje del inglés desde la infancia con las historias de Nina. Reconoce que las nuevas tecnologías ofrecen herramientas muy buenas, pero recuerda que los niños las complementan muy bien con los libros.
-La literatura infantil enfocada al aprendizaje, ¿qué parte de diversión debe tener para ser eficaz?
-El aprendizaje requiere herramientas muy diversas. Para llegar al objetivo, no basta con recorrer un único camino. Los niños aprenden estudiando en clase, claro, pero no sólo. Los pequeños asimilan mucho en su tiempo libre: cuando conversan en casa con los adultos y los bombardean a preguntas, cuando juegan con los amigos, cuando ven una película o cuando juegan con la consola. El libro educativo es un medio más para satisfacer la curiosidad de los niños, que es muy grande. Basta con que sea entretenido y conecte con sus intereses e inquietudes para lograr su objetivo.
-¿Es mejor un cuento para aprender inglés o una clase al uso? ¿Es suficiente a ciertas edades o se trata más bien de un complemento?
-La enseñanza del inglés no puede quedar limitada al ámbito escolar. El inglés está en todos lados: en la tele, en el cine, en internet, en los campamentos de verano... y en los libros. Los cuentos, como los de Nina, pueden entrar en el aula y ayudar al profesor en su tarea y también pueden entrar en el dormitorio del niño, en ese pequeño universo que él crea a su medida, y pasar a formar parte de su primera biblioteca, de la que sin duda se sentirá orgulloso.
-En un mundo de tabletas y móviles, que por cierto adoran los niños, ¿qué defensa haría del libro tradicional?
-Las nuevas tecnologías y el libro tradicional no son incompatibles; al contrario, son complementarios. Y los niños se desplazan con mucha naturalidad entre ambos mundos. Internet proporciona muchas herramientas para el aprendizaje y haríamos muy mal en desaprovecharlas. Pero el libro tiene un gran punto a su favor: se presta a compartir. Lo que los niños desean por encima de todo es pasar tiempo con sus padres, simplemente estar con ellos. Antes de apagar la luz por la noche o una tarde lluviosa de sábado pueden ser momentos ideales para leer con nuestro hijo un cuento como el de Nina. La ilusión de compartir favorece la atención del niño, que seguro que nos hará mil preguntas o que repetirá con nosotros las palabras en inglés. ¿Hay mejor manera de aprender?
-En su trayectoria no solo ha publicado libros enfocados a la enseñanza. ¿Con cuáles se queda?
-Mi trayectoria profesional está estrechamente vinculada a la traducción de textos para niños. Llevo veinticinco años colaborando en la traducción y redacción de revistas infantiles y juveniles que se mueven en el ámbito de la narrativa, la información y el entretenimiento. También he escrito libros de divulgación científica e histórica, de juegos y pasatiempos... ¡Es difícil escoger!
-¿Cómo valora la necesidad de aprender inglés tan pronto?
-El inglés es imprescindible en este mundo globalizado. Y lo será sin duda para desenvolverse en el futuro, casi en cualquier ámbito. Si pretendemos apostar por una formación de calidad y no queremos perder el tren de la innovación, estamos obligados a enseñar el inglés a los niños desde pequeños. Es un asunto que hay que tomarse muy en serio.
-¿Cómo se planteó el nacimiento de la serie de Nina? A la hora de escribirlo, ¿qué valores primaron en su planteamiento?
-Los cuentos de Nina surgieron de una conversación informal con mi buena amiga Carla Balzaretti, coordinadora editorial de Edición especial de SM, mientras tomábamos un café. Ya habíamos realizado otros proyectos juntas y ella pensó que sería buena idea crear una serie de cuentos en los que el inglés tuviera un gran protagonismo. Se trataba de plantear una situación cada vez más frecuente: una familia que vive a caballo entre dos países, lo que propicia los viajes y el encuentro con otras culturas. Nina acompaña a su abuela a York, a casa de sus primos, y allí se sumerge en la vida y las costumbres británicas de un modo natural. Por eso el texto está lleno de frases y expresiones en inglés, que se codean con otras en castellano, ¡es algo real como la vida misma! A mí me gustaría que, a través de estos libros, los niños llegasen a comprender que aunque las costumbres nos diferencian de la gente que vive en otros lugares (que comen otras cosas o viajan en autobuses diferentes), los comportamientos y los sentimientos como la empatía, los celos, el miedo o la amistad nos acercan y nos hacen comprender que somos, ante todo, seres humanos.

TÍTULO: EL RETIRO DE RUFUS WAINWRIGHT,.

 Una visita de Rufus Wainwright a nuestro país siempre es motivo de alegría. El extrovertido cantante canadiense ha dado sobradas muestras ...

Una visita de Rufus Wainwright a nuestro país siempre es motivo de alegría. El extrovertido cantante canadiense ha dado sobradas muestras de su capacidad para el espectáculo en ocasiones anteriores, y esta vez (ayer en San Sebastián y hoy en Madrid) vuelve preparado para que sus conciertos sean «una fiesta». «Mi madre murió hace un par de años e hice un álbum muy oscuro y triste ('Songs for Lulu') que presenté solo al piano, de una manera sobria y formal. Pero ahora el Rufus feliz está de vuelta y estas actuaciones son muy animadas, con un final bastante loco del que no quiero decir mucho. Solo que se verá pierna, mucha pierna», afirma con picardía. Hemos de creer su capacidad para la locura: en sus primeros conciertos en España, hace ocho años, acabó vestido con un bañador de lentejuelas, con una banda y una corona de miss y alitas a la espalda, travestido de un personaje al que llama «la belleza alada».
Tras el disco en homenaje a su madre y llevar al escenario 'Prima donna', una ópera de su autoría, Wainwright trae bajo el brazo 'Out of the game', un álbum de pop grabado con Mark Ronson, productor de -entre otros- Amy Winehouse. «Era mi último trabajo para la multinacional con la que siempre he grabado, así que por un lado pensé en darles lo que siempre han querido: un disco de pop que pueda ser un éxito comercial», explica. «Por otro lado, tengo 39 años (no 40 aún, 39) y pensé en hacer esto por última vez. Voy a escribir otra ópera, me interesa la música para cine y quiero pasar más tiempo con mi marido y mi hija, así que me dije que hacer una última gira de rock & roll sería divertido».
Para el músico, lo mejor de una gira de este tipo es el entretenimiento de una banda de ocho personas. «Te conviertes en una especie de troupe de gitanos o como 'La parada de los monstruos'. Además, me gusta poder pagar a la gente y darles trabajo, es parte del arte». Puede que este aviso de que es la «última vez» que vemos al Rufus pop no sea más que un acicate para vender entradas, pero no es descartable, dada la impresionante variedad de registros que ha demostrado el cantante.
Más proyectos
Para sus próximos proyectos, anuncia un disco de canciones en francés y otro con su hermana Martha, además de una nueva ópera, cuya acción se sitúa en el Imperio Romano. De la turbulenta puesta en marcha de la anterior, que incluyó críticas negativas y desencuentros con teatros y directores de orquesta, Wainwright dice haber aprendido mucho: «Una ópera es como el rock & roll de la música clásica, pero está todo tan medido que a la vez es todo lo contrario de una gira rockera. Preparar una ópera es la guerra. Tratar de estar a la altura de la historia de la música clásica europea supone meterte en un peligroso círculo vicioso, pero también hubo gente que apreció lo que hice».
Wainwright forma parte de una auténtica dinastía del folk. Sus padres, Loudon Wainwright y Kate McGarrigle, se han dedicado a la canción, igual que su hermana, la talentosa Martha Wainwright. El año pasado Rufus tuvo una hija con Lorca, hija de Leonard Cohen, que participó como vientre de alquiler. La duda es si habrá una nueva generación de artistas con Viva. «No lo descarto. Lo importante para mí es que no la veo mucho últimamente, pero estoy deseando que mi vida dé un cambio y poder pasar más tiempo con ella», añade.
Además de la paternidad, este verano Rufus Wainwright estrenó estado civil tras su boda con Jörn Weisbrodt, un gestor cultural alemán. «Ya llevamos juntos siete años, pero la verdad es que sí hay una diferencia cuando te casas. Ahora me siento más respaldado. Sobre todo en un caso como el mío, que viajo mucho y a veces me siento un poco perdido: sé que tengo una casa a la que volver. Por no decir que me he casado con un alemán, que son muy buenos amos de casa: les gusta cocinar, la jardinería... Son muy domésticos, y necesito eso, porque yo soy más... ¡español!», explica.

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